PABLO LAYNEZ | DIARIO DE ALMERÍA
Si algo se puede sacar en claro de los dos primeros partidos del Almería, más allá de los resultados, es que Francisco tiene las ideas claras e irá con ellas hasta el final. Se presagiaban cambios en el once titular del Almería no sólo por los fallos que le costaron los tres puntos el pasado lunes, sino también por el poco tiempo de descanso que tuvieron los rojiblancos. Sin embargo, al míster almeriense no le tembló la mano a la hora de dar un voto de confianza a lo que él considera su once tipo.
El partido no era fácil ni para Almería ni para Getafe. Si los rojiblancos querían quitarse el mal sabor de boca que les dejó la manera en la que se produjo la derrota ante el Villarreal, los azulones pasaron toda la semana envueltos en una nube de pesimismo que llevó a técnico y jugadores a pedir tranquilidad. Curioso por tratarse de la primera jornada y porque con la masa social que tiene el equipo madrileño estar en Primera ya es un éxito. La ansiedad iba a ser el peor enemigo de ambas escuadras si no eran capaces de controlarla.
Como local y teórico favorito ayer, el equipo de Luis García salió en busca de un gol que le hiciera olvidar la presión que se había autoimpuesto. La verdad es que los primeros minutos azulones fueron muy buenos, desarbolando completamente a la defensa rojiblanca y si no llega a ser por Esteban, tan fenomenal ayer como su homólogo Moyá, Sarabia habría dejado el choque muy encarrilado para sus intereses.
Poco a poco, cuando el arreón inicial se apagó en los locales, el centro del campo almeriense fue imponiendo su estilo. Verza y Tébar contenían y sacaban el balón jugado. Los tres meteoritos que son Rodri, Aleix Vidal y Suso comenzaron a sobrevolar el área local y tras algún tímido aviso, golpearon con virulencia. El gaditano se saca un pase de la chistera de crack para que Rodri, pichichi con tres goles al acabar el partido, bata a Moyá de tiro cruzado. El Almería, como los grandes, había cogido los hilos del partido y se adelantaba en su primera llegada. Un guión inesperado para la grada local, que se preparaba los dedos para silbar.
Sin embargo, ahí cometieron los rojiblancos su primer pecado. El Getafe no tuvo tiempo ni de ponerse nervioso antes de que Lafita empatara. Sarabia se marcha con una facilidad pasmosa de Aleix y Dubarbier, que comenzó dejando espacios, aunque terminó mucho más seguro, y su centro lo cabecea su compañero a gol. 1-1, no se le sacó provecho al primer tanto.
Como va a ser tónica general durante la temporada, puesto que Francisco así lo hacía con el filial y así lo hizo ante el Villarreal, el equipo no bajó de marcha ni se metió en su terreno de juego a esperar las embestidas getafenses, como consecuencia de la euforia. Es más, quien más trabajo tuvo en los minutos siguientes fue Moyá, que nada pudo hacer ante Soriano. El maño, como siempre a la espera de ese balón por el que nadie pelea, cazó el esférico en una melé de futbolistas y puso de nuevo en franquicia a los almerienses antes del descanso. El gol volvió a sobremotivar a los de Francisco, que demostraron que quieren dar mucha batalla en la máxima categoría y que tienen más argumentos que otros conjuntos para optar a la permanencia. Otra cosa muy diferente es lo que duren las fuerzas si no llegan los refuerzos necesarios antes de que cierre el mercado el próximo 2 de septiembre. No queda mucho.
Durante toda la segunda mitad se jugó a lo que quisieron Verza y Tébar, dominadores absolutos. El Almería gozó de varias contras, un certero remate de Soriano, una volea increíble de Verza y un gran chut con la derecha de Suso para sentenciar, pero Moyá hizo lo mismo que Esteban en los primeros minutos, ser el salvador. La salida de Tébar desequilibró la zona de navegación, los cambios no aportaron lo que Francisco buscaba. En los minutos finales, Corona vendió a Rafita ante Lafita y la jugada acabó en penalti, que Esteban casi detiene tras la repetición. Un punto que sabe a poco porque Óscar Díaz, ya en el descuento, compuso una jugada, dispuso del gol, pero el tacón de Rafa descompuso la victoria.
Propone, dispone y se le descompone
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