Desprecio al gol
29/01/17. Javi Salvador
A falta de unas horas para que empiece el Almería-Oviedo, aún con la decepción de la derrota en Cádiz en la memoria, muchos somos los que nos dolemos con una cuestión: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Una foto de Thievy entre mis mensajes no leídos despertó mi curiosidad. El exdelantero de la UD Almería acaba de fichar por el Osmanlıspor FK turco. Entre sus escasos mejores momentos en el Mediterráneo destacó ese gol al FC Barcelona, tras pérdida de Messi, que hizo soñar al Almería con derrotar al conjunto culé. Luis Suárez entró en la segunda mitad y la ilusión se esfumó.
No deja de resultar curioso que ese tanto de Thievy sirva para mirar con nostalgia una época, la del equipo en Primera, que no destacó precisamente por dotar de alegrías a la grada rojiblanca. De hecho, el fútbol era pobre y las ocasiones de gol eran escasas pero, ¿cuánto hemos cambiado? Poco o nada, a pesar de jugar en un escalón inferior. Ese gol al Barça sirve para, usando un poco de demagogia barata, afirmar que al Almería le fue más fácil marcar un gol al Barcelona de Luis Enrique, campeón del triplete en aquella temporada 2014-2015, que a Oviedo, Tenerife, UCAM, Lugo, Huesca, Alcorcón, Sevilla Atlético, Valladolid, Numancia, Getafe o Reus esta campaña.
Los de Soriano no han sido capaces de anotar gol a 11 de los 21 equipos contra los que ha jugado esta temporada. Sumando el partido de la semana pasada en Cádiz, a quién sí marcó en la primera vuelta, los rojiblancos suman 12 de 22 partidos de Liga sin marcar. Todo ello, con una de las mejores líneas de mediapuntas del campeonato, tanto sobre el papel como sobre el césped: Fidel, Pozo y Puertas. Como en fútbol gana el que más goles marca, y no el que más kilómetros hace, más saltos gana, más tarjetas recibe, o más palabrotas dice sobre el campo, es normal que hayamos llegado a donde estamos. ¿Cómo lo hemos hecho? Olvidándonos del gol.
Ha ocurrido que los partidos se han convertido en una doble dosis de aburrimiento y desidia, provocando que los aficionados deban buscar en lo más profundo de su corazón las ganas de ir al estadio o de encender la televisión para ver jugar a su equipo. Consecuencia de ello, los que no tienen al equipo tan interiorizado, es normal que se alejen. Desde el club no se dan más razones para engancharse al equipo que las estrictamente futbolísticas, y estas llevan ya dos temporadas dando pena. La evolución, de seguir así, aún consiguiendo otra salvación in extremis en Segunda, va a ser la pérdida de esa masa social rojiblanca que tanto ha costado construir.
Unos amigos, con motivo del famoso #SalvemosAlaUDA que conquistó las redes sociales, me propusieron organizar una mesa redonda para hablar sobre la situación del club. Se respira un momento de reflexión. La historia está para aprender de ella, y todos los clubes que se han visto arrastrados al olvido y han vuelto a salir a flote, ya sea en la alta competición o en otras más humildes –véase el caso del Xerez o del Ciudad de Murcia-, lo han hecho tras una catástrofe. No despreciemos al gol, en él está nuestro futuro.
Desprecio al gol | Diario UDA
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