Una UD Almería de 'embarbaridad'
El equipo indálico hace un partido perfecto y 'destroza' al Leganés con un golazo de Adrián Embarba y manejando el partido con los goles de Chirino y Arnau Puigmal
Juanjo Aguilera
Sábado, 22 de noviembre 2025
En Butarque amaneció una noche distinta, una de esas que no se explican sólo con el balón sino con la sensación de que un equipo llega con la idea firme de reescribir el guion. El Almería apareció con una determinación que parecía escrita mucho antes del pitido inicial, como si cada jugador supiera que el partido necesitaba una huella, un eco que quedara resonando más allá del resultado. Y ese eco cayó desde cuarenta metros, dibujado por la bota de Embarba, un impacto que abrió el cielo oscuro de Leganés y lo convirtió en un lienzo rojo. Fue una 'Embarbaridad' en el sentido más amplio de la palabra, un trazo de genio que partió el partido en dos, que encendió una convicción colectiva y que dio al Almería la llave para imponerse en un escenario adverso, ajeno, frío y expectante. A partir de ahí, el equipo jugó como quien conoce cada rincón del aire, moviéndose entre líneas con una serenidad que parecía incompatible con la presión, como si el césped de Butarque se hubiera inclinado para acompañar cada carrera indálica hacia el área rival.
El partido avanzó como avanzan las historias que no necesitan prisa, con la UDAmanejando el pulso, el ritmo, la cadencia, dejando que el fútbol fluyera desde la seguridad de sus centrales y desde la determinación de un grupo que se sabía superior incluso en los momentos en los que el Leganés empujó con más alma que ideas. Y en ese fluir aparecieron Chirino y Arnau, dos nombres que viajaron junto al viento que recorre la banda larga de Butarque, culminando jugadas que parecían escritas por un narrador que se detiene en los detalles, un desmarque que se afila, un pase que corta el silencio, un golpeo que cruza la luz del estadio. El Almería no sólo ganó, sino que compuso un partido lleno de ritmo, de intención, de música interior. Lo hizo con el descaro de quien entiende que el fútbol también puede ser un poema, una brizna de arte inesperado, un gesto luminoso en mitad de la noche madrileña.
Jugada maestra
Varió Rubi el dibujo, pero siempre con un sentido ofensivo, tratando de perjudicar la posible salida en tromba, por necesidad, del Leganés, que buscaba imponerse desde el inicio para no quedar condicionado por el marcador. El planteamiento de la UD A, con tres centrales y presión adelantada, mostraba una intención clara de encerrar al rival en su propio campo y forzarle a jugar incómodo, apostando por líneas juntas, agresividad en la recuperación y mucha actividad en campo contrario. La circulación rojiblanca era directa, con pocos toques y buscando siempre la profundidad, lo que daba al encuentro un ritmo alto que impedía que el Leganés pudiera instalarse en zonas de creación. El equipo indálico lograba que cada salida rival estuviera acompañada de la sensación constante de amenaza, imponiendo un dominio territorial que abría la puerta a transiciones rápidas y a un intercambio permanente de esfuerzos.
En el 6, un balón largo de Diawara sorprendió a la UDAy habilitó a Duk, que se deslizó entre Nelson Monte y Aridane con potencia para plantarse mano a mano ante Andrés Fernández. El delantero buscó ajustar el disparo, pero el meta indálico lo repelió con el pie en una acción que reproducía casi al detalle la intervención ante el Cádiz. Aquella parada mantuvo el partido abierto y ese intercambio se transformó poco después en ventaja rojiblanca cuando, en el 10, Álex Centelles encontró a Adrián Embarba, que desde unos 40 metros se inventó un golpeo espléndido que entró por la escuadra. Ese gol reforzó la confianza indálica, que veía cómo su agresividad inicial encontraba premio mientras el encuentro adquiría un perfil más vertical y exigente en lo físico para ambos equipos.
El planteamiento obliga
El planteamiento indálico obligó al Leganés a recurrir a balones largos para intentar equilibrar un partido que se les hacía cuesta arriba, con su centro del campo incapaz de superar la presión adelantada. Los centrales rojiblancos se imponían en casi todos los duelos y los intentos pepineros de progresar se quedaban en acciones inconclusas sin continuidad. Esa posesión estéril, crecía tras cada pérdida. Así, en el 24, un error en salida permitió a Juan Cruz probar a Andrés Fernández con un disparo que el portero rechazó con solvencia. Un minuto más tarde, un centro desde la derecha provocó un rechace que Cisse remató, aunque la acción terminó anulada por fuera de juego de Duk. Aquellos avisos reflejaban un ligero cambio de ritmo, con un Leganés que empezaba a asentarse mejor.
A medida que avanzaba la primera parte, la UDAcomenzó a sufrir, acumulando pérdidas y viendo cómo el Leganés ganaba metros y confianza. En el 35, una falta ejecutada por Duk salió por encima de la escuadra, señal de que el conjunto pepinero ya había encontrado una vía para someter. Apenas un minuto después, el propio Duk volvió a aparecer con un remate de espaldas a portería que terminó marchándose desviado, pero reforzando la idea de que el dominio territorial era local. Los de Paco López apostaban por centros laterales, insistencia por bandas y una acumulación de jugadores en zonas de remate que incomodaba la estructura defensiva indálica. Esa insistencia obligó al Almería a replegarse, reduciendo su capacidad para salir con claridad y quedando atrapado en un tramo final de primera parte donde el Leganés jugó más cerca del área rojiblanca de lo que Rubi hubiera deseado.
Cambiado el guion
Había cambiado el guion de partido de forma evidente, con un Leganés que se adueñó del balón y de los espacios mientras el Almería perdía fluidez y presencia ofensiva. Obligado a sobrevivir y sin robar con la autoridad inicial ni conectar con sus atacantes, el equipo de Paco López, consciente de su momento, insistió en cargar el juego hacia las bandas, generando centros que obligaron a la defensa a multiplicarse en vigilancias y despejes. El Almería afrontó ese tramo final con la sensación de estar resistiendo más que compitiendo, buscando el descanso con ventaja y reorganizar sus piezas ante un rival que había ganado impulso y que no renunciaba a su plan ofensivo.
El primer acto se cerró con ese dominio local, que había empujado al Almería hacia atrás, defendiendo cerca del área propia y convirtiendo el tramo final en un ejercicio de contención para los de Rubi. La imposibilidad de salir con claridad, unida a la acumulación de centros y segundas jugadas, dio forma a un desenlace de primera parte que contrastaba con la superioridad indálica del inicio. Aún así, la defensa logró sostener el resultado. Arriba se pudo aumentar en una acción de Thalys con disparo de Chirino que se fue fuera –en el 44– para mantener la ventaja, consciente de que el descanso aparecía como una oportunidad crucial para corregir desajustes y recuperar el hilo competitivo del inicio.
Delineantes
El segundo tiempo continuó con problemas porque en la primera acción, al Almería lo salvó Andrés Fernández –que para eso está el portero–. El centro fue de Rubén Peña y Duk, casi desde dentro del área pequeña, remató de cabeza y Andrés intervino otra vez para despejar el balón y las dudas, sacando una mano izquierda providencial. El Almería parecía vencido hacia atrás, empujado, hasta que Aridane cortó el intento y se lo puso a Chirino. El de Curaçao condujo por la derecha, se asoció con Sergio Arribas y marcó de un disparo potente y cruzado abajo, en el 50.
El Almería era 'fino' en defensa. El Leganés 'deshizo' su idea inicial, pasando de defensa de cuatro a defensa de tres, con Gonzalo Melero dando profundidad, pero el Almería cortaba cada intento. En el 62, Andrés volvió a aparecer tras un remate de Miguel de la Fuente. En el 64, un balón recuperado por Chirino acabó en la red de Juan Soriano tras un disparo cruzado de Adrián Embarba, pero no subió al marcador por fuera de juego.
Más llegada, pero el gol...
Empujó el equipo pepinero, con acciones que pudieron meterle en el partido. En el 69, tras una gran jugada de Juan Cruz, Miguel de la Fuente cabeceó por encima, y en el 71 Andrés firmó otro paradón a bocajarro. En el 78, despejó un disparo de Cisse desde fuera del área, manteniendo en pie al equipo ante el empuje rival, mientras el Almería se defendía con oficio.
No hubo espera. El equipo rojiblanco fue sólido atrás y salió con contundencia. Desde la derecha, el balón le cayó a Soko, que cambió de banda, lo puso al segundo palo y Baptistao lo acomodó como si fuese con las manos, asistiendo a Arnau Puigmal para batir a Juan Soriano y poner el 0-3 con el que se cerró un partido que fue, sin lugar a dudas, una 'embarbaridad'.
CD Leganés:
Juan Cruz;Jorge Sáenz (Figueredo, m. 84), Lalo Aguilar (Gonzalo Melero, m. 56), Marvel;Rubén Peña (Roberto López, m. 69), Sydouba Cisse, Amadou Diawara, Naim García (Pauwels, m. 84);Duk, Juan Cruz, y Diego García (Miguel de la Fuente, m. 56).
UD Almería:
Andrés Fernández; Daijiro Chirino, Nelson Monte, Aridane, Federico Bonini, Álex Centelles (Álex Muñoz, m. 46);Sergio Arribas (Arnau Puigmal, m. 78), Iddrisu Baba (Stefan Dozdic, m. 46), Gui Guedes, Adrián Embarba (Leo Baptistao, m. 82), y Thalys (Patrick Soko, m. 63).
Goles: 0-1, m. 10: Adrián Embarba. 0-2, m. 50: Daijiro Chirino. 03, m. 90: Arnau Árbitro:
Eder Mallo Fernández, comité castellano-leonés, auxiliado en el VAR por valenciano Iván Caparrós Hernández. Amonestó a Lalo (m. 53), del Leganés, y a Iddrisu Baba (m. 25), Álex Centelles (m. 34), Embarba (m. 83) y Chirino (m. 87), de la UDA.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada decimoquinta del Campeonato de Liga de Segunda División A, Liga Hypermotion, celebrado en Butarque, con unos 300 aficionados indálicos. Hugo minuto de silencio en memoria de las mujeres asesinadas por violencia machista. Natalia Rodríguez y Ángel María Gómez, bronce en el Europeo de JiuJitsu, hicieron el saque de honor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario