JAVIER GÓMEZ GRANADOS | Ideal.es
Nada más consumarse el descenso de categoría, incluso antes, muchos jugadores de la UD Almería apostaban por ascender al año siguiente. Carlos García o Pellerano, entre otros, se colgaban el cartel de favoritos para la nueva campaña en Segunda y se comprometían, casi se obligaban, a volver a Primera División.
Todos los que de un modo u otro rodeamos al Almería estábamos convencidos de esa idea, más aún cuando la inyección económica que el descenso va a suponer al club, según el propio club, le sitúa en una situación inmejorable para abordar el objetivo. A ello había que añadir que, como insistían Benito y García, director y presidente, la plantilla estaba hecha y sólo faltaban retoques.
Pero la realidad empieza a ser distinta y eso que el verano aún no ha llegado. Lo que parecía fácil empieza a no serlo tanto. En primer lugar porque la intención de una gran parte de la plantilla es la de marcharse en busca de un destino mejor, lo que se traducirá, necesariamente, en una pérdida de motivación y ambición si tienen que quedarse en Almería de forma obligada.
Si eso es preocupante, más aún es comprobar, ahora que cuatro equipos, ya sólo dos, se 'matan' por subir a Primera, que el nivel y la competitividad de Segunda es intensa y todos muerden con fuerza y no sueltan a la presa desde el primer bocado. Eso exige ilusión, calidad, fe, unión, confianza y mucha motivación. Sin esos elementos, no hay euros suficientes que garanticen el retorno a Primera.
Se nos había olvidado, al menos a mí, después de cuatro años entre los mejores, cómo se las gastan en una categoría en la que ascender supone la gloria y descender el infierno. Bajar de Primera a Segunda no es un drama. De Segunda a Segunda B, sí. Todos luchan por subsistir y seguir en el mapa futbolístico y eso les hace más peligrosos que aquellos que lo hacen por pasearse por Europa o por lucir el enésimo título.
Es lo que nos espera a partir de agosto y ahora empiezo a dudar de muchas cosas. Sólo queda desear que los encargados de confeccionar la plantilla sepan encajar calidad, ilusión y mucha unión. Tan sencillo y tan complejo. No hay otra.
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