lunes, 23 de febrero de 2015

Un 'selfie' antes del baile

Un 'selfie' antes del baile

Estratosférico filial, que lleva a la afición a bromear con que sea él quien se enfrente al Dépor El línier evita que los jugadores celebren el primer gol fotografiándose con un recogepelotas

PABLO LAYNEZ | ACTUALIZADO 23.02.2015 - 05:02

Hicham se lanza y le arrebata un balón a su amigo José Ramón. Ambos coincidieron en el juvenil.

Como buen galán que quiere encandilar a su dama, el filial decidió ser cortés, posar ante los flashes y después acudir al baile de etiqueta. Fue un guateque divertido, en el que no desmereció ni el árbitro [del comité valenciano, como el ínclito Mateu], y que terminó con una cerrada ovación para los caballeros rojiblancos. Cuatro canciones que sonaron a pura músical celestial para alcanzar el firmamento de la clasificación y una foto para inmortalizar el momento. Lástima que llegara el amante celoso justo en ese momento y el selfie no pudiera captar esa sonrisa de complicidad, de felicidad, de tortolito.



Cuando una entretenida e igualada primera parte llegaba a su fin, Iván Sánchez se inventó uno de esos pases que sólo ven los que son capaces de hacer magia con sus pies y no necesitan una chistera. El jiennense vio el desmarque de Puertas que, generoso como nunca, puso un pase de la muerte de ésos que da pena empujar porque el benaducense se merecía el gol. Hicham apareció en el segundo palo para poner el 1-0 y rápidamente se fue a buscar a su compañero para agradecerle el regalo, y todos los compañeros se fundieron en una piña. Mientras el árbitro apuntaba el tanto y los jugadores linenses se iban al centro del campo, un recogepelotas aprovechó para acercarse a sus ídolos y tratar de hacerse un selfie. Los pupilos de Rivera posaron, demostrando que tienen una química especial con su afición, pero cuando el móvil estaba enfocando, apareció el linier y todo salió borroso. Bueno, todo no. La foto es cierto que no se distinguía, pero en las retinas estaba todavía la picaresca del recogepelotas y la magnífica jugada con la que el Almería B se iba con ventaja al descanso.



En la segunda parte se iba a pasar del fandanguillo a las sevillanas, pasando por el flamenco y las bulerías. El filial fue una máquina, destrozó a uno de los favoritos para lograr el ascenso a Segunda División y provocó tal admiración y tal estallido de júbilo en una afición que, harta de llevarse decepciones en casa con el primer equipo, bromeaba con que fueran los pupilos de Miguel Rivera lo que se enfrentaran al Deportivo el próximo sábado. A buen seguro que no desentonarían y que serían capaces de dar la campanada. Pero el fin de semana el filial tiene un partido tan importante como los grandes, ante el Lucena.



El paso al frente que trató de dar la Balompédica fue su perdición. Adelantar las líneas provocó la misma reacción que cuando uno pisa un avispero: empezaron a aparecer pequeñas balas rojiblancas por todos lados, que picaron hasta la saciedad a los de Escobar. Inspirada ayer como hacía tiempo que no ocurría, la sociedad Iván Sánchez-Puertas volvió a jugar de cabeza, para que un pase del primero acabara con un tanto del segundo. La suerte ya estaba echada y era el momento para que los almerienses se gustaran y, además, hicieran vibrar a su afición en la busca por el golaverage.



La Balompédica no se esperaba un correctivo así, ni en la peor de sus pesadillas estaba que el filial le sacara los colores. Los mofletes se le pusieron a los gaditanos como a Heidy al ver cómo Hicham y Dani Romera daban los últimos pasos del baile.

Un 'selfie' antes del baile

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