El meta argentino realiza varias paradas de mucho mérito para volver a acercar al filial a los puestos altos de la tabla. La afición disfruta de un partido abierto, con dos tácticas similares: atacar, atacar y atacar
PABLO LAYNEZ | DIARIO DE ALMERÍA
Después del aburrimiento generalizado y de la falta de fútbol del primer equipo el sábado, alrededor de un millar de espectadores sintonizaron bien sus relojes para no liarse con el nuevo horario y tratar de buscar consuelo en el filial. La decepción por el juego y el resultado ante el Athletic fue grande y el público necesitaba fútbol vistoso que echarse a la boca, algo que suelen ofrecer los muchachos de Miguel Rivera. El partido era atractivo porque enfrente estaba otro filial.
Como en Segunda B no suele haber grandes virtuosos de las tácticas y la técnica, los partidos suelen ser de mucha garra, de más ahínco que disciplina sobre el campo, lo que provoca que haya espacios y llegadas más o menos claras a la portería rival. Además, cuando se trata de filiales rara vez se ven las partidas de ajedrez que por desgracia cada vez más proliferan en Primera y sí idas y vueltas, un combate para ver quién marca más y no quién encaja menos.
Ése fue el guión del partido de ayer. Almería B y Córdoba B no necesitaron acumular a todos sus hombres en el centro del campo para desmontar el juego del rival, prefirieron atacarse y meterle el miedo en el cuerpo a sus rivales. De hecho, pese a que la posesión del balón era del Almería, el primer susto lo dio el Córdoba con un remate a bocajarro de Josefrán, al que respondió en dos ocasiones Gianfranco con seguridad, un meta que está creciendo a pasos agigantandos. Poco después, Jony dejó claro que Joaquín no juega con sotana al fútbol y tras hacerle un precioso caño dentro del área, chutó fuera gracias a que el meta argentino le cerró perfectamente los espacios.
Tras los sustos, el Almería prefirió liberarse a vivir con miedo en el cuerpo. José Ángel dio un paso al frente y poco a poco fue conectando con Puertas, mucho más centrado y jugando para el equipo que en partidos anteriores, y con Rubén, que de cabeza casi hace el primero pasada la media hora. El sustituto de Dani Romera, con unas cualidades diferentes, demostró que es importante en el juego aéreo y que pese a su envergadura sabe desenvolverse bien con espacios. La primera parte acabó con un tiro muy peligroso del siempre combativo José Ángel, que es quien hace marca el ritmo del equipo.
Al volver de vestuarios, Rubén y Puertas conectaron una dejada exquisita para que el punta hiciera el primero. Por fin una alegría en el Mediterráneo, aunque otra vez tuviera que ser el conjunto filial el culpable. Los de Rivera cerraron razonablemente bien los espacios para buscar las contras y ahí Hicham e Iván Pérez no estuvieron acertados para sentenciar. Quien no iba a fallar iba a ser de nuevo Gianfranco, que con una palomita y una gran parada abajo puso al filial a las puertas de la promoción.
¡Qué lindo portero!
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