sábado, 27 de septiembre de 2014
Cuesta es el único jugador que aún no ha debutado
En la pasada campaña, de los que comenzaron el torneo, con Ustari al margen, Torsiglieri y Raúl García debutaron en la novena jornada | Después de cinco partidos, Julián Cuesta es el único jugador de la plantilla que no ha debutado
JUANJO AGUILERA | IDEAL ALMERÍA
Dicen que 21 gramos es lo que pesa el alma. Si fuese por gramos, a la UD Almería le faltaría solamente uno para mostrar su alma en el campeonato liguero después del debut de 20 de los 21 jugadores que componen la plantilla en la actualidad. Con la presencia en el once inicial, el miércoles, del lateral zurdo Mané, Francisco Rodríguez, el técnico rojiblanco, ha utilizado a casi todos, excepción hecha del cancerbero Julián Cuesta que, de momento, se encuentra con la alargada sombra de un Rubén Martínez que está cuajando un excelente inicio de temporada, con los dos últimos partidos, en el Estadio de Anoeta frente a la Real Sociedad y el miércoles en el Estadio de los Juegos Mediterráneos frente al Atlético de Madrid, como botón de muestra de sus actuaciones.
¿Significa confianza o mejores armas? El año pasado, de los que comenzaron el campeonato liguero 2013/14, con la excepción del portero suplente que suele debutar en Copa del Rey -así sucedió con Óscar Ustari la pasada temporada, que lo hizo en diciembre con los dos partidos de la eliminatoria frente a la UD Las Palmas-, no fue hasta la novena jornada cuando se produjo el debut de los que se inscribieron en agosto y de los que se dispuso hasta la apertura, en enero, del mercado invernal. Esa es la fecha en la que, como sucedió el pasado miércoles, se pudo decir que Francisco 'tomó en confianza' todo el material que tenía a su disposición, entonces con el debut del central argentino Marco Torsiglieri y del lateral zurdo gallego Raúl García, en el partido frente al Rayo Vallecano, también acabado con derrota, tras el gol conseguido por el central Gálvez.
Con el alma al aire
Empezó a verse el alma, la identidad de un equipo que ante el Atlético de Madrid, en la noche del miércoles, mostró su capacidad para dejársela en el campo por un objetivo que no se dio, pero que no deja 'peros' ni muchos menos 'dudas'. La derrota que los rojiblancos encajaron frente al vigente campeón de Liga y subcampeón de Europa duele como tal, pero no debe dejar secuelas negativas a los componentes de la plantilla de la UD. El Atlético de Madrid pasa por ser el equipo que mejor trabaja las acciones a balón parado, aquel 'arma' que Unay Emery bautizó, en su etapa como primer entrenador de la UD Almería, como la que debe acortar las diferencias entre los equipos modestos y los que pagan por tener calidad. Como viene siendo habitual en los últimos tiempos, cuando el Atlético de Madrid tiene dudas, su eficacia a balón parado se las disipa, con un buen centro de Koke Resurrección, generalmente, que Godín, Miranda -como sucedió este jueves- o Raúl García se encargan de pasaportarlo a la red rival. El Real Madrid, en la final de Champions League, en la Supercopa de este año o en la Liga, Eibar o Celta ya habían sufrido el 'picotazo' colchonero. El Almería no fue menos. Pero, como queda dicho, no daña el alma de un equipo que ha mostrado ya 20 de los 21 gramos que pesa la que tiene color rojiblanco y que deja muestras de esa unión que es fundamental para llegar a cabo los objetivos perseguidos por la entidad y, por supuesto, por quienes conforma el 'cuerpo' que dirige Francisco.
Obligación o placer
La derrota o el partido, para ser más exacto, ante el Atlético de Madrid, en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, llega con el debut de Mané en el once. El único jugador de campo que no había disputado ni un solo minuto desde que el pasado 23 de agosto comenzara la competición liguera con el duelo, en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, frente al Espanyol, lo hizo por obligación, después de la sanción aplicada a Sebastián Dubarbier por su doble amarilla en el duelo celebrado en Anoeta. Ante el conjunto perico, el día de inauguración del campeonato, Mané estuvo en la lista de convocados, pero no jugó y los catorce que lo hicieron -los once que compusieron el equipo inicial y los tres cambios utilizados- aparecieron días después en el Coliseo Alfonso Pérez de Getafe, con la presencia de Ximo Navarro en el equipo titular, en lugar de Michel Macedo.
El siguiente debut fue también consecuencia de la obligación. Llegó con la entrada en el once del jugador brasileño Wellington Silva, utilizado en banda derecha por la indisponibilidad de los africanos. Ramón Azeez, Thievy y Jonathan Zongo no fueron utilizados tras jugar dos partidos con sus selecciones en la clasificación para la Copa de África que se llevará a cabo a comienzos de 2015 en Marruecos. Zongo, que lo hizo con Burkina Faso, llegó a tiempo de jugar. Dijo incluso que él estaba dispuesto para ser utilizado en el once, pero finalmente fue decisión de Francisco que no jugara. Aquel día también se produjo la primera 'aparición en público' del pucelano Quique González, que estuvo los últimos 25 minutos de ese duelo ante los de Albert 'Chapi' Ferrer sobre el terreno de juego.
El 'placer' apareció en el donostiarra Estadio de Anoeta. Aunque sea verdad que hay obligación y que lo que se busca finalmente es el triunfo, los cambios en el once no fueron obligados. Francisco tenía donde elegir para utilizar otras alternativas a las mostradas frente a la Real Sociedad. Sin embargo, los ensayos durante la semana previa ya dejaban entrever que habría modificaciones y algún integrante de la plantilla podría tener la oportunidad de estrenarse. De salida lo hizo Ramón Azeez. Francisco ya había avisado de que el mediocentro nigeriano estaba bien y tenía todas las opciones para entrar en la convocatoria. Lo hizo y fue titular. En la segunda parte, Fran Vélez entró también para vestir la camiseta rojiblanca por primera vez esta temporada, como consecuencia de la expulsión de Sebastián Dubarbier.
Con Julián Cuesta al margen, solo quedaba el citado Mané, que volvió a sentirse rojiblanco tras no haber contando en los cuatro primeros partidos para el once inicial. Siendo así el vigésimo gramo de los 21 que, dicen, es el peso del alma, ese componente espiritual que se refiere a la emoción. El fútbol la necesita para entregarse, dejársela en cada partido y renovarla para, tres o siete días después -la Liga de Fútbol Profesional se ha hecho dueña de ella con sus horarios y su escasa 'certeza' a la hora de fijar los partidos-, volver a dejársela de nuevo. El Almería lo volverá a hacer el domingo en Riazor, un campo con cierto sabor dulce. Allí se debutó en 2008 con un triunfo con mucho corazón.
Casi 21 gramos
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