El Almería lo intentó hasta el final, con polémica arbitral incluida (Web UDA)
Una decepcionante primera parte mantiene al Almería en una espiral de la que no sabe salir. El árbitro se come un penalti de Laguardia.
PABLO LAYNEZ / DIARIO DE ALMERÍA
El día del fin del mundo recibía el Almería al Alcorcón con ganas de acabar con la mala racha que llevaba: dos derrotas ante Lugo y Elche que le habían costado la segunda posición. Los rojiblancos querían y merecían marcharse de vacaciones de Navidad con buen sabor de boca después de un primer tercio de Liga aceptable. Pero el sabor de los mantecados iba a depender del encuentro ante los madrileños, que con la victoria también adelantan al Almería.
Mientras el equipo se retiraba a vestuarios tras el calentamiento, la afición se enteraba de que en la última jugada el Elche lograba los tres puntos en Madrid. Presión relativa porque aunque el liderato se alejaba un poco más, el segundo puesto tiene el mismo premio que el primero. Para acabar el año en ascenso directo, que dependía de una victoria que desde el principio se tornó en imposible, Gracia sacó el mismo equipo que en el Martínez Valero, con el corte defensivo que suponen Verza y Mejía en la zona de creación del juego.
Y claro le ocurrió como siempre: sin salida del balón, el Almería se atasca en tres cuartos de campo. Una pérdida cuando el equipo trataba de superar la línea de presión madrileña acabó con el 0-1. Al equipo le cogió saliendo, el Alcorcón con un ataque creativo movió el balón como quiso y Nagore la puso en la escuadra. Lo que le faltaba a la falta de ideas y confianza, que el rival se adelantara y llevara el partido a donde quería. Aunque la afición trató de responder, el juego plano de su equipo y la facilidad con la que entraba el Alcorcón por la banda de Raúl García hacía presagiar lo peor.
Vidal, el único al que se le veían intenciones, prendió más la mecha del arbitraje. Fue agarrado por Camille cuando se marchaba solo aunque algo escorado, pero Medié Jiménez le mostró la amarilla por no entender que era jugada manifiesta de gol. La afición ya estaba caliente por lo sufrido en Elche y volvió a mostrar su indignación. A ver si la falta de juego se podía subsanar con ramalazos de cólera. Pero claro, se ponía el Alcorcón a tocar, el Almería a correr tras el balón y la presión ambiental se diluía muy pronto. La primera parte más soporífera de los últimos tiempos no acabó con silbada general porque se los llevó el árbitro.
Gracia trató de activar a su equipo al descanso y buscó algo más de llegada con la entrada de un voluntarioso Jonathan. Pero fue hombre por hombre, el africano por Carlos Calvo, el esquema seguía igual. La actitud por lo menos cambió y Soriano tuvo el empate en un remate de cabeza. Y a los 57 minutos, Medié Jiménez se come un claro penalti por mano de Laguardia. Es cierto que los resultados no llegan por falta de merecimientos, pero los árbitros también están poniendo de su parte.
A los 62 minutos se dio cuenta Gracia de que necesitaba algo más el balón y Corona entró al partido. Pero el Alcorcón estaba bien afianzado en el terreno de juego y tuvo en la cabeza de Babín el segundo. El propio central evitó el empate de Aleix tras una dejada de Ulloa, que entró a falta de un cuarto de hora. El pichichi de la temporada pasada desaprovechado y desmotivado, justo lo que necesita el equipo. Al final los turrones serán mucho más amargos de lo que nadie esperaba hace unas semanas por el incomprensible cambio del Almería y habrá que ver si el anís no termina por atragantarse.
Juguete roto por Navidad (0-1)
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