Pozo enseña el camino
Pozo intenta burlar a un adversario con su conducción y giro característicos.
FOTO: JAVIER ALONSO
Partidazo del malagueño, genio entre mediocres, bien secundado por Álamo, Puertas y Borja. Participa de forma directa en los goles de Borja, Quique y Gaspar ante un flojo Oviedo
Diario de Almería / 30 Enero, 2017
El Almería, colista en el inicio del choque ante el Oviedo, cuenta en sus filas con un futbolista infravalorado e infrautilizado. Tal vez sea el único jugador de la categoría capaz de levantar al espectador de su butaca y sin duda uno de los pocos capaces de filtrar pases entre líneas en un fútbol, el de plata, donde prevalece el músculo sobre la filigrana, donde triunfa la mediocridad y se mira con sospecha la calidad.
Hablamos de José Ángel Pozo: toque, visión, pausa, arranque y generosidad encerrados en 169 centímetros, un pequeño tarro dispuesto a sacar sus esencias a paseo a la mínima que el entrenador, por desgracia sin tanta frecuencia como sería deseable, le da los galones necesarios para mandar sobre el campo. El malagueño se marcó una exhibición sobre el césped del Mediterráneo por las que merece la pena pagar el abono, de las que serán recordadas cuando despunte en un equipo de primer nivel como Negredo, Melo, Alves y tantos otros lo hicieron en su día.
En una primera mitad digna de bostezo, solo al genio malacitano se le atisbaban las intenciones de poder cambiar el signo del partido. Y a fe que lo hizo participando de forma decisiva en todas las acciones de gol de su equipo.
Pero vayamos por partes. La plaga de sancionados, lesionados y 'facturados' movitó que Soriano tuviera que completar la lista con tres chavales del filial, circunstancia que ha permitido descubrir para la causa a un buen defensor como Garrido, que hizo olvidar a Ximo e Isidoro con su solvencia en el carril diestro pese a actuar como central en el filial.
Ante un Oviedo inmerso en las dudas de su nula solvencia como visitante, Hierro recurrió a la manida moda actual de incrustar tres centrales en el eje y, por suerte para los intereses unionistas, volvió a ponerse de manifiesto (como ya se apuntó en Cádiz) que las llegadas de Borja y Álamo son una bocanada de aire fresco.
El canario se alternó en las bandas con Puertas, si bien mientras por la izquieda anduvo desnortado, por la derecha creó peligro en todas sus acometidas, mientras que la sola presencia del gallego en la media le proporciona un estatus al equipo que en las jornadas precedentes nunca se le había visto. Ambos resultaron determinantes en la acción que abrió la lata y la que sirvió para ampliar distancias.
Decíamos que la primera mitad resultó del todo insufrible. De hecho todo cambió en el minuto que va del 45 al 46, con el impás del descanso por medio. Los fantasmas pulularon el área rojiblanca al borde del descanso cuando una falta lateral botada por Varela obligó a Borja a despejar el balón en la línea de gol y el posterior remate de Verdés sería anulado por carga previa sobre Casto en el área pequeña.
El Almería se iba a vestuarios con el susto en el cuerpo y al regreso se la devolvería al Oviedo por idéntico cauce. Pozo ejecutaba al segundo palo otra falta lateral y se encontraba con Álamo libre de marca. El remate del canario, repelido en primera instancia por el meta Juan Carlos, le caía a Borja, quien con sangre fría y clase, mandaba el balón a la red ante una maraña de contrarios, poniendo fin así a 316 minutos de sequía goleadora colectiva.
Al Oviedo no le quedó más remedio entonces que salir de la cueva y dispuso de un par de ocasiones claras para restablecer las tablas en el marcador. La primera de ellas en una acción de Toché apurando línea de fondo con pase atrás para Linares, cuyo remate a bocajarro se topó con la inspirada intervención de Casto. Y una segunda en botas de Verdés, que supo aprovechar un rechace de Casto a disparo de Toché, enviando el esférico fuera con el meta ya batido.
El Almería necesitaba 'matar' el partido y emergió de nuevo la figura de Pozo para atraer hasta a tres rivales y abrir luego el balón hacia un enorme aclarado en la derecha, donde llegaba Álamo. El buen centro del isleño fue medio gol y el otro medio lo puso Quique empujando la pelota con el pecho.
Los unionistas respiraban y el canterano Gaspar, debutante el año de Francisco y desaparecido en combate, quiso unirse a la fiesta en su reaparición por el primer equipo. La jugada nació una vez más en las botas de Pozo, arrancando un contragolpe de forma vertiginosa que casi malogra Quique en la continuación, pero que supo culminar Gaspar definiendo con impavidez el mal servicio de su compañero. Si todo lo visto fuera estructural y no coyuntural otro gallo les cantaría...
UD Almería: Casto; Garrido, Joaquín, Trujillo, Ximo Navarro; Borja Fernández, Fran Vélez (Diamanka, min. 71); Javi Álamo (Gaspar Panadero, min. 81), Pozo (Ramón Azeez, min. 88), Antonio Puertas; y Quique González.
Real Oviedo: Juan Carlos; Diegui, David Fernández, Héctor Verdés, Varela, Christian Fernández (Nando, min. 64); Lucas Torró, David Roja; Saúl Berjón (Susaeta, min. 70), Linares (Jonathan Pereira, min. 76) y Toché.
Goles: 1-0, min. 47: Borja Fernández; 2-0, min. 79: Quique González; 3-0, min. 87: Gaspar Panadero.
Árbitro: Medié Jiménez (Comité Catalán. Amonestó a Borja Fernández (min. 49), Trujillo (min. 62) y Casto (min. 79) por parte de la UD Almería, así como a Lucas Torró (min. 30) y Héctor Verdés (min. 46) por parte del del Real Oviedo.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada vigésimo tercera de La Liga 1|2|3 disputado en el Estadio de los Juegos Mediterráneos ante 7.123 espectadores.
Pozo enseña el camino
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