Los rojiblancos en la celebración del gol :: CRISTINA LORENTE
El Almería se queda a un larguero y 20 segundos para haber derrotado al Granada
JORDI FOLQUÉ | IDEAL ALMERÍA
La UDA comprobó anoche, en su presentación en el Estadio de los Juegos Mediterráneos frente al Granada, lo que puede ser esta próxima campaña en el retorno a la Liga BBVA. Tanto para lo bueno como para lo malo. Y todo en un espacio de 20 segundos. Los que pasaron, ya en el tiempo de descuento, desde el remate de Óscar Díaz que se estrelló en el larguero a, en la contra siguiente, el gol de El Arabi que dejaba las tablas en el marcador. Si de todo en la vida hay que sacar los aspectos positivos, del choque de ayer, y del final del mismo, se deben poner las bases de lo que tiene que ser el juego del plantel entrenado por Francisco. Como en todas las lecciones, los rojiblancos almerienses tienen que sacar el lado positivo. Que lo hubo y en grandes dosis a lo largo de los 93 minutos que duró un intenso choque entre dos conjuntos con objetivos muy distintos y que, durante el partido, no se mostraron muy diferentes los unos de los otros.
El Almería salió con un equipo que puede parecerse bastante al que saldrá frente al Villarreal dentro de algo menos de dos semanas. Y lo hizo con las que están siendo las señas de identidad de la nueva UDA. Tal y como ha venido demostrando en toda la pretemporada, salvando el primer tiempo del choque frente al Valladolid, los rojiblancos quieren la pelota e imprimirle una buena velocidad a sus acciones. Ya sean defensivas como ofensivas. Presión asfixiante y saber controlar el tiempo del juego cuando el balón está en su poder. Gran movilidad, palabra más utilizada por el técnico, para buscar ganar en número cada vez que se presentan en ataque. Que parezca que la jugada no tiene peligro y, en medio segundo, que el que no parecía estar 'metido' en el juego que tenga el balón en sus pies para crear peligro.
Se vieron, en la primera mitad, buenos movimientos. Pero faltaba culminarlos con alguna acción que comenzase a emocionar al público que se dio cita en las gradas del Estadio de los Juegos Mediterráneos. Quizás no hubo en exceso de las que un aficionado, cuando ve el resumen del choque por televisión, las recuerda como jugadas de peligro. Quizás fueron más las sensaciones de ver a un conjunto recién ascendido jugando de tú a tú ante otro que tiene pinta de luchar por un puesto europeo. Quizás no se presenció ninguna parada de mérito ni de Esteban ni de Karnezis. Lo que sí había era mucha presión en el centro del campo. Y eso debe haberlo siempre que en el campo estén jugadores como Marcos Tébar, Verza (en el caso de la UDA), Iturra y Fatau (en el del Granada). Como se suele decir, los perros de presa no dejaban ni un segundo libre a nadie.
Pero no eran ellos solos. Rubén Suárez mostró minutos en los que el público que no lo haya visto en la pretemporada pudo comprobar que es otro muy distinto al que llegó en enero pasado. Y si hay que hablar de presión, los dos que actuaron de extremos evidenciaron a la perfección el papel que Francisco espera de ellos. Son, puede, dos de los jugadores con más técnica que hay en la plantilla. Son, puede, dos de los jugadores con más futuro (a corto plazo) que hay en el plantel almeriense. Y son, a la vista de todos, los que muestran que el equilibrio del que hablan los entrenadores comienza desde las consideradas estrellas. Aleix Vidal y Suso. Suso y Aleix Vidal se quieren comer esta campaña la Liga BBVA. Parten en desventaja al estar en un equipo como el Almería. Así que no les vale con hacer un par de jugadas buenas en ataque y ya está. Lo tienen perfectamente asumido. Sus repliegues defensivos. Sus ayudas al lateral o al que sea. Sus constantes bajadas corriendo para que el contrario no tenga superioridad. Muestras de lo que será su temporada. Y, seguro, sus futuros respectivos. Lo que no ha entendido algún otro jugador.
Salir y besar el santo
Pero lo que no cambia en esta vida rojiblanca es Soriano. El jugador maño partió desde el banquillo. Puede que el juego que busca Francisco para su equipo, con mucha movilidad en los cuatro jugadores que están en la zona de ataque, le pueda perjudicar. Pero lo que no cambia en esta vida es que siempre está en el sitio justo en el momento apropiado. Cuando el balón lo busca a él y el siguiente paso es la portería contraria. Fue lo que pasó ayer. Fue lo que pasaba la temporada anterior. Fue lo que seguirá pasando hasta que el veterano centrocampista decida retirarse del mundo del fútbol profesional. Ayer no iba a ser menos.
El recuperado '23' estaba junto al cuarto árbitro y el delegado de la UDA esperando el cambio para poder salir. Llevaba ya unos segundos para saltar al césped. El choque no se paraba. Lo hizo cuando el colegiado pitó una falta al borde del área favorable al Almería que provocó Suso. Si hubiese sido en la otra parte, fue en la izquierda del ataque de la UDA, quizás el cambio no se hubiera producido. Pero como fue en el lugar que fue, Rubén Suárez no tenía opciones de lanzarla. Así que el asturiano se marchó del campo para que entrase Soriano.
La falta se lanzó de forma casi magistral por Aleix Vidal. Sorprendiendo a todos en una faceta hasta ahora desconocida para el de Valls. Karnezis sacó como pudo el lanzamiento que buscaba la red pegado al palo derecho del marco del Granada. El griego mandó a córner. Y ahí, sin haber tocado ni un balón todavía, esperaba Soriano. Verza le hizo un gesto para que todos comenzasen sus movimientos dentro del área. La pizarra de Francisco (o alguna que queda de Javi Gracia). Daba igual el 'dueño' de la acción. Como bien dice Del Bosque, «hay que aprovechar lo bueno que hacen otros para sacar partido». Pues así pasó. Todos realizaron los movimientos que tenían marcados sabiendo que el esférico no era para ellos. Estaba predestinado para la cabeza de Soriano. Ni más ni menos. Cabezazo al primer palo con un giro de cuello providencial para que el cancerbero heleno no pudiera hacer nada y viese que el '23' estaba como antes. Es decir, anotando y marcando goles juegue los minutos que juegue.
Se presentaba un nuevo choque. El Granada no realizó excesivos cambios. Más bien, todo lo contrario. Mantuvo su bloque. Todo cimentado en balones en largo que buscasen el desmarque de Riki. Por detrás, un Piti que tuvo un par de ocasiones, aunque no pudo aprovechar su velocidad para desbordar, sobre todo, a un Trujillo al que le da igual estar en Segunda B, en Segunda A o medirse a delanteros de la máxima categoría del fútbol español. El madrileño 'almeriense' demostró ayer que los otros centrales van a tener que pelear mucho si quieren que el que fuera capitán del filial no esté entre los titulares.
El carrusel de cambios en la UDA evidenció varias cosas. Por un lado que hace falta un extremo izquierda sí o sí. Kiu jugó allí unos minutos. Aunque la prueba más palpable fue cuando, casi en el descuento, Raúl García ocupó dicha demarcación. Fuera ya del equipo Abel Molinero, no hay ningún jugador características fijas para ese puesto clave en los pensamientos de Francisco. Una situación que está provocando que Suso no haya jugado, todavía, en su demarcación favorita detrás del delantero.
Aunque, con todas y con esas, el Almería pudo sentenciar en el descuento gracias a una gran jugada del coreano por banda derecha. Ganó la línea de fondo y su pase encontró el buen desmarque de Óscar Díaz y su remate. Aunque el larguero, tras tocar Karnezis, evitó que el delantero procedente del Lugo se estrenase como rojiblanco almeriense. El que no desaprovechó su opción fue Dani Benítez y empató.
La igualada pudo dejar fría a la afición de la UDA. Quizás también al plantel. Pero ni todo hubiese sido tan bonito con una victoria ni el pesimismo por una derrota.
Aprovechar lo que se tiene - Unión Deportiva Almería S.A.D.

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