La soledad de Pozo. Al malagueño se le ve apático y apocado en los entrenamientos desde la vuelta de Marín al filial
P. GREGORIO | ACTUALIZADO 11.02.2016
José Ángel Pozo.
Una vuelta completa ha transcurrido desde que Pozo pusiera sobre la mesa su carta de presentación con un golazo al Osasuna que daba los tres puntos al Almería y hacía vibrar el graderío del Mediterráneo. Era el 6 de septiembre de 2015 y muchos se frotaban los ojos con la perla que Alfonso García tenía entre manos.
Cuatro meses después de aquel prometedor chispazo y cuatro entrenadores mediante, Pozo se ha diluido en la intrascedencia, al punto de que Gorosito ni siquiera lo introdujo en la convocatoria para viajar a Pamplona pese a ser un rival que le traía los mejores recuerdos de su aún incipiente etapa como rojiblanco.
El panorama para él pinta desolador porque en su demarcación (habitualmente extremo izquierdo) tiene hasta cinco compañeros por delante, ya que por esa zona se han desenvuelto con preferencia Iván Sánchez, Antonio Puertas, Jonathan Zongo, Juan Ramírez e incluso el propio Kalu Uche.
Que no cuenta para Gorosito es una obviedad, si bien desde el club valoran que el argentino quiere protegerlo en esta situación embarazosa que atraviesa el plantel sabedor de que firmó cinco años de contrato y a punto de cumplir los 20 años tiene mucho futuro por delante.
La afición, no obstante, sigue preguntándose las razones de su escaso protagonismo. Lo cierto es que el malagueño no ha tenido la confianza suficiente de ningún técnico y desde la marcha de Antonio Marín al filial (su mejor amigo y consejero en el plantel) se le ve apático y apocado en los entrenamientos. Conecta con pocos en el vestuario, lo que acrecienta la imagen de soledad que transmite.
La soledad de Pozo
No hay comentarios:
Publicar un comentario