domingo, 18 de mayo de 2014

90 minutos para el milagro

La UD Almería necesita un empate ante el Athletic para salvar la categoría y romper las estadísticas
JUANJO AGUILERA / IDEAL ALMERÍA

Cuando la UD Almería logró el ascenso a Primera División el pasado 22 de junio de 2013, comenzaron los pronósticos de los 'teóricos' del fútbol que colocaron al equipo almeriense no como el máximo candidato al descenso, sino que incluso hubo quien aseguró que una de las tres plazas estaba adjudicada ya para las huestes de Francisco. Y hubo quien le puso la cruz cuando transcurridas diez jornadas solo sumaba tres puntos, no había sido capaz de ganar a nadie y las sensaciones del comienzo de temporada habían desaparecido como un efecto gaseosa.

La UD Almería, bien es cierto, hizo méritos para ocupar la 'pole' en ese camino de retorno a la División de Plata del fútbol español, cosa que todavía puede suceder. Eran motivos más que suficientes el presupuesto, la composición de la plantilla con jugadores inexpertos para jugar en Primera y la escasa capacidad, en las primeras jornadas, para ganar partidos. Pero el fútbol de lo que menos entiende es de dinero para los modestos y a veces está sometido a la sorpresa, aunque solo sea para que, sin querer, haya millonarios en las quinielas. Por eso, la Liga no se ha sentenciado por arriba hasta este sábado y el descenso hasta este domingo.

Ocasión
A la UD Almería se le presenta una ocasión para que aquellos teóricos no hablen sin pisar el césped antes, pero sobre todo sin que acabe el partido. El Almería sigue siendo candidato al descenso, pero con escasas posibilidades y, se consuma o no, lo que pase habrá sido cumpliendo su máxima, lo hará sufriendo hasta el último minuto de la última jornada, que ese y no otro era el objetivo perseguido cuando comenzó a andar la temporada.

Los rojiblancos persiguen una conquista, aunque le valen dos. El Almería quiere ganar por si eso no pueda llevarse a cabo que valga el otro peldaño, el del empate, que certificará matemáticamente y sin tener que mirar a otros marcadores un año más en la máxima categoría del fútbol español. Lo que sucede es que el rival que visita esta tarde el Estadio de los Juegos Mediterráneos no es un rival cualquiera. El Athletic Club es un visitante incómodo que certificó en Vallecas su presencia, la temporada próxima, en la Champions League, por lo menos en la previa, y no es algo casual.

Este equipo que hace solo dos temporadas jugó la final de la Europa League y la de la Copa del Rey atesora el fútbol de quienes se conocen desde hace muchos años. Muchos de los integrantes del equipo bilbaíno han pasado ya por las manos de tres técnicos que cada uno le ha imprimido un estilo que ahora ha acabado perfeccionándose de la mano de Ernesto Valverde.

No necesita ganar para demostrar su potencial, pero es la victoria lo único que le permite ser el Athletic. Un equipo intenso, de cuya capacidad ha dado muestra ante todos los rivales del campeonato, pese a que lejos de San Mamés no se ha desenvuelto con la solidez que se le pedía, al menos en gran parte del campeonato liguero, pero que ha llegado al final del mismo con el engranaje perfecto.

Ganar
Vencer, para la UD Almería, requerirá de mucho compromiso. Los rojiblancos están capacitados para aportarlo porque no es algo nuevo. De fútbol y otras historias se habló cuando las cosas no funcionaban, de compromiso se habla ahora porque los tres triunfos que han dado vida a este equipo, conseguidos de forma consecutiva -tal y como sucedió en la primera vuelta y que dieron aire al equipo para soñar con la permanencia-, se han logrado por eso y por una unión en el vestuario, ese saber hacia donde había que ir, que sin él no se explicarían las alegrías.

La última de esas victorias, sumada la pasada semana en Granada, ha dado a los rojiblancos una bocanada de aire fresco y el 98,77% de posibilidades de quedarse en Primera, aunque con el fresco recuerdo en la memoria de que el Villarreal, en su último descenso, tenía un 96% de posibilidades de quedarse y la ¿alineación de los planetas? o el fútbol quisieron que bajara.

El fútbol no debe entender de estatus, de eso que se llama clasificación, porque si bien es cierto que el Athletic está en Champions el que necesita los puntos es el Almería y ese hambre de puntos que solo lo sacia la victoria o el empate debe quedar demostrado desde el minuto 1 de partido.

Por eso, sobre el campo deben estar quienes no tengan miedo a luchar por un triunfo, los más comprometidos por hacer posible una permanencia que, en cualquier caso, será más premio que el que muchos vaticinaron antes de que el balón comenzara a rodar. En ese sentido, todo apunta a que serán pocos los cambios y parece que solo se cuestiona la presencia de Fernando Soriano como titular o en la segunda parte. Uno de los capitanes del equipo es un jugador clave cuando hay que pedir compromiso.

De este modo, se espera un conjunto con Esteban bajo palos, dispuesto a irse pero dejando al Almería a la categoría a la que la subió, con Rafita, Ángel Trujillo, Marco Torsiglieri y Dubarbier, en la línea de defensa. Por delante, no hay dudas sobre la presencia y aportación de jugadores como Corona y Verza. Por detrás, incrustándose en la defensa, Fran Vélez. El tarraconense ha dado un equilibrio que el equipo no tenía durante su ausencia.

Los costados son cosa de Aleix Vidal y puede que Suso, aunque también se apunta a Óscar Díaz en esa posición por banda izquierda, un lugar por el que ha dado un gran rendimiento en las últimas citas, con un excelente trabajo defensivo. Soriano podría ser un 'falso' nueve. Sin olvidar que Rodri también está en la quiniela, pese a que el partido de la pasada semana en Granada no estuviera de principio.

Rival complicado
Enfrente un rival complicado, un equipo que no es casual lo que ha conseguido. La conquista de la cuarta plaza y, por tanto, su presencia en Champions, es el fruto de un trabajo que data de la época de Joaquín Caparrós, aún con estilo distinto al de Bielsa o al de Valverde. De entonces nace una intensidad de la que los txuri-gorri dieron buena cuenta en la ida y también ante la mayoría de los equipos que han visitado el nuevo San Mamés. Un fútbol intenso que en casa hace de cada llegada una ocasión de gol.

Un equipo que ha cambiado su trayectoria como visitante, hecho que le ha permitido llegar al final con 69 puntos, con los deberes hechos de antemano y metiendo miedo, a la vez que despertando admiración, basado en la brújula de Iturraspe, que ha hecho olvidar a Javi Martínez y que no viaja, en la veteranía de un gran Iraola -no hubiese sido descabellada su apuesta por estar en la lista del Mundial-, en el juego siempre de aportación de Susaeta o Ander Herrera y en la guerra que plantea un jugador que, por fortuna para la UD Almería, no estará, como es el caso de Aritz Aduriz operado de una pubalgia. Tampoco viajan los tres lesionados de larga duración como Ibai Gómez, Kike Sola y el capitán Gurpegi. A ellos se añade la ausencia de Iturraspe, la principal novedad en una relación de 18 jugadores del Athletic en la que Valverde ha dejado fuera también con respecto a la citación del último partido ante la Real a Enric Saborit.

Por Iturraspe y Saborit han entrado en la convocatoria Borja Ekiza y Guillermo Fernández, que regresa al grupo tras intentar ayudar sin suerte la jornada anterior al filial rojiblanco, el Bilbao Athletic, a alcanzar la fase de ascenso a la Liga Adelante.

Este Athletic promete un peligro que la UD Almería no debe dejar que aparezca o, cuando menos, debe saber manejarlo, atemperarlo para obrar un milagro que es cuestión de hora y media, porque no se puede hablar de otra cosas a los ojos de los 'teóricos' del balón.
90 minutos para el milagro - Unión Deportiva Almería S.A.D.

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