domingo, 1 de noviembre de 2015

La escalera está puesta

Las prisas por dejar de ser colista y dar señales de vida acucian ante la visita de otro equipo metido en problemas · Montoro, Iago Díaz y Puertas, novedades
PABLO LAYNEZ | ACTUALIZADO 01.11.2015


Carrillo clava una pica en el césped del anexo.

Subir una escalera es una de las acciones más cotidianas, pero que más pereza da. Sus beneficios para la salud son indudables, sobre todo en esta sociedad tan sedentaria en la que el ascensor se coge más como vicio, que por necesidad. Lo fácil que parece subir un par de escalones y lo que le está costando al Almería llegar al primer piso. No ya al ático, que es el deseo de la afición y el objetivo que tenía este equipo al principio de temporada por presupuesto, sino simplemente alcanzar la entreplanta.

Los rojiblancos ya no pueden permitirse el lujo de subir las escaleras a paso cansino y huevón, necesitan la velocidad de un buen ascensor que los eleve en la tabla clasificatoria. El problema es que el elevador no lo tienen ante sí, necesitan subir al primer piso para cogerlo y ahora mismo van con muletas. O se ponen las pilas o verán cómo los escalones cada día se empinan más.

Para sujetarlo del antebrazo y evitar que pierda la verticalidad ha llegado Joan Carrillo. El primer intento en Mallorca no salió demasiado bien, aunque al equipo se le vio algo mejor, el Valladolid es la segunda oportunidad de esta nueva etapa para poner las cosas en su sitio y reaccionar de una vez. Precisamente ante un conjunto que también está metido en líos y aunque ganó en el estreno de Portugal ante el Mirandés, su ansiedad y necesidad de puntos se le notarán si el Almería es capaz de comenzar el encuentro con un brío renovado.

Los jugadores se han encargado con su pésimo rendimiento hasta el momento de quitarle la ilusión a la afición y ahora se la tienen que devolver a base de victorias. En estos momentos de zozobra, el calor del público es muy necesario. Pero la gente también está decepcionada y esa retroalimentación sólo se conseguiría con una buena salida y síntomas de recuperación a base de una defensa sobria y un ataque que viera puerta. Y es que el Almería no ha sido capaz de encontrar regularidad en ninguna de las diez jornadas disputadas hasta el momento. Increíble, pero cierto. Tan cierto como que una victoria cambiaría todo lo malo, puesto que los rojiblancos tienen calidad de sobra para salir airosos de esta complicada situación.



Para salir del meollo, el equipo debe funcionar como un todo. La defensa tiene que dar esta tarde el do de pecho, pese a las muchas bajas que tiene. En los dos laterales habrá caras nuevas, puesto que Michel y Dubarbier son bajas. Según lo ensayado durante la semana, la responsabilidad va a caer en dos canteranos. Marín y por la derecha, su posición natural, y Zabaco por la izquierda, un central zurdo al que le va a tocar reconventirse, tienen ante sí una oportunidad que les puede servir para salir reforzados en su moral si frenan las bandas pucelanas, lo mejor del equipo de Portugal. Por el contrario, el centro de la defensa se mantendrá intacto, puesto que Cuéllar finalmente no entró en la convocatoria.

Otra de las madres mías estará en el centro del campo. Fatau y Montoro será el músculo del Almería y falta por ver quién engancha, en quién confía para la mediapunta Carrillo, posición que se echó de menos en Mallorca y que dejó al equipo estéril en ataque. Soriano parece la opción que cuenta con más opciones. Su experiencia y saber estar son una buena baza, además de que es un futbolista que desea la afición. El primer tramo de escalones espera.
La escalera está puesta

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