Almería y Bilbao Athletic ofrecen nivel de Primera División. Uche saca su vena Curro Romero y decide con una acción individual en el 91'
| ACTUALIZADO 25.04.2016
Kalu Uche recibe el abrazo de sus compañeros tras lograr el 3-2 definitivo.
Por partidos como el de ayer merece el abono de toda una temporada. Almería y Bilbao Athletic se disfrazaron de equipos de Primera División y ofrecieron una oda al fútbol para regocijo de las más de 9.500 almas que vibraron en directo con la entrega de ambos conjuntos. Ganó el Almería por una genialidad de Kalu Uche precedida de un robo de balón de Chuli, como bien pudo ganar el filial vasco, que hasta en dos ocasiones remontó un marcador adverso con juego de posesión, líneas adelantadas y mucha presencia ofensiva.
Uche volvió a ejercer de Curro Romero. Para eso lo firmó Alfonso García en el mercado invernal y el nigeriano, con mayor capacidad para aparecer y desaparecer que el Guadiana, justificaba por fin el capricho presidencial con un gol que vale su peso en oro por cuanto sirve para meter a tres rivales (Ponferradina, Huesca y Mallorca) en el furgón de cola, además de rehabilitarlo para la causa en esta recta final.
Uche llegó fuera de forma y tuvo graves problemas familiares que lo descentraron del objetivo fundamental para el que vino. Estaba (de hecho sigue estándolo) con poca gasolina, pero en 10 minutos es capaz de cualquier proeza. En ese tiempo ayer envió un cabezazo al palo cuando tal vez lo fácil hubiera sido marcar y convirtió cuando la cosa pintaba difícil, fintando con la diestra a un contrario dentro del área en esa suerte del despiste que domina tan bien para luego cruzársela al portero con la zurda. Se fue al fondo norte y provocó el delirio de una grada entregada que no daba crédito al partidazo que acababan de prensenciar su ojos.
Porque la victoria sabe aún mejor en la medida de la grandeza del rival que hubo enfrente. Que el Bilbao Athletic marche colista es una de las paradojas de una categoría tan vil como Segunda, que premia la racanería de equipos como el Alavés y castiga las propuestas atrevidas como la de esta camada de cachorros.
Sorprendió Ziganda de salida a Gorosito dándole una dosis de su propia medicina, con zaga de cinco en la que los carrileros eran prácticamente extremos al punto de que Etxeberria participó en los dos primeros goles, en el 1-1 centrando para un buen cabezazo de Guarrotxena que superaba en el salto de forma incomprensible al gigante Saveljich, y en el 2-2 asistiendo al otro costado sobre la llegada de Iriondo, quien dribló con una facilidad pasmosa a Michel para fusilar luego a Casto.
Para hacer frente a ese colista desinhibido y sin complejos, el Almería se apoyó en Pozo, un genio que crece conforme avanzan las jornadas y a quien sus piernas ya le aguantan 90 minutos para ejecutar lo que dicta su privilegiado cerebro, ese del que parten asistencias inverosímiles. Suyo fue el 1-0 en un latizago desde 30 metros.
El malagueño recibió en la línea de tres cuartos, levantó la mirada y vio a Remiro tapar portería avanzando a contrapié, armó la pierna sin necesidad de avanzar y sacó un obús que se colaba ajustado al palo para sorpresa del meta vizcaíno. El filial no se descompuso y antes del descanso restablecía las tablas.
La segunda parte fue si cabe mejor que la primera. Al poco de arrancar el Almería se adelantaba otra vez en un centro de Dubarbier, que tras rozar en un defensa, Quique desviaba a portería con la rodilla, casi sin querer. Pero el Bilbao Athletic volvía a responder a los siete minutos.
Con 2-2 en el luminoso fue decisiva la lectura del partido que hizo Gorosito, dando entrada a toda la artillería en busca del todo o la nada. Soriano amedrentó a los chavales; Chuli y Kalu Uche les dieron la puntilla. Se cumplía el 90 cuando el onubense robó un balón en la media y se la dio a Uche para que cortara orejas y rabo.
Un señor partido de fútbol
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