lunes, 20 de febrero de 2017

Francisco puede ser el verdugo

Francisco puede ser el verdugo.  El almeriense, con el que no se tuvo ni la mitad de la paciencia actual, puede provocar una pañolada monumental el domingo

Francisco puede ser el verdugo

El almeriense, con el que no se tuvo ni la mitad de la paciencia actual, puede provocar una pañolada monumental el domingo
Alfonso García, supersticioso consabido, realmente achaca la situación a la mala suerte
PABLO LAYNEZ  20 Febrero, 2017

Creyendo que le está haciendo un favor manteniéndolo en el cargo una semana más, Alfonso García no se da cuenta de que realmente puede ser un flaco favor tanto a Soriano, como al club y a su misma persona. Después de haber tenido una paciencia tan infinita como incomprensible, supuestamente da igual una semana más que una semana menos. Sin embargo, si el que viene es el UCAM de Francisco, que goza del cariño de la grada y con el que no se fue tan consecuente como con el maño, lo del domingo va a ser un juicio sumarísimo.

El equipo no va a cambiar de una semana a otra, lo que se hizo mal en Tenerife, Vallecas, Cádiz, Miranda de Ebro... (y así en todos los campos de Segunda), no se va a hacer bien por arte de birlibirloque. Por muchas ganas que le transmitiera Soriano al presidente en el propio vestuario del Heliodoro Rodríguez López, la impresión que transmite este equipo es que está dando sus últimos coletazos, que vive sólo por puro instinto, no por merecimientos.

Aunque las matemáticas inviten a pensar que ganando todo lo de casa el Almería se va a salvar, es difícil que ocurra. El doctor Jekyll y Mister Hyde es ficción, un equipo no es una calamidad a domicilio y arrolla en casa. Con números sensacionales en el Mediterráneo, los rojiblancos están hundidos en la tabla a tres puntos de la salvación. Por lo tanto, en cuanto se les atraganten los partidos ante su afición, con toda la tensión que ello va a generar, la permanencia puede ponerse ya imposible. Y pensar en una mejora a domicilio es una utopía. El Almería no compite, nunca está cerca de doblegar a los rivales. Sencillamente vive de la sensación de peligro que genera cuando los adversarios se adelantan en el marcador y dan un paso atrás para esperar y buscar contras. En los minutos iniciales, antes de encajar, el equipo deambula perdido en un sistema en el que no creen la mayoría de los jugadores.

Pese a todo, Alfonso García se la juega porque cree que todo se debe a la mala suerte, culpa más a las brujas que a la inexistencia táctica. El domingo, con una afición que quiere un cambio, llega Francisco a hacer más sangre. El UCAM no se come a nadie, excepto al Almería, al que se merendó en septiembre en la ida. Las palabras del presidente al acabar el partido en Tenerife sonaron a ultimatum, muy tarde ahora que los rojiblancos están últimos y hubo purga en el vestuario en Navidad.
Francisco puede ser el verdugo

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