19/12/16. Manolo Serrano

La UD Almería estuvo más cerca que nunca de lograr su primera victoria a domicilio de la temporada, ante al CD Mirandés, aunque acabó sucumbiendo finalmente ante un rival inferior, por culpa de sus despistes defensivos, concentrados en 10 fatídicos minutos, los mismos que suele tener cada vez que juega lejos del Mediterráneo.
El planteamiento inicial de Fernando Soriano sorprendió a su homólogo en el banquillo local, Claudio Barragán, que vio como su equipo se quedaba bloqueado durante los dos primeros tercios de partido, en los que además de algunas ocasiones, el Almería acumulaba un 65% de posesión, algo bastante significativo.
El técnico del Almería innovaba introduciendo a Juanjo como referencia de ataque para poner a Quique en banda, donde parece que el vallisoletano se siente más cómodo e incluso ve puerta con más facilidad. Las diagonales hacia el centro trazadas por éste o los desmarques buscando las espaldas de los defensas obtuvieron su fruto, de hecho así llegó el gol del Almería. Para ello Juanjo se sacrificaba en la realización del trabajo más sucio, el de pelea con la toda la zaga del Mirandés, y se disfrazaba de la mejor versión de Pozo para asistir con el exterior de su pie a Quique, al que dejó plantado frente al portero rival en la jugada del cero a uno.
El tridente en el centro del campo formado por Azzez, José Angel, Diamanka, sobre todo gracias a la buena actuación del primero de ellos, declinó la balanza del choque en favor de el Almería, que era dueño y señor de la parcela ancha, salvando el primer cuarto de hora de partido en el que hubo mucha intensidad y continuas interrupciones.
Hecho lo más difícil, ponerse por delante, al Almería dio un paso atrás, aunque sin pasar tampoco ningún apuro en su área. La propia inercia de tener el marcador a favor en campo ajeno provocó su retroceso en un partido que estaba completamente controlado, excepto por los balones parados que pudiera disponer el Mirandés, donde la estrategia podía pasar factura a los de Soriano, como así fue. Un par de despistes en las marcas y la falta de concentración en los rechaces hicieron el resto. Dos goles encajados en diez minutos y otro golpe muy duro para la maltrecha moral del equipo hicieron el resto.
El Almería vuelve a entrar en descenso, la plantilla se va de vacaciones pensando en lo que pudo ser y no fue, y la afición sigue llevándose un palo tras otro. Nada cambia, la vida sigue igual, aunque esperemos que el 2017 nos traiga todo lo que a nuestro Almería le faltó en el 2016.
Análisis. El Almería regaló tres puntos en Anduva | Diario UDA
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