lunes, 7 de mayo de 2012
UD Almería: En pie de guerra
El cancerbero de la UD Almería desechó someterse a pruebas y prefirió centrarse en una rápida recuperación
JUANJO AGUILERA | IDEAL ALMERÍA
Dicen que el movimiento se demuestra andando y ¿el compromiso? ¿Cómo se demuestra el compromiso? Lo vivido esta semana en la UD Almería, mas allá de victorias o derrotas, de goles marcados o encajados, de buen o mal balance defensa-ataque, es una historia de compromiso.
Esteban Andrés Suárez (Avilés, 27 de junio de 1975) ha escrito una página de las que valoran los aficionados y puede que la gente de los despachos no tanto. Nadie debería echarle en cara nunca que sus colores no son los rojiblancos, pero si había algún motivo, lo de esta semana cierra debates si alguna vez los hubo. Podrá querer retirarse en su Real Oviedo en el Carlos Tartiere que le 'vio nacer', pero los rojiblancos son los colores que ahora mismo defiende. Lo viene haciendo desde que llegara en la temporada 2008/09 procedente del Celta y esa defensa la realiza hasta tal punto que se la juega cada 90 minutos por que no le marquen y cada día por estar al cien por cien, aunque haya impedimentos, causas de fuerza mayor, que obstaculicen su propósito.
Durante el partido disputado el pasado sábado, día 28 de abril, por la UD Almería frente al Dépor, el avilesino sufrió, en el transcurso de la primera parte, un esguince de tobillo que puso en duda su participación en la segunda mitad. Era el minuto 40 de partido y quedaba poco menos de una hora por delante de juego, pero cincuenta minutos son 'molto' largos. Los aguantó con estoicismo, con alguna que otra intervención de mérito. Para algunos, la duda era si podría llegar a jugar antes de ayer en el José Rico Pérez ante el Hércules sin pararse a pensar en más detalles, sin valorar que la dolencia la sufría la persona. Sólo interesaba su camiseta, si se la enfundaría en Alicante, sólo se pensaba en el lugar que ocupa en el campo, en lo que puede dar y da, aún no estando al cien por cien.
La semana fue para él un sin vivir, porque a Esteban, el hombre, le pudo el compromiso, ese querer llegar, más allá de entrar a valorar que hacerlo, tal y como estaba el tobillo derecho con un esguince de grado 2, podría conllevar males mayores. Otros sólo se preocupaban por el número en un club que es casi 'un monstruo de dos cabezas'. Una, la más importante, se mueve por el corazón. La otra por instintos. Y esos se preocupaban por el qué pasaría si no jugaba, por esa obligación, caso de no llegar, de tener que recurrir a Diego García como titular y a uno de los porteros del filial para el banquillo.
La semana fue larga y la incertidumbre también. El mismo lunes, día de descanso para la plantilla, se comenzó a trabajar para bajar una inflamación que era notoria, fácil de percibir.
Esteban desechó la posibilidad de 'avanzar' más, de 'hurgar en la herida'. Sólo quería curarse porque su objetivo era estar sin quejarse en el José Rico Pérez, ante el Hércules. Qué duda cabe que cuando acabó el partido del sábado tenía palabras de reconocimiento para quienes han trabajado, de puertas para adentro, en subsanar la dolencia, en evitar que fuese a mayores, en restañar heridas. También agradecimiento por quienes se han interesado por su lesión. Se acordaba de Jesús Verdejo y de Juanjo Moreno, porque tampoco tenía motivos para acordarse de nadie más. Por supuesto, destacaba la labor encomiable, la de la recuperación, realizada por Fran Simón y Pedro Serrano, los dos fisioterapeutas del club, con Roberto Wu como galeno.
No como el tobillo
A Esteban Andrés Suárez no le pasa lo que a su tobillo. El asturiano no es un jugador molesto. Nunca ha querido sentirse protagonista de las cosas buenas que le hayan podido sobrevenir. Siempre habla de equipo, la clave de todos los éxitos. Pero sería injusto olvidar que el año pasado fue el meta titular del equipo que consiguió jugar la semifinal de la Copa del Rey, en la que cayó eliminado frente al Barça o que fue el portero que cubrió la portería rojiblanca frente al Villarreal (3-0), en la 2008/09, 'comiéndole la tostada' a Diego Alves y 'convidado', después, a volver al banquillo por imperativo legal, con Hugo Sánchez como técnico, que había sustituido a Gonzalo Arconada. No alzó la voz.
El sábado tampoco lo hizo. Aguantó los noventa minutos. Ya llovía menos, porque a estos jugadores se les nota que cuando las cosas salen bien al equipo, los dolores se 'esconden', aunque un esguince como el suyo deja secuelas fáciles de apreciar, al menos para quienes le quieren.
No es de extrañar que en gran parte de la segunda mitad del partido frente al Dépor o del jugado el sábado frente al Hércules, el Almería gozara de la posesión, tuviera más balón. Lógico, por otra parte. Es que jugó con dos balones, el de cuero y el que permanentemente tuvo Esteban en su tobillo derecho.
UD Almería: En pie de guerra :: Unión Deportiva Almería S.A.D.
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