domingo, 11 de diciembre de 2016

El Almería de casa también se ve con el Mallorca

El Almería de casa también se ve con el Mallorca
Los rojiblancos lograron su cuarto triunfo consecutivo como locales, quinto en lo que va de liga, con el resultado de 2-1 · GO Deporte

primer gol al Mallorca
Momentos posteriores al gol que consiguió Antonio Puertas (Foto: JL Matarín)

Los partidos en el Estadio de los Juegos Mediterráneos le sientan bien a la UD Almería y lo volvieron a demostrar con la cuarta victoria consecutiva en este escenario y la quinta en lo que va de temporada. Los rojiblancos, que arrancaron dubitativos, fueron superiores al Mallorca y con un golazo de Puertas y otro de Fidel, de penalti, encarrilaron el triunfo. Solo en la recta final Lekic dio esperanzas a los suyos, pero los tres puntos se quedaron en el feudo almeriense.

El arranque despertó la incertidumbre de los aficionados, puesto que a los dos minutos llegó la primera ocasión clara del Mallorca. Raíllo remató en el borde del área pequeña una falta lateral y Casto tuvo que esforzarse para evitar que la pelota cruzase la línea de gol.

El equipo de Fernando Soriano, en el que Morcillo ocupaba la demarcación del sancionado Joaquín Fernández y Diamanka regresaba a la medular, no se sintió cómodo en los primeros minutos y quedó a la merced de los visitantes, quienes necesitaban pocos toques para situarse en las inmediaciones de la zona de castigo. De hecho, el primer cuarto de hora estuvo protagonizado por jugadores baleares en los dominios del portero de la UDA.

Fue entonces cuando los locales comenzaron a despertar, motivados también por una serie de decisiones del colegiado que caldearon el ambiente. La mejor forma que encontró el Almería de entrar en el partido fue con un auténtico golazo que firmó Antonio Puertas. El futbolista almeriense, que acababa de recibir una falta, se asoció con Fidel para iniciar una jugada con rapidez, este se las devolvió y el de Benahadux la cruzó con su pierna izquierda —en teoría la mala— y la metió por la escuadra, imposible para la estirada de Cabrero.

Antes del tanto, José Ángel Pozo vio una cartulina amarilla por protestar una clara mano de Héctor Yuste en el interior del área, que Pérez Pallas no señaló y que alimentó el enfado del jugador local y de los asistentes al Estadio de los Juegos Mediterráneos.

Tras el 1-0, Javier Olaizola salió de su banquillo y pidió a sus pupilos que siguieran empleándose como en los primeros compases del duelo. Debieron hacerle caso, ya que, después de una fase de control de la posesión por parte de los rojiblancos, en el minuto 30, Dalmau arrancó por el costado derecho, se la cedió a Lago Junior y su disparó se fue al larguero.

Sin embargo, la última llegada manifiesta del primer acto fue protagonizada por la UD Almería. En el minuto 41, Fidel arrancó en la banda izquierda y se la puso a Nano, cuando este le doblaba, pero la finalización del lateral malagueño se marchó rozando el palo izquierdo de la meta de Cabrero.

Aunque todavía quedaría tiempo para que una nueva polémica propiciada por un penalti que Quique González reclamó y de una agresión de Culio sobre el atacante local, poco después, que el árbitro principal no vio, pero el cuarto sí. Esto provocó que la retirada a los vestuarios se desarrollase entre las protestas de los espectadores y del banquillo almeriense.

Tras la reanudación, pese a que el Mallorca intentó dominar y salir como al comienzo de la confrontación, llegó el segundo gol del Almería. Nano se sumó a una acción de ataque y su centro fue interceptado por la mano de un defensor, así que a Pérez Pallas no le quedó más remedio que pitar penalti. El encargado de materializar la pena máxima, con una tranquilidad pasmosa, fue Fidel, que se encargaba de establecer el 2-0 con dedicatoria a Sebastián Dubarbier tras su marcha de la plantilla.

En ese momento, Javier Olaizola —que estaba viendo amargado su debut al frente del Real Mallorca— movió su banquillo e introdujo a Lekic en detrimento Pol Roigé y varios minutos después también hizo jugar a Óscar Díaz. La idea del técnico visitante era acumular más hombres en posiciones de vanguardia y ganar la disputa del balón a la UDA, pero ocurrió todo lo contrario, la ampliación del marcador había acomodado a los de Fernando Soriano.

Los rojiblancos seguían cómodos y tenían controlada la situación, por lo que Casto estaba siendo un espectador más. En esas, en el minuto 82, Quique González recogió, libre de marca, un rechace de Cabrero y rozó el tercer tanto de la confrontación con una finalización que acabaría estrellándose en la madera.

Hasta entonces la zaga de la UDA no había tenido demasiados apuros, pero la numerosa presencia de jugadores visitantes en el ataque acabó provocando que se apretase el electrónico, ya que una acción del Mallorca acabó en un saque de esquina que acabaría siendo rematado por Lekic. Era el 2-1.

Desde ahí, el Almería volvió a adueñarse de la posesión y supo jugar sus cartas como para que el resultado no se moviera más y que los tres puntos se quedasen en el Estadio de los Juegos Mediterráneos por cuarta ocasión consecutiva, quinta en lo que va de competición, y abandonando los puestos de descenso a Segunda División B.

UD Almería: Casto; Ximo Navarro, Trujillo, Morcillo, Nano; Diamanka, José Ángel, Antonio Puertas, Fidel (Iván Sánchez, min. 83), Pozo (Corona, min. 76) y Quique (Juanjo, min. 87).

Real CD Mallorca: Cabrero, Company, Yuste, Raillo, Oriol, Juan Domínguez (Óscar Díaz, min. 66), Culio, Pol Roigé (Lekic, min. 55), Lago Junior (Salomao, min. 74), Brandon y Dalmau.

Goles: 1-0, min. 20: Antonio Puertas. 2-0, min. 53: Fidel (p). 2-1, min. 84: Lekic.

Árbitro: Pérez Pallas, del colegio gallego. Amonestó a Trujillo, Pozo, Jorge Morcillo y Antonio Puertas por parte de la UD Almería, así como a Brandon, Lekic, Culio y Oriol del Real Mallorca. Además, amonestó a Fernando Soriano, entrenador del equipo local.

Incidencias: Partido correspondiente a la décimo octava jornada de la Liga 1|2|3. El encuentro se disputó en el Estadio de los Juegos Mediterráneos y contó con la presencia de 6.784 espectadores. Antes del inicio, se guardó un minuto de silencio.
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