domingo, 23 de septiembre de 2012

Dos defensas casi gemelas


Las zagas berciana y almeriense se repartieron errores y facilitaron las ocasiones
El Almería tuvo la fortuna de que la Ponferradina no supiera dormir el encuentro y tener calma cuando iba por delante
PABLO LAYNEZ | DIARIO DE ALMERÍA

 Un campo prácticamente helado recibió al Almería en su última visita a tierras bercianas en diciembre de 2006. Entonces, como ahora, los rojiblancos combatieron frente al rival y las inclemencias meteorológicas por tres puntos que necesitaban para ser uno de los equipos habituales de las posiciones altas. Pero las de ayer no eran tan salvajes en lo que se refiere a niveles bajos de mercurio. Todo lo contrario. Una temperatura más típica de Almería que de Ponferrada, con un sol que obligaba a cobijarse a los aficionados en la sombra, sorprendió a los jugadores rojiblancos y a sus hinchas, que había viajado con pantalones largos y sudaderas. La ropa sobraba desde que tocaran tierra firme a las nueve de la mañana, después de once horas de viaje en las que hubo más tiempo para reír que para dormir.
El fuerte calor y el mal estado del césped provocaron que el terreno de juego fuese regado durante más de media hora. Toda una declaración de intenciones: el balón para el Almería que los contragolpes iban a ser la especialidad de la casa. Javi Gracia no quiso volver a tentar a la suerte como en Sabadell y optó por su once tipo. La única duda, una mediapunta más de creativa con Soriano o vertical Charles, se resolvió al ver que el maño era el primero en salir a calentar.
Quien sabe si para motivarse o para que se confiaran los almerienses, la última voz que se oyó por megafonía antes del comienzo del choque fue la de David Bisbal cantando la canción de la Eurocopa. Quienes sí tenían ganas de marcha eran las peñas rojiblancas, animosas y respetuosas como siempre, que querían quitarse el mal sabor de boca del último viaje a la Nova Creu Alta. Pero no había pasado ni un minuto de juego cuando la Ponferradina aprovechó una laguna defensiva: dos para uno de Alan y Acorán a Christian por la izquierda y su pase de la muerte se pasea por el punto de penalti. Gracia había ordenado presionar muy arriba, lo que le dificultó a los leoneses la salida, aunque éstos también encontraron huecos con relativa facilidad entre las líneas visitantes. En una jugada similar a la anterior, Esteban despeja un peligroso centro de Acorán, el balón rebota en Fofo y se va fuera por centímetros. El comienzo no era ni mucho menos el esperado.
Casquero le pedía a sus compañeros que se juntaran en el centro  del campo, donde estaba como un islote. Pero el Almería seguía erre que erre hasta que llegó el 1-0. Fofo se cuela por un descomunal agujero en el centro de la defensa, el balón llega a los pies de Lafuente que tiene una autopista por la izquierda y su disparo, con la suerte de que el rebote de Mejía despista a Esteban, acaba en las redes. El castigo era merecido  porque la empanada era importante, pero éste fue menor gracias al acierto de Soriano.
Y es que el  acierto del maño favoreció que los almerienses espabilaran. Un cabezazo a un balón que sólo busca él se convirtió en el empate sólo cinco minutos después. La eficacia que están teniendo los atacantes maquilla los errores del equipo en defensa. Pero es un suicidio esperar que esto ocurra partido tras partido. Mejor repartir el trabajo y que la media de ambos esfuerzos se convierta en una victoria.
El 1-1 no tranquilizó  el partido. Los rojiblancos no conseguían hacerse con el mando y con alguna acción aislada, como un remate de Ulloa, llevaban peligro. Los bercianos, por su parte, seguían a lo suyo y llegaban al área de Esteban con pasmosa facilidad. Cuando todo el mundo pensaba más en su bocata que en el último minuto, llegó un nuevo error almeriense. Con una simple pared toda la defensa se descompuso como un castillo de naipes y Mejía le hace penalti a Fofo. Yuri hace más sangre y pone el 2-1. Quedaba media parte para arreglar el desaguisado de la primera. Hacía falta un lavado total de cara.
Pero no hubo ningún cambio radical. La Ponferradina dio un paso atrás sabedora de que iba a coger a su rival en más de un renuncio defensivo. Gracias quiso reactivar el ataque introduciendo rápido a Carlos Carlos y Charles, pero abrir la lata no iba a ser tan fácil como en la primera parte. Sin embargo, la Ponferradina no supo dormir el partido y éste se convirtió en una ida y vuelta, justo lo que necesitaba el Almería que tenía más calidad. Charles se aprovecha de un error de Nano y le pone el balón medido a la cabeza de Ulloa. Éste no falla ahí. La pica abajo y arregla el desaguisado defensivo. Los arietes, como siempre, rogando por el equipo.
El final poco a poco se acercaba y podía pasar cualquier cosa. Los piernas de los defensas eran unos flanes y Aarón pudo aprovecharse de un balón que nadie despejó, pero su disparo con la zurda se marchó alto. Gracia quiso reconducir la situación en los últimos minutos con la entrada en Corona, pero el caballo ya estaba descabalgado. Esteban salvó a los rojiblancos con una palomita en el 87' a cabezazo de Vera. El Almería se metió en su campo para aguantar las últimas acometidas locales, sólo de corazón, y por lo menos pudo salvar un punto gracias de nuevo al cierto rematador.

Dos defensas casi gemelas

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