Goitom, pese a haber estado con fiebre, se mostró activo y tuvo ocasiones
Hay días que es mejor no levantarse (0-2)
Los de Lucas Alcaraz mandaron dos balones a la madera para acabar sucumbiendo a la efectividad ilicitana
PACO GREGORIO / DIARIO DE ALMERÍA
Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. Hay días en los que es mejor no levantarse y el Almería tuvo ayer una de esas jornadas. Si la semana ya había sido difícil con una epidemia de gripe en el vestuario o las bajas por sanción de Ulloa y Verza, el partido se puso cuesta arriba pronto ante un rival agresivo al extremo y un árbitro de regional.
Todas las constelaciones se alinearon en contra del conjunto rojiblanco, que vio cómo se le iban tres remates al palo, le birlaban un penalti como una catedral al borde del descanso y le hacían el 0-2 desde 55 metros en una acción con falta previa sobre Aleix.
Peor mala suerte imposible en un duelo al que a los de Lucas Alcaraz les costó comparecer durante el primer cuarto de hora, tiempo aprovechado por el Elche, más metido desde el inicio, para dar sendos avisos con disparos peligrosos de Mantecón y Beranger que salieron desviados por poco.
Sin Verza el equipo pierde verticalidad y dirección de juego, algo que se echó en falta durante muchas fases del encuentro, así como los centímetros de Ulloa para fijar a la defensa franjiverde y su olfato goleador en el remate.
Hasta el ecuador de la primera mitad no dio síntomas el Almería de su condición de aspirante al ascenso con una gran pared entre Soriano y Goitom al borde del área culminada por el sueco que el meta Juan Carlos, muy inspirado ayer, desbarataba con una mano salvadora.
Los locales por fin se habían desperezado y rozaron el 1-0 en un centro de Corona cabeceado por Juanma Ortiz al palo en el que pudo haber sido el quinto tanto consecutivo del alicantino en Liga, pero acto seguido se adelantaron los de Bordalás.
Fue en un despeje de Generelo que cayó en los dominios de Beranger con toda la zaga rojiblanca completamente despistada, en particular Rafita, su marcador. El francés únicamente tuvo que encarar a Esteban y cruzar el balón al palo largo en su salida.
El Elche, un equipo limitado técnicamente pero muy intenso, se vio en el escenario soñado y logró mantener la ventaja al descanso en connivencia con el árbitro. Prieto Iglesias y uno de sus asistentes, pese a estar a dos metros escasos de la jugada, no quisieron ver un penalti de libro de Beranger sobre Rafita, que tuvo fortuna de conservar el tobillo en su sitio tras la dura entrada.
El propio jugador galo delató la existencia de falta reclamándola fuera del área aunque las imágenes mostrasen lo contrario, pero el colegiado optó por hacer oídos sordos al clamor en que se había convertido la grada.
El sainete posterior de Etxeita con Goitom vino a corroborar la justificada fama de tramposo y marrullero que persigue al cuadro ilicitano allá por donde va. La guinda al pastel fue la cartulina amarilla a Rafita por tirarse, perfectamente recurrible con el vídeo de la jugada.
El partido acabó al poco de la reanudación con un golazo de Xumetra sorprendiendo a Esteban desde 55 metros de distancia, precedido de una falta clamorosa sobre Aleix Vidal que Prieto Iglesias tampoco quiso ver.
El Almería buscó la igualada cargado de fe, pero la baraka no estaba de su lado. Goitom envía a la cruceta un cabezazo y Corona a la madera una falta directa, mientras que Juan Carlos repele un buen disparo de Ortiz, que había ingresado al campo tras Pallarés y Jonathan.
Todos los intentos resultaron infructuosos y como mal menor se mantiene igualado el golaverage particular entre ambos conjuntos, pero la afición local salió muy quemada con la actuación arbitral.
El Almería no mereció un castigo tan severo, pero la derrota no debe ocultar la preocupante escasez de banquillo ni la blandura del equipo, dando la sensación de que jugaban corderos contra hienas. Esa actitud en un hipotético play off sería desastrosa...
Un Almería negado ante el gol sucumbe ante el Elche (0-2)

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