P. LAYNEZ | DIARIO DE ALMERÍA
El Almería regresa a un estadio de infaustos recuerdos. Está claro que aguas pasadas no mueven molino, pero es mejor recordar viejos errores para que en el futuro no vuelvan a repetirse. Getafe marcó un antes y un después en la historia reciente de la Unión Deportiva Almería. Mayo de 2011, después de una temporada aciaga, el descanso a la categoría de plata del fútbol español se hacía matemático.
Ni Juanma Lillo ni José Luis Oltra pudieron sacarle el máximo partido a una plantilla en la que Alfonso García había depositado muchas esperanzas [de hecho calidad tenía, puesto que llegó a semifinales de Copa del Rey] y como última esperanza le dio el bastón de mando a Roberto Olabe, que terminó firmando el descenso tras un 2-0 en Getafe.
Fue un 8 de mayo de hace dos años. Sábado más concretamente. Trigesimoquinta jornada, con sólo tres por delante para seguir agonizando. El equipo había estado prácticamente todo el año en zona de descenso y los pocos amagos que había hecho de salir [como por ejemplo ante el propio Getafe en la ida cuando ganaba 2-0 y terminó cayendo 2-3], le salieron rana. Los rojiblancos necesitaban sumar los doce puntos que restaban, un imposible. Pero antes del primer cuarto de hora ya estaba en Segunda.
Colunga remató a placer un centro de Pedro Ríos, aunque el extremo diestro arrancó la jugada en fuera de juego. 1-0 en el minuto 4. Pedro Ríos hizo el segundo tras aprovechar un buen pase de Adrián Sardinero desde la banda izquierda. 2-0 en el 70'. Todo se había acabado. Lágrimas en los aficionados e indiferencia en algunos jugadores, desapacible cóctel. Ésa fue la última visita almeriense al Coliseum, donde mañana tratarán de lograr el primer punto de la temporada. Han sido sólo dos años, pero muchas cosas han cambiado
Getafe, 8 de mayo de 2011, el pasado está superado
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