Se cumplen cuatro años y medio del invento de Hugo en el Camp Nou para frenar al Barcelona de Guardiola
PACO GREGORIO | DIARIO DE ALMERÍA
Fue un 3 de octubre de 2009. Al Barça lo entrenaba Pep Guardiola. Era el equipo que solo dos meses después, con la consecución de su primer mundial de clubes frente al Estudiantes de la Plata, lograría la hazaña del sextete. El mejor plantel del mundo, en el que Messi era Balón de Oro y Xavi de Bronce. Una máquina de hacer fútbol.
Todos los rivales que visitaban el Camp Nou salían indefectiblemente goleados, ya jugasen a la defensiva o presionando arriba. Ningún entrenador daba con la fórmula para frenar la apisonadora azulgrana hasta que el ínclito Hugo Sánchez, por entonces técnico del Almería, optó por una solución tan revolucionaria como anquilosada en los manuales de estilo futbolísticos.
El mexicano, o más bien su segundo, Sergio Egea (encargado de trabajar la táctica en los entrenamientos mientras el azteca practicaba chilenas y se atusaba el pelo -aunque siempre se arrogó la paternidad de la idea-) ordenó un doble marcaje al hombre de Chico sobre Xavi y de Juanma Ortiz sobre Iniesta, si bien este último no resultó tan mediático al ser menos evidente.
El plan era desactivar a los principales cerebros del Barça y el resultado fue que jugaron diez contra diez, pues Chico persiguió a Xavi, literalmente, por todo el campo, incluso si se disponía a lanzar un saque de esquina.
El bautizado como marcaje-lapa dio para escribir ríos de tinta y para que Hugo hiciera un amago de patentarlo, por fortuna sin llevarlo a efecto. Desde tiempos de Helenio Herrera, ni siquiera con Fabio Capello, se había visto nada igual.
El Almería perdió por la mínima, dejando una sensación de vergüenza ajena a todos los seguidores que se desplazaron hasta la Ciudad Condal.
A Chico la publicidad no le vino mal (hoy juega en el Swansea), pero es improbable que Francisco repita semejante disparate.
El imborrable recuerdo del marcaje-lapa de Chico sobre Xavi
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