22/08/2015 Tony Fernández
Ulli Stielike se deja ver poco por Almería. Archivo La Voz.
Los aficionados nunca se olvidarán de Ulli Stielike. Aquel entrenador que firmó Blanes para llevar al equipo a aguas tranquilas y chocó contra un iceberg como el Titanic. Solo ganó un partido en los tres meses que duró su corta etapa y fue frente al Leganés la tarde de un 22 de diciembre, y de churro.
Partido loco
Aquella tarde con arbitraje de Contador Crespo pudo pasar de todo. El Almería salía con: Iru, Popovic, Lambea, Julio, Gonzalo (Cuaresma 53), Paniagua, Reyes, Pedro, César (Diego 68), Luismi y Peralta. Por los pepineros: Julio Iglesias, Villoria, Pedro (Angelín Mn. 45), Mesas, Olaeta, Moisés, Alfredo, Miguel Ángel (Rajada0 Mn. 80), Jaime, Manu y Vidal. Media entrada.
No se habían sentado los aficionados cuando llegaba el primero para el Almería en propia meta, Manu al intentar despejar un balón. La alegría duraba cuatro minutos, los que tardó en empatar Miguel Ángel. Sería Paniagua el que llevara la calma a las gradas en el 25 tras jugar más y mejor su rival.
Un penalti a favor del Leganés que no transformaron los pepineros y la expulsión de Popovic por doble amarilla en el 66 dieron mayor emoción a un choque que se puso de cara para el Leganés al marcar su hombre gol, Moisés, el tanto del empate en el 68.
Todo lo demás fue un monólogo de los madrileños que desperdiciaron sus ocasiones y forzaron una falta en la frontal para el especialista del Almería, Antonio Reyes, que la clavó en las mallas de Julio Iglesias. Luego, a pedir la hora.
Ulli Stielike nunca se olvidará del Leganés
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