Edgar quiere pelearle a Zongo el hueco dejado por Aleix
Marín, con 18 años, busca aprender en pretemporada
PACO GREGORIO | DIARIO DE ALMERÍA
El nigeriano Stanley Okoro persigue a Édgar Méndez en un entrenamiento.
Hasta media docena de futbolistas, cuatro procedentes del filial (el meta Gianfranco, Antonio Marín, Iván Sánchez y Antonio Puertas) y otros que regresaron tras sendas cesiones (Édgar Méndez y Stanley Okoro) trabajan a las órdenes de Francisco para intentar hacerse un hueco en el primer plantel rojiblanco.
Quienes más opciones tienen de poder quedarse son el tinerfeño y el nigeriano, que ya cuentan incluso con dorsal (la continuidad del africano dependerá de lo que ofrezca en la gira por Tailandia), pero los del B no bajan los brazos porque el recuerdo de lo que ocurrió con Aleix Vidal les da alas.
El extremo tarraconense llegó el verano de 2011 procedente del Mallorca B para enrolarse en el filial y tras una espectacular pretemporada convenció a Lucas Alcaraz para tener ficha del primer equipo. Tres años después ya es conocido su recorrido: ascenso a Primera como rojiblanco y traspaso al Sevilla de Unai Emery.
En ese espejo se miran los meritorios, en especial Édgar, por la posición que ocupa en el campo, idéntica a la del jugador catalán, la misma que Jonathan Zongo, su principal competidor por el puesto: "Aleix ha dejado marca en el Almería. Es un jugador muy bueno e importante, yo vengo a hacer mi trabajo y demostrar que la oportunidad que me están dando no va a ser en vacío. Con trabajo y sacrificio se pueden hacer grandes cosas".
El ex de Real Jaén y CD Tenerife, donde actuó en calidad de cedido el curso pasado, cree que esos préstamos le sirvieron para madurar: "Aprendes mucho, te vas a un equipo recién ascendido más limitado y convives con poco, eso te hace madurar. Luego fui al club de mi tierra y me sentí más arropado por el tema familiar. Lo necesitaba para reposar mental y anímicamente para estar al 100%".
Su meta ahora pasa por convencer a Francisco, al que ya conoce de su paso por el filial: "Al conocerme tengo que trabajar más para darle motivos para no perder la confianza que me da. Mis condiciones son la velocidad y la fuerza. En Primera con campo grande y espacios puede dárseme bien".
Otra perla que Francisco pule poco a poco es Antonio Marín, que a sus 18 años no pierde la paciencia: "Estoy contento porque estar aquí ya es un premio al entrenar con un equipo que compite con los mejores jugadores del mundo. Estoy aprendiendo de ellos y si todo va saliendo bien poco a poco daré ese paso. Francisco siempre me pide tranquilidad y confianza porque me conoce y sabe lo que puedo darle".
Meritorios en busca de plaza

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