viernes, 20 de marzo de 2015

La FEF coge su matrícula


Segunda sanción que repercute en el club, en este caso por una denuncia interpuesta por el exrepresentante de Thievy 
El jugador estará un mes sancionado, aunque se pide la cautelar
PABLO LAYNEZ | ACTUALIZADO 20.03.2015

Al Almería se le acumulan las sanciones. En un caso por lagunas administrativas, en otros por desconocimiento y también en ocasiones por actuar al límite o fuera de la legalidad vigente. Pero es raro que a un club profesional, que se está jugando la supervivencia en la Liga BBVA, esté más pendiente de los tribunales que de los campos de fútbol. Si hace unas semanas conoció la decisión de la FIFA de quitarle tres puntos por el tema Jakobsen, el miércoles llegó otro fax al club que sentó como una patada en el estómago.

Sin comérselo ni bebérselo, el Almería puede perder otro mes a Thievy, un deseo personal del presidente en verano que está dejando más luces que sombras. Si no estuvo en enero por la Copa de África, los rojiblancos pueden perderlo ante Bilbao, Levante, Barcelona y Granada si no prosperan los diferentes recursos que ha presentado la entidad almeriense. El primero de ellos, y el más urgente para que el congoleño pueda jugar en San Mamés, es al Comité de Apelación para que otorgue la suspensión cautelar de la medida tomada por el Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol.

La cuestión es que Thievy tiene una demanda de su exrepresentante, Dinora Santana, de la agencia Flash Forward, por haber roto de manera unilateral su contrato. La empresa solicitó una indemnización de 100.000 euros al jugador, que no fueron satisfechos y denunció la irregularidad. Según informó ayer a través de su página web, el Almería quiso dejar claro que no tenía constancia de este hecho: "Durante toda la tramitación del procedimiento [la UDA] ha sido ajena al mismo, no ha sido parte en el mismo, no se le ha notificado ninguna resolución, ni se le ha posibilitado comparecer o efectuar alegaciones", hasta que el miércoles llegó el fax a la secretaría y el club se puso manos a la obra para solicitar la suspensión cautelar.

En principio, el jugador ha sido sancionado con cuatro partidos y una multa económica de 600 euros. Desde el club se considera injusta la sanción en el tema deportivo, similar sensación al caso Jakobsen, y por ello ha recurrido para que "nuestro equipo pueda disputar el campeonato en igualdad de condiciones que el resto de participantes en la competición, que de no admitirse, supondría un grave perjudico a un equipo modesto, que tiene una plantilla de jugadores limitada, afectando esta medida a uno de los dos delanteros del equipo", en palabras recogidas en la web del conjunto almeriense.

Ahora será el Comité de Apelación el que dé o no la cautelar al Almería. Se ejecute o no la sanción, lo cierto es que la Federación Española de Fútbol, de la cual es portavoz el presidente pese a todo, le ha tomado la matrícula al club rojiblanco. No lo dudó a la hora de aplicar la sanción de quitar tres puntos propuesta por la FIFA y ahora castiga deportivamente de nuevo al club. De no recibir la cautelar, el congoleño se perdería una parte importante del campeonato por culpa de temas administrativos. Otro lío más, los problemas siguen surgiendo y así es difícil luchar por la salvación.
La FEF coge su matrícula

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