lunes, 30 de enero de 2017

La buena actitud de Garrido contagia a todos

Garrido hizo el partido perfecto con el Almería
El futbolista del filial rojiblanco, que no es lateral, sorprendió a todos en su debut
30/01/2017 Rafa Góngora


Garrido, en el Almeria-Oviedo.   Juan Sánchez.

Un canterano que vivió un día inolvidable en su debut con el Almería en el Estadio de los Juegos Mediterráneos ante el Oviedo. Garrido cortó dos orejas y rabo y, además, abrió la puerta del Estadio al final del partido del domingo. Hizo un partido de esos que jamás olvidará ni él ni la familia rojiblanca.

El chaval estuvo entrenando este lunes con el Almería de Soriano con el que estuvo hablando durante unos diez minutos antes de marcharse a la sala médica y al gimnasio del Mediterráneo con el resto de los compañeros del primer equipo almeriense.

Garrido repasó este lunes con LA VOZ y la SER su debut: “Casi no peso ojo el domingo por la noche; fue el debt soñado, estoy muy feliz porque todo salió muy bien y se ganó, que era lo importante para el Almería”.
“Me gustaría que siguieran contando conmigo en el primer equipo; voy a seguir trabajando muy fuerte”, dice.el descenso”, dice.
Garrido hizo el partido perfecto con el Almería

La buena actitud de Garrido contagia a todos
Bien posicionado y sin complicarse la vida, estuvo sensancional
Su ilusión y la calidad de Pozo deciden
PABLO LAYNEZ  30 Enero, 2017

Su buena actitud contagia a todos
Su buena actitud contagia a todos

Tres pilares sostienen la victoria de ayer. La calidad de Pozo, las intervenciones milagrosas de Casto justo cuando se le necesita y el soplo de aire fresco que le vino al primer equipo procedente del filial. Ojo, la victoria no esconde la falta de ideas y de confianza que arrastran los jugadores, la ausencia de juego creativo de la mayor parte de los minutos de los partidos. Sin embargo, ayer se disputó un encuentro práctico, lo que demanda la categoría, y la contundencia y la rabia acumulada hicieron el resto para vencer a un Oviedo tan discreto como la mayor parte de los equipos de Segunda División, muchos de los cuales han vencido al Almería con las mismas armas que demostraron los de Soriano.

El rendimiento de algunos jugadores ya había llevado a la afición a pensar lo que ayer Soriano confesó en rueda de prensa cuando se le preguntó sobre Chuli: que se había bajado del barco antes de tiempo pese a que se le han dado oportunidades hasta el último día. Por eso, aunque las bajas a priori parecían preocupantes para recibir a un equipo de la zona alta, fueron lo mejor que le podía pasar a un Almería necesitado de profesionales que salieran "a partirse la cara", "a comerse el césped", frases ambas usadas por Garrido y Gaspar al terminar el choque en los micrófonos de la radio del club.

La ilusión, la actitud, el pundonor, el coraje, la entrega, los pantalones que puso sobre el terreno de juego de Garrido contagia a cualquiera y así ocurrió. La afición, que volvió a acudir para dejarse la garganta por su equipo aunque no se lo mereciera, sabe que no va al Mediterráneo a ver a un equipo que juegue como el Barcelona de Guardiola, pero sí demanda el comportamiento que tuvo ayer el Almería y que le llevó a la victoria. Las posesiones son un embuste para los conjuntos en serios problemas, lo que necesitan es que los rivales pisen en menor tiempo posible su área y chutar a portería con cierta eficacia de cara a la portería rival.

Por eso, la entrada de Garrido en el lateral derecho fue agua bendita. El jiennense juega de central en el filial y ayer fue de los más destacados porque cumplió su función a la perfección. No se complicó la vida en ningún momento, jugó fácil y con sentido. Sabe que no tiene un recorrido largo por banda, por lo que se centró en defender primero y en surtir de balones tanto a Álamo como a Puertas, de los que recibió una gran ayuda. Como es normal, Garrido apenas llegó a línea de fondo del Oviedo; eso sí, Toché tampoco llegó a la almeriense, le ganó la partida una vez sí y otra también.

Como la cabra tira al monte, el jiennense jugó más cerca de Joaquín y Trujillo que de la línea de banda, lo que le sirvió al Almería para estar más junto y aseado, el Oviedo no encontró en ningún momento espacios entre líneas, salvo en una acción en claro fuera de juego de Toché que el árbitro no pitó y acabó con remate de Linares al cuerpo salvador de Casto. Pasaban los minutos y el rival dominaba pero sin peligro real, justo lo que le ha ocurrido al Almería a lo largo y ancho de la primera vuelta. Si en esta segunda se juega por lo menos con la concentración de ayer, el devenir cambiará.
Su buena actitud contagia a todos

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