lunes, 26 de octubre de 2015

Un canto a la esperanza

Quien pretenda ver similitudes entre lo que observó ayer con el Almería de jornadas anteriores, puede que tenga la mente más bien cerrada o no sepa de qué va esto. Se compitió con orden
RAMÓN GÓMEZ VIVANCOS-GARCÍA | ACTUALIZADO 26.10.2015


Quique González intenta zafarse del pegajoso Héctor Yuste.

NUNCA me he dejado llevar por un resultado positivo o negativo, quizá porque no me muevo por instintos primitivos. Más bien, mediante un detallado análisis, intento adivinar más allá de donde tres puntos inciden a la hora de emitir un juicio. En esta especial ocasión, con la UDA en tan delicada situación, no iba a ser menos. Lo primero que me llamó la atención del nuevo Almería de Joan Carillo fue la proximidad entre líneas. Se cumplió uno de los deseos del técnico, que llegó a seducirme con las proclamas de su presentación, aunque las palabras deben convertirse en hechos. Y así fue. Quien pretenda ver similitudes entre lo que observó ayer y el Almería de jornadas anteriores, puede que tenga la mente más bien cerrada o directamente no sepa de qué va esto. La alineación inicial para afrontar un choque tan complicado en Mallorca, con Fatau y Reyes en el once, dibujó con precisión un 1-4-3-3, descubriendo las intenciones esgrimidas por Carrillo en torno a la referida proximidad entre líneas, contando con el consiguiente adelanto de la zaga. Así, se pudo competir con orden ante un potente adversario que jugaba en casa y que necesitaba los puntos tanto como la UDA. El primer objetivo era el de mantener la portería a cero por primera vez en toda la campaña. No creo que fuera conveniente ser altamente ofensivo, dada la situación en la que se encuentran los rojiblancos. Más que nada porque un tempranero tanto en contra hubiese echado más leña al fuego. El balance ofensivo fue escaso (Hadzic la tuvo tras una gran jugada), pero desde mi punto de vista se estaban cumpliendo las directrices para que el enfermo pudiera recuperarse paso a paso. Por fin, a balón parado no se sufrió y la zaga, incluido Vélez, rayó a la perfección. Se estaba compitiendo con orden a la espera de un contragolpe. ¿O es que alguien se imaginaba que en Mallorca se tenía la obligación de dominar al contrario ante su público? ¿Qué ocurrió después? Simplemente se perdió un partido por un despiste defensivo (como los que cometen todos los equipos). Ver colista de Segunda a un conjunto que levantó la expectación que se vivió en aquella presentación del Teatro Cervantes da que pensar, pero los males de este equipo que le han llevado a la actual posición, no provienen del escaso caudal ofensivo de ayer, sino de un sistema defensivo que antaño ha hecho aguas. Si la primera piedra colocada en Mallorca hubiera dado para más (empate o victoria) , miel sobre hojuelas, pero nadie dijo que el desaguisado perpetrado con anterioridad iba a enmendarse de la noche a la mañana. Es ahora cuando hay que seguir comprobando la supuesta destreza que se le adivina a Carrillo, que anunció cambios según el tipo de partido a disputar. Milagros no ha podido concebir el catalán desde el pasado miércoles que se hizo con la plantilla, aunque casi los logra. Habrá que seguir atento a la evolución del nuevo Almería, al que le presumo más éxitos que fracasos al amparo de la inyección de savia nueva e innovadora en su banquillo.
Un canto a la esperanza

No hay comentarios:

Publicar un comentario