SD HUESCA | UD ALMERÍA· La realidad acaba con las excusas
El conjunto unionista vuelve a exhibir una versión paupérrima y cae derrotado con suma facilidad ante un Huesca crecido
Con una victoria en nueve jornadas, Soriano comienza a quedarse sin credibilidad
JESÚS NOGUERA | ACTUALIZADO 02.10.2016 - 05:02
Jorge Morcillo intenta despejar un saque de esquina botado por los locales, en una de las numerosas jugadas de peligro que tejieron los oscenses durante el choque.
Tras una temporada nefasta en todos los frentes, este periodo estival se vislumbraba básico para dar un cambio de timón a una entidad que había estado deambulando desde la segunda jornada hasta la cuarenta y dos, pero que con un biscotto a la andaluza en Córdoba y un gol de Cristian Herrera, jugador de la UD Almería hasta enero, salvó la categoría. Ahora, con una campaña nueva en liza, el guión parece haber cambiado bien poco. Nueve jornadas después da la sensación de que el trabajo que se hizo este verano, de momento, merece un suspenso. Y no es una percepción personal, en este cisma es la tabla clasificatoria la que hace de juez. Y ahí el conjunto que preside Alfonso García acaricia el farolillo rojo cuando un cuarto de campeonato ya casi se ha consumido.
Si es que no se tocó fondo contra el UCAM Murcia, ayer se cayó de forma denitiva. La imagen en El Alcoraz ayer por la tarde fue como poco deleznable. De ello se aprovechó una Sociedad Deportiva Huesca que de rozar la zona cero pasó a acariciar la promoción de ascenso. Todo después de vencer de forma cómoda a los rojiblancos por 2-0. Camacho y Vadillo tuvieron la efectividad necesaria para plasmar la superioridad local. Lo peor es que le pudieron caer a los unionistas algún que otro gol más. En esta coyuntura, a Fernando Soriano, que vio el encuentro desde la grada para cumplir su segundo partido de sanción, parece acabársele la confianza. No obstante, la última palabra la tiene el de siempre. Él dirá si es suficiente con lo visto hasta ahora o no. Una victoria en nueve fechas no es un buen balance que defender. Más aún cuando, con mejores números ya se sacó la guillotina a pasear. Sea como fuere, habrá que estar atentos a posibles desenlaces.
No encaró mal la UD Almería los primeros compases. Aunque no salió bien la propuesta ante el Tenerife, ni siquiera se intentó ante el Lugo, el equipo del de Alfamén intentó salir a llevar el mando del choque. Con una salida de balón un tanto guardiolesca, los centrales abiertos a los laterales y Joaquín incrustado entre ellos, los jugadores visitantes llevaban la iniciativa. Esta propuesta estuvo cerca de encontrar premio a nueve minutos del inicio a la salida de un córner. El onubense Fidel puso un exquisito balón que encontró acomodo en la testa de Quique González. El travesaño obstruyó un tanto que hubiese puesto por encima a los almerienses. Esta ocasión sirvió de impulso y seis minutos más tarde tendría lugar otra de igual magnitud. Antonio Puertas, de los pocos que expone algo diferente, filtró un balón a Ximo, para que éste se lo cediese a Diamanka, que remató a puerta vacía. Cuando los futbolistas con zamarra flúor festejaban el golpe a los oscenses, pudieron ver la bandera del linier indicando que no era válido. Un instante que marcaría el destino del choque. Corría el quince de la primera mitad y de ahí hasta que De la Fuente Ramos pitase el final, la UD Almería poco propuso más. De ahí lo justa de esta derrota.
Lejos de achantarse con las acometidas del rival, el Huesca se creció. Avisó Borja Lázaro de espuela y Camacho, un veterano de la guerra del Vietnam, puso la estocada. Un cabezazo del centrocampista a centro de Akapo, que entró como cuchillo en mantequilla por su banda, empezó a cavar la tumba de los de Soriano. En los dos primeros exámenes a la defensa sobre el verde de El Alcoraz, ésta demostró estar lejos del aprobado aún. Y no se trata de un problema del sistema defensivo, sino de fallos puntuales que ya han costado demasiados puntos a estas alturas.
A la vuelta de vestuarios, los de Juan Antonio Anquela, famoso aún por El Alcorconazo, no bajaron el pie del acelerador. Solo una falta de Fidel puso en apuros al guardameta blaugrana. En una contra, resulta muy sencillo hacérselas a este conjunto, Alexander se la cedió a Akapo, de nuevo como por su casa, para que el lateral pusiese el balón al talentoso Vadillo a puerta vacía. 2-0 y la fosa terminó por cavarse.
Quedaban cuarenta minutos para demostrar un mínimo de orgullo. Y eso fue lo que más chirrió. La UD Almería tuvo una bochornosa actuación porque no se dejó los arrestos en ponerle un poco de maquillaje al marcador. Todo lo contrario. Los futbolistas exhibieron una falta de fe y amor propio preocupante. Pareció estar carente de alma y solo estamos al inicio de esta maratón.
Ahora, con pocos aspectos positivos que echarse a la boca, toca reaccionar. No queda otra. Lo contrario sería estancarse en posiciones detestables. Un mes sin conseguir los tres puntos no es un cómputo que una institución como la rojiblanca se pueda permitir. Haya cambio de entrenador o no, el equipo debe buscar una identidad de la que ahora adolece. Y seguir ese camino con firmeza. No se puede andar en la mediocridad porque se puede entrar en situaciones como la actual. Los fantasmas del pasado asolan de nuevo la actualidad rojiblanca y aún se está a tiempo de reconducir una posición insostenible. Será difícil hacerlo peor.
La realidad acaba con las excusas
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