Escrito por César Vargas / Sportalmeria
Que la UD Almería ha ido de menos a más esta temporada es un hecho que no parece tener discusión. Tras diez jornadas sin ganar, los rojiblancos han escalado, han mejorado en cuanto a resultados y ahora mismo ven el descenso a tres puntos.
Muchos han sido los factores que han contribuido a esta mejoría del equipo: la adquisición de experiencia, los continuos cambios tácticos de Francisco o esa chispa de suerte que faltó en los primeros meses de competición, pero el aspecto que más ha ayudado a que las victorias lleguen al Mediterráneo es, sin duda, la mejoría en defensa.
De los últimos diez partidos ligueros, la UD Almería ha dejado su portería a cero en seis. La seguridad que ha ido ganando la pareja Trujillo-Torsiglieri, junto con el buen hacer del resto del equipo y las milagrosas intervenciones de Esteban han hecho que el conjunto rojiblanco haya revertido la que estaba siendo su peor faceta: la de los goles encajados.
Un entramado defensivo que se ve reforzado cuando Francisco decide optar por el trivote en el centro del campo formado por Azeez, Tébar y Verza. Parece que el técnico almeriense ha comprendido que, a veces, es necesario sacrificar un poco de vistosidad en el juego para añadir más mordiente atrás. El entrenador rojiblanco ha formado un muro que, por el momento, está siendo efectivo. No solo eso, sino que cuando este conglomerado defensivo cede, siempre quedará Esteban como último escollo. Y eso son palabras mayores.
Un muro custodiado por Esteban
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