Confesiones de '10'

Gorosito mima y aconseja a los atacantes que juegan en la misma posición que él ocupó: la mediapunta
PABLO LAYNEZ | ACTUALIZADO 31.12.2015


Gorosito habla en el campo de La Vega con Quique, Pozo e Iván Sánchez, tres de los mediapuntas del equipo.

Veinte años estuvo Gorosito por las canchas principalmente argentinas, dándole patadas al balón. Argentina, Chile, Japón y Austria disfrutaron con un mediapunta de mucho regate y más pelo en su cabeza. El Pipo se hizo con el 10, un número sagrado en su país por ser el que lucía en aquellos años también Diego Armando Maradona, por su buen juego cerca del área rival.

Van catorce para quince años que colgara las botas y dejara de hacer goles, uno de los déficit del equipo al que acaba de coger. El nuevo míster rojiblanco sabe que es momento de trabajar en los psicológico, de centrarse en el aspecto mental para sacar lo mejor de los hombres importantes del conjunto, algo que hasta ahora no ha ocurrido.

En estas primeras sesiones, dobles la mayoría de los días, el argentino no ha parado de hablar con los futbolistas. Lo ha hecho con todos en público, en pequeños corros y de forma individual. Ha preparado entrenamientos cortos, muy intensos y sobre todo instructivos. Eso sí, con quien más minutos ha compartido ha sido con los atacantes, con los jugadores de gol, con los futbolistas que ahora se mueven en esa facción del terreno de juego que él pisó. Pozo, Iván Sánchez, Cristian, Puertas, Chuli, Quique... Con todos ha compartido consejos, secretos, muchos minutos de entrenamiento en los que se han dicho confidencias de goleador a goleador.

El principal problema del Almería es que no ha sido capaz de encontrar la regularidad. Con Sergi hizo muchos goles, pero encajó más; con Carrillo apenas veía puerta, pero también bajaron las veces que Casto y Julián Cuesta tuvieron que recoger los balones de sus mallas. Ahora Gorosito quiere liberar a los delanteros de tareas defensivas, quiere un bloque sólido que permita a sus hombres de más calidad no tener que fajarse tanto como hacían con Carrillo, puesto que el ataque rojiblanco lleva tiempo sin gasolina. El argentino sabe que hay un plantel de calidad y confía en ella para sacar al Almería del atolladero en el que está metido.
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