La primera parte de la campaña es sólo una continuación de la agónica pasada
Soriano confiaba en hombres que no le responden
PABLO LAYNEZ 27 Diciembre, 2016
No hay manera de que el Almería le vea las orejas al lobo. Le habrá repetido infinidad de veces esa fábula, pero las ganas de sestear y dejarse llevar, le pueden más que la necesidad de ponerse las pilas y espabilar. Como el mal alumno, el que se conforma con pasar de curso pese a llevar varias asignaturas supensas, los rojiblancos prosiguen el tortuoso y peligrosísimo camino por el que deambularon la temporada pasada y no tienen intención de coger una senda más segura.
Por más excusas que se quieran buscar, el proyecto está caduco y necesita de una remodelación total, que no se hizo en verano. Creyéndose capaz de sacar de la desidia a varios de los que habían sido sus compañeros, Fernando Soriano dio una segunda oportunidad a parte de la plantilla que no le ha respondido. Sin garra, falto de actitud en muchos partidos, con errores garrafales en defensa y sin un patrón de juego claro, el equipo se ha ido metiendo por méritos propios en la zona de abajo y vuelve a ser uno de los candidatos principales a bajar, pese a que toda la afición se crea que el lobo no va a venir jamás.
La tímida mejoría experimentada en casa se tira por la borda con los números tercermundistas como visitante. Soriano no sabe cómo frenar la sangría, no ha dado en el clavo y por más que busca variantes inverosímiles, su equipo es una calamidad, sobre todo cuando le cuelgan dos o tres balones de manera consecutiva. Una sola victoria, y fue la temporada pasada, en todo el 2016 demuestra que el Almería suspende a todas luces, pese a que en el Mediterráneo esté arrancando puntos con mucho sufrimiento.
La llegada del mercado invernal es toda una incógnita para un estudiantes sin apuntes ni intención de coger los libros. O Alfonso García pone la chequera sobre la mesa o todo queda a expensas de la suerte. El equipo no está para apuestas para peligrosas, sino que necesita de jugadores contrastados para darle el toque de calidad, madurez y contundencia que le falta. El año pasado sólo llegó uno en condiciones, Saveljich, a ver si éste la secretaría técnica está más atinada.
De suspenso en suspenso
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