El filial sentenció su permanencia en la primera parte, con los goles de Jesús Rubio y Jonathan.
Los jugadores del filial celebran su victoria en tierras murcianas
Ha tenido que sufrir, pero ha merecido la pena. Tras treinta y ocho jornadas, casi diez meses después, el filial celebró ayer en Jumilla por todo lo alto su permanencia en el grupo IV de la Segunda División B. No ha sido nada fácil, pero nadie dijo que en la categoría de bronce del fútbol español fueran a regalar caramelos. Por ello, Alfonsín supo dotar a su grupo de nervios de acero para sufrir y conseguir los puntos necesarios para acabar incluso lejos de la promoción.
Las dos últimas derrotas ante Lorca y Caravaca provocaron algo de nervios en las huestes rojiblancas, que ni tan siquiera hicieron acto de aparición en el campo de La Hoya. Y es que los de Alfonsín eran plenamente conscientes de lo que se jugaban ante un equipo ya descendido y salieron mandones desde el principio. Más de uno viendo la gran recta final que han hecho los almerienses se han preguntado cómo este equipo no ha luchado por cotas más altas esta temporada. Fútbol es fútbol, que diría otro. Cuando un conjunto se mete abajo, la tensión y la ansiedad ya se encargan de echarle una mano al cuello y evitar que el juego salga a relucir.
El partido no tuvo historia. No quiso el Almería que la tuviera. De hecho, todavía no se habían sentado los escasos 500 aficionados que acudieron al campo de La Hoya, donde se pudo ver a algunos aficionados rojiblancos que quisieron estar con el filial para apoyar, cuando Jesús Rubio iba a dar el primer puñetazo sobre la mesa. El canterano, rodeado de los centrales en el punto de penalti, recibió un balón desde la banda, lo controló con clase y batió a Pepelu con un colocado disparo.
Las cosas no podían empezar mejor. El alma mater del filial alejaba todos los fantasmas de un plumazo. El Jumilla, con ganas de que acabara su tediosa temporada, le cedió el balón al Almería B, que jugaba a sus anchas y no sufría.Pasada la media hora de juego, iba a llegar el tanto que daba total tranquilidad y que dejaba claro que la salvación era ya una realidad: Jonathan se anticipa a Bleda, se lleva un esférico que tenía perdido y bate a un Pepelu que recogía por segunda vez el balón de sus mallas. Antes del descanso, el encuentro ya estaba visto para sentencia.
Cuando el valenciano Abad Esteban señaló el final del encuentro, los rojiblancos celebraron una permanencia merecida y saboreada a lo largo de toda la tarde por el banquillo almeriense, puesto que además del gran partido que jugaron, los resultados de sus rivales directos también favorecía a los intereses del filial. Pese a ello, los de Alfonsín hicieron su trabajo y evitaron depender de terceros resultados.
Una vez lograda la salvación, es el momento de planificar el futuro para el primer equipo y el filial. De los futbolistas que hoy han dado el callo en Jumilla, más de uno puede tener un sitio el año que viene en Segunda. Por ello, y como reconocimientos a los jugadores que han entrenado en ocasiones con el primer equipo como Javi Moyano, Lillo, Trujillo, Cristóbal, José Ramón o Jonathan, Roberto Olabe podría premiarlos e incluirlos en la lista que se lleve el próximo fin de semana al Santiago Bernabéu.
Jumilla: Pepelu (Kuali, minuto 51), Ramón Bleda (Dieguito, minuto 64), Juancris, Osuna (Víctor, minuto 58), Bamba, Sergi, Menchón, Francolí, Juanjo, Gonzalo y Karim.
Almería B: Diego García, Lillo, Trujillo, Alberto, Hugo Alvarez, Richi, Casabella (Cristóbal, minuto 67), Jonathan (José Ramón, minuto 72), Javi Moyano, César y Jesús Rubio (2) (García Márquez, minuto 63).
Árbitro: Abad Esteban, del colegio valenciano. Cartulinas amarillas para Menchón y Francolí, del Jumilla y, para Trujillo, Jonathan y García Márquez del Almería B.
Goles: 0-1 (Mn. 1): Jesús Rubio; 0-2 (Mn.38): Jonathan.
Incidencias: Partido disputado en el estadio La Hoya de Jumilla, ante unos 300 espectadores. Se guardó un respetuoso minuto de silencio en recuerdo de las víctimas del terremoto de Lorca.
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