Benzema se aparta del camino a Piatti de forma aparatosa.
Pellízquese y compruebe que los cuatro años del Almería que ayer tocaron a su fin en el Santiago Bernabéu no han sido un sueño, sino una maravillosa realidad para toda la provincia. Lo de menos es la goleada encajada ante el Real Madrid del caníbal Cristiano Ronaldo, que sació su voraz apetito goleador rebasando el récord establecido en su día por mitos como Zarra o Hugo Sánchez para que no quedase duda estadística.
Y es que según las actas oficiales el portugués sumaba antes del partido 38 tantos, pero el diario Marca, que otorga el premio pichichi ateniéndose a unas bases propias, le concede también el marcado en Anoeta tras golpear en su compatriota Pepe en el lanzamiento de una falta.
No tardó el luso en hacer historia. A los cuatro minutos de juego una falta lateral botada al segundo palo por Xabi Alonso fue cabeceada por Sergio Ramos (puede que cometiendo falta sobre Carlos García) prolongando el balón hasta la posición de Cristiano en el palo contrario, y solo tuvo que empujarlo.
El Almería había empezado de forma eléctrica y Crusat dio un susto a Dudek en el primer minuto, pero su disparo desde la frontal se marchó rozando el palo. El gol local no descompuso en exceso al conjunto de Olabe, que nuevamente apostó por una defensa de cinco para guarecerse bien de los pases internos aunque no lograse el objetivo, tal y como quedó patente en el tanto que supuso el 2-0.
Özil se inventó una asistencia con el exterior casi imposible en busca del desmarque de Adebayor. El togolés se plantó solo delante de Esteban burlando el entramado de centrales y batió por bajo al meta asturiano.
El Almería llevaba peligro por mediación de Luna y Crusat en la izquierda y por esa banda llegó el tanto que recortaba distancias. Corona abrió el juego a esa zona del campo, Crusat mandó un centro raso que eludió a la defensa merengue y Kalu Uche, con la caña preparada en el segundo palo, remachó a gol refrendando que se le da bien el Bernabéu, donde ha marcado tres tantos.
Un disparo al larguero de Benzema fue el último conato ofensivo antes del descanso. Tras la reanudación, el Almería entregó las armas, si bien rozó el empate en la primera jugada del segundo acto con un centro de Juanma cabeceado por Luna en el segundo palo y rematado también con la testa por Corona para toparse con el palo.
El susto activó la pegada blanca, que en apenas cinco minutos elevó el tanteo a goleada. La muestra de que no por mucho acumular centrales se defiende mejor se repitió en el 3-1, cuando Benzema penetró en el área a trompicones rodeado de rivales y supo revolverse para batir a Esteban.
Con el Almería pensando ya en el viaje de regreso en autobús y los destinos vacacionales mientras el Real Madrid buscaba los 100 goles en Liga y Cristiano el 40 en su cuenta, llegó el 4-1. El portugués se marchó en velocidad, dribló a Esteban y Carlos García sacó bajo palos con la mala fortuna de que el rechace recayó sobre el togolés Adebayor, quien fusilaba sin contemplaciones.
Benzema se aparta del camino a Piatti de forma aparatosa.
Menos egoísta de lo habitual, Cristiano propició también el quinto en la mejor jugada del día. Arranca con una espuela de Özil para Adebayor, que abre a la banda para Cristiano y éste sirve al primer toque sobre la llegada de Benzema en la frontal, que bate por debajo de las piernas a Esteban.
A esas alturas al Almería no le quedaban ganas para fiestas, pero el espíritu feroz del Real Madrid y Cristiano demandaba más. Así, en un córner botado por Granero y peinado hacia atrás por Bernardello en su intento de despeje, Adebayor elevó el 6-1, redondeó su 'hat trick' y certificó la centena de goles blancos esta temporada.
Poco después era Cristiano quien cuadraba su cuenta particular alcanzando la cuarentena con un disparo cruzado desde fuera del área. En pleno vendaval merengue Adebayor estrelló otro balón en el larguero e incluso hubo tiempo para que el canterano Joselu se estrenase a pase de Cristiano. La tarde derivó en pesadilla, pero nadie podrá decir que la estancia del Almería en Primera fue un sueño.
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