JIM Noel y sus once renos
El trineo puesto ante la meta de un sensacional Julián hace fuerte al equipo
Tres puntos de oro con una seguridad desconocida hasta ahora
PABLO LAYNEZ | DIARIO DE ALMERÍA
Hemed peina un balón de cabeza antes de que llegara Radoja al corte.
Noventa minutos tenía por delante el Almería para ganarse unas vacaciones navideñas cuanto menos tranquilas. A lo largo de las quince jornadas anteriores, las notas de los rojiblancos se habían estancado en el necesita mejorar, no eran capaces de llegar al progresa adecuadamente. Diez puntos de cuarenta y cinco posibles, una paupérrima puntuación que le ha terminado llevando a la zona de descenso, posiciones que agrian hasta al más dulce turrón de Suchard.
Si la visita a Balaídos ya era lo suficientemente complicada para JIM en su inicio, el partido se complicaba un poco más con las ausencias del meta Rubén y del incombustible Soriano, el padre de un equipo que lo necesita semana sí y semana también. El Celta también llegaba con las dudas de sus últimas malas jornadas y con algunos de sus pesos pesados muy justos físicamente, como un Nolito que no fue de la partida. Un respiro para los rojiblancos, que querían mostrar ya el sello de concentración y fortaleza que quiere poner JIM.
A diferencia de tantos partidos en los que se ha querido tener la posesión para terminar perdiendo, ayer el equipo desechó los clásicos y habituales problemas a la hora de sacar el balón y echó mano de la forma más primaria de defender y atacar. El peso del juego se cedió totalmente a los celestes que si bien es cierto que calidad tienen a raudales de centro del campo hacia adelante, los buenos marcajes iniciales de los rojiblancos les estaban complicando la vida. Pese a que a base de balones parados los locales habían llevado algo de peligro, el Almería fue más práctico y golpeó primero. Con suerte el puñetazo fue a todo el mentó. Una contra fantásticamente conducida por Édgar, se convierte en un centro peligrosísimo que se estrella en el cuerpo de Fontás y Hemed, donde tiene que estar un delantero, em boca de gol, sólo tuvo que empujar. ¡Qué fácil parece el fútbol cuando no hay inventos! Una contra, un centro y un gol. Poco manoseo de balón y menos pérdidas en el centro del campo, las únicas las de un Thomas que es un auténtico peligro para el Almería cuando en vez de dedicarse a defender, se cree que es Fernando Redondo.
El tiempo dirá si este esquema de juego le viene mejor al conjunto almeriense, que jugarle de tú a tú a rivales a los que hay que hablarles de usted. Lo que es cierto es que a los jugadores se les veía más cómodos y si bien no estaba levantando pasiones, las palmas y los halagos llegarían si finalmente los puntos se iban para Almería. Hasta Julián, indeciso y nervioso en los partidos coperos ante el Betis, ayer en la primera parte hizo algunas paradas que le hicieron crecer anímicamente.
Si le había ido bien durante la primera parte, JIM confiaba en el trabajo sin balón de sus muchachos pese a que el Celta se iba a venir arriba y a arriesgar mucho más que hasta el momento. El agobio comenzó a ser mucho mayor de los celestes, pero los almerienses seguían a lo suyo y si bien faltaba una recuperación y un pase a la espalda de los centrales locales para sentenciar, éste podía llegar si el equipo no bajaba la intensidad defensiva.
Los minutos pasaban y la osadía celtiña era cada vez mayor. Llegaba el momento de sufrir, de saber si este equipo había madurado algo. La fortuna parecía que había cambiado y si bien en el gol hubo algo de suerte, una falta [inexistente de Trujillo a un protestón Charles] de Orellana se estrelló en el larguero. Quedaban 25 minutos, todo un mundo por aguantar y encima Nolito entraba para apretar un poco más el cuello de los almerienses.
Las protestas continuas de Charles dieron su efecto con un fuera de juego no pitado al recién ingresado, que terminaba convirtiéndose en penalti. Pero ahí se hizo grande Julián, de sevillano a sevillano, el meta rojiblanco le leyó la intención a Nolito y atajó la pena máxima. No fue una parada, fue un paradón que valía tres puntos. Abajo y junto al palo, los casi dos metros de portero se alargaron como un leopardo para que el 0-1 no se moviera del electrónico. Quedaba todavía casi un cuarto de hora, lo más difícil ya estaba hecho y ahora tocaba mantener la concentración. Thievy tuvo la sentencia, pero la desperdició. Balones y balones colgados a la olla, pero los renos rojiblancos seguían tirando del trineo de JIM Noel, que tras noventa y cinco interminables minutos, se trajo el mejor regalo para la afición: tres importantísimos puntos.
R.C.Celta: Sergio, Hugo Mallo, Cabral, Fontàs, Jonny, Radoja (Álex López, min.53), Augusto, Krohn-Dehli, Orellana, Santi Mina (Nolito, min.66) y Charles (Larrivey, min.81)
U.D. Almería: Cuesta, Ximo, Fran Vélez, Trujillo, Dubarbier, Verza, Corona, Thomas, Edgar (Mauro, min.84), Zongo (Thievy, min.75) y Hemed
Árbitro: Jesús Gil Manzano, del comité extremeño.
Tarjetas: Amarillas Augusto, Ximo, Hemed, Charles, Mina, Julián, Fontás, Dubarbier.
Goles 0-1 (16') Édgar se recorre el campo entero, pone el centro al corazón del área y tras tocar en Fontás, Hemed remacha.
Incidencias: Partido de la decimosexta jornada disputado en Balaídos.
JIM Noel y sus once renos
El nuevo Almería gana en su campo maldito gracias al efecto de JIM

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