martes, 7 de abril de 2015

Siempre a remolque, el peor de los síntomas

Hasta en 17 partidos se ha empezado perdiendo y solo se remontó ante Elche (2-2) y Córdoba (1-2)

Pablo Laynez | Actualizado 07.04.2015 - 05:02




Dos Santos, Hemed y Trujillo, abochornados tras el 1-4 del Levante.

Por mucho que se quieran enmascarar los números, llamar al optimismo o confiar en la providencia, el Almería va camino de Segunda con todo el dolor y el merecimiento. En la rueda de prensa postLevante se trataba de comparar el horroroso partido del sábado con el del año pasado con Osasuna o el 1-4 que también logró el Celta la campaña anterior, pero este equipo no le llega a la altura de los zapatos al que logró salvar Francisco, pese a que los problemas de plantilla de aquél también eran más que evidentes.

Pese a que pagó la novatada de recién ascendido, se pasó buena parte de la temporada en descenso y estuvo virtualmente en Segunda hasta el partido en Cornellá que remontó en la segunda parte, el equipo de los Suso, Rodri o Barbosa (todos ellos jugadores de calidad en ataque, algo que ahora no hay) competía y sabía cómo afrontar los encuentros. Es cierto que en ocasiones se habló más de temas extradeportivos y que tras la derrota copera ante el Racing de Segunda B el Almería tocó fondo, pero los pesos pesados del vestuario supieron reconducir a los más díscolos para que marcaran la diferencia con respecto a Betis, Osasuna y Valladolid, los tres que a la postre bajaron. El año pasado también se encajaba, pero se hacía más gol y, sobre todo, el equipo jugaba a algo.

La marcha de Esteban la ha notado mucho el vestuario y la ausencia de un central de garantías como Torsiglieri, que se bastaba para amedentrar él solo a los rivales y para hacer mejor a Trujillo, ha sido un cánon demasiado alto que el Almería ha pagado en su errática política de fichajes.

Esta temporada ha empezado perdiendo en 17 de 29 partidos, una exageración si se tiene en cuenta que este equipo no tiene capacidad de reacción ninguna y que mentalmente tiene el encefalograma plano. JIM habló de ser resultadista cuando llegó, pero las circunstancias le han superado.

Siempre a remolque, el peor de los síntomas

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