PACO GREGORIO / DIARIO DE ALMERÍA
No poder contar con Ulloa ni con Goitom, los dos baluartes ofensivos del equipo, es un serio contratiempo, pero ni justifica ni exime la yerma primera mitad en cuanto a juego se refiere que protagonizó el Almería ante el filial del Villarreal.
El conjunto amarillo dominó el esférico de forma apabullante en muchas fases del primer acto y la anunciada presión propuesta por Esteban Vigo como faro de su equipo quedó en agua de borrajas, en una exigua propuesta para un conjunto llamado a subir de categoría, objetivo para el que al fin y al cabo se le firmó.
Los de Julio Velázquez supieron aprovechar el desconcierto local para ir adueñándose de la situación en los primeros minutos, pero sin generar un peligro acorde a su dominio; de hecho, la única ocasión que dispusieron fue un disparo lejano de Llorente que obligó a emplearse a Esteban pasado el cuarto de hora.
No se atisbó reacción rojiblanca hasta que cercana la media hora un centro de Juanma Ortiz fue cabeceado por Jonathan, el elegido para la punta de ataque, a las manos de Mariño. Minutos después la acción se repetía con una falta lateral botada por Corona a la cabeza del burkinés que éste envió demasiado alto.
Muchos pensaron entonces que si Ulloa hubiera dispuesto de ambas ocasiones el pichichi al menos habría enchufado alguna, pero eso ayer era mera hipótesis, puro cálculo de probabilidades. Sin más mordiente, el equipo enfiló vestuarios con un centro de Aleix al área que no encontró rematador y entre silbidos de la afición.
El apagón eléctrico vivido en el descanso pareció hacer reaccionar al Almería, que se volcó en la meta rival en la segunda mitad sin suerte, con ocasiones casi consecutivas para Juanma, Corona, Verza, Rafita o Aleix.
Pero fue Jonathan quien no supo acertar las más claras. En la primera recibía un pase de Aleix que enviaba con la zurda al lateral de la red y en la segunda desperdiciaba un cara a cara con Mariño tras pase de Juanma.
¿El filial está para estas empresas? Definitivamente parece ser que no, como ayer quedó reflejado. Vigo movió entonces el banquillo retirando al burkinés para dar entrada a su compañero del B Pallarés y luego, en una rotación más agresiva, quitó a Bautista por Aarón.
Antes el Villarreal B había tenido su única ocasión clara del segundo periodo, un disparo raso y seco de su goleador Joselu que se marchó rozando el poste de Esteban.
Con más empuje y corazón que cabeza el Almería lo siguió intentando hasta los últimos minutos de juego, pero un equipo tan mermado como el que ayer saltó al campo, lastrado por las lesiones y la mala planificación en los despachos, poco pudo hacer para revertir su actual mala racha. Y lo peor de todo es que el primer tiempo se tiró sin más a la basura...
Apagón de juego e ideas
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