BARRA LIBRE · Suicidio colectivo
JAVI MONTOYA | ACTUALIZADO 15.02.2016
LAS misas de difuntos para los que vamos teniendo una edad, tirando a mediana, no son nada nuevo. Lo duro es ver cómo el muerto se quita la vida, caída dura y funeral amargo. La UD Almería, tan querida para muchos, muere más que resucita y en esta ocasión las sensaciones fueron de suicidio, desde el entrenador a los jugadores.
El Lugo llegó con alguna baja, en un momento gris y sin plantear un partido brillante pero pese a todo se llevó una victoria a domicilio muy valiosa. Que se notara la ausencia de José Ángel, chaval que entró este verano a última hora en plantilla por el caso Ramón, dice mucho de la situación del equipo.
Con el nigeriano fuera de la convocatoria junto a los también canteranos Iván y Puertas, jugaron los dos pivotes en teoría titulares por delante de una defensa en línea de 5, adelantada como es costumbre de Gorosito 24 horas antes y que pedía a gritos algún despiece, como el que tuvo que hacer al descanso pero variando una pieza. Lo de Vélez al lateral y Goñi fuera pasando a cuatro en la zaga fue un ataque de entrenador que parecía certificar lo inevitable e invitaba al velatorio.
Hay jugadores que ni están ni se les espera. Tenemos un portero desesperado que sale a dos broncas por partido con sus defensas. Un lateral derecho que tenía nivel de Primera pero que sale de una lesión y no está aún fino pero ha sentado al que ha sido su sustituto y demostrado ser un buen carrilero, que también podría serlo por la izquierda.
Tenemos dos medios que parecen haber dado todo lo que tenían y ya no tienen mucho más que ofrecer. Tenemos al niño del cola cao, que ni crece ni se enriquece en juego, al contrario. Y tenemos hombres de ataque, aislados y desesperados porque poca magia pueden hacer. Que el Alavés nos coja confesados…
Suicidio colectivo
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