La UDA logró un empate ante el Dépor tras estar con uno menos desde el minuto 55 y terminar con 9 después de las expulsiones de Thievy y Michel
JORDI FOLQUÉ | ALMERÍA
U n punto como premio tras un partido en el que pudo pasar de todo. Un encuentro en el que la mentalidad fue clave para lograr algo positivo. Eso y la nula capacidad realizadora de los dos equipos. El Almería en la primera parte y el Deportivo desde el minuto 30. Los gallegos no aprovecharon el quedarse con uno más por la expulsión de Thievy en el minuto 55. Acabaron con dos más. Pero la expulsión de Michel Macedo en la prolongación se puede considerar como anecdótica para todo lo que pasó en el Estadio de los Juegos Mediterráneos entre dos equipos que intentan meter distancia con la zona de quema. Sabían que los tres equipos que ocupaban el descenso al término de la jornada anterior habían perdido sus respectivos partidos. Decimos la jornada anterior porque desde el viernes, por la sanción de FIFA, el Almería tiene tres puntos menos. O, lo que es lo mismo, comenzó la jornada en el antepenúltimo puesto de la Liga BBVA.
0
UD ALMERÍA
0
DEPORTIVO
Tiros a puerta 3/8 9/21
Asistencias 5 20
Posesión 37% 63%
Llegadas al área 21 42
Faltas cometidas 13 19
Balones recuperados 34 46
Balones perdidos 68 48
Fueras de juego 0 5
UD Almería: Julián Cuesta; Michel, Mauro Dos Santos, Trujillo, Dubarbier; Verza, Corona (Jonathan, min. 88); Wellington (Édgar, min. 66), Soriano (Thomas, min. 80), Thievy; y Hemed.
Deportivo: Fabricio; Juanfran, Sidnei, Insua, Luisinho; Álex Bergantiños (Medunjanin, min. 85), José Rodríguez (Hélder Costa, min. 65); Lucas, Cuenca (Fariña, min. 81); Oriol Riera y Borges.
Árbitro: Gil Manzano (extremeño). Amonestó a los locales Ximo Navarro y Édgar y a los visitantes Luisinho, José Rodríguez y Borges. Expulsó a los locales Thievy (m. 55) y Michel Macedo (m. 89).
Incidencias: Partido correspondiente la jornada vigésimo quinta de la Liga BBVA disputado en el Estadio de los Juegos Mediterráneos ante 8.979 espectadores.
Quedaba la duda de saber la forma con la que saldría el Almería al partido. Si como ante la Real Sociedad buscando el gol en el marco contrario. O como ante el Atlético de Madrid en el que se ponían en las manos del rival esperando a que no tuviera su día. Fue lo primero. Tanto que Hemed tuvo la ocasión para haber adelantado en el marcador a los rojiblancos en el primer minuto. Pudo haber sido el gol de la jornada. El gol del inicio de la recuperación de la UDA tras el varapalo de la FIFA con la sanción de tres puntos hecha oficial el pasado viernes. Pero nada. Su remate, de media chilena, lo despejó Fabricio.
Fue la primera oportunidad que se tuvo para ver a los porteros. Auténticos protagonistas del primer periodo. Bueno, también se podría decir que ambos conjuntos evidenciaron los grandes motivos por los que son de los equipos menos goleadores. Necesitan muchas ocasiones para poder perforar el marco contrario. Si Hemed fue el primero que se encontró un muro, luego fue Ángel Trujillo. Su cabezazo lo detuvo el cancerbero gallego.
Casi que aquí pudo cambiar el signo del partido. Los coruñeses comenzaron a dominar el centro del campo y cada vez llegaban con más jugadores al área de un Julián Cuesta que fue, una vez más, el salvador del equipo de Juan Ignacio Martínez. Una tras otra, hasta en cuatro ocasiones dejó el 0-0 en el marcador y no algún tanto en el casillero del Deportivo.
Especialmente le ganó la batalla en la primera mitad a Oriol Riera. El delantero catalán, que hasta el choque de ayer no se había estrenado como deportivista, tuvo dos clarísimas en la portería del fondo norte. Un remate que despejó Julián Cuesta casi cuando el Deportivo ya celebraba. Casi sin tiempo de reaccionar, la segunda. Primera aparición de Lucas Pérez. El zurdo sacó su primera dosis de calidad en el Mediterráneo para poner un centro que Oriol Riera remató en el primer palo. El central madrileño fue el que se tiró al piso e impidió que el Deportivo se adelantase.
El encuentro estaba completamente abierto. Pero más inclinado hacia la portería que defendía la UDA que al contrario. Parecía un choque de Copa del Rey. Sobre todo porque era ya un uno contra uno en cada acción. Duelos individuales en el que el centro del campo no existía. Los gallegos con más criterio a la hora de montar las jugadas. El Almería, esperando a que cambiase de nuevo el ritmo del 'viento' que soplaba en su contra.
En los últimos minutos del primer periodo, Gil Manzano le perdonó la segunda amarilla a Thievy. El franco-congoleño ya tenía una amonestación por haber saltado en el centro del campo y golpeado con el codo a Insua. La segunda acción fue con Juanfran. Los mismos protagonistas que fueron los actores principales de la jugada que cambió todo lo que se estaba viendo en el segundo periodo.
Era una contra a favor del Almería, Hemed se la pedía a Thievy. No vio al israelí. Fue lo peor que le pasó a los de JIM. Juanfran le robó el esférico al '9' de la UDA. Thievy soltó el brazo y le golpeó en la cara. Por un braceo que el colegiado consideró que fue merecedora de la segunda amarilla. Esta vez no se la perdonó. El Almería con uno menos.
Desde este instante, con más de 35 minutos hasta el final, el balón ya fue del Deportivo. Era el momento para que los de Juan Ignacio Martínez demostrasen la capacidad defensiva de la que pregona el técnico alicantino desde que llegó en el mes de diciembre. Comprobar si podrían aguantar todo ese tiempo sin ver su portería perforada. Lo lograron. Curiosamente, pese a tener un jugador más, el número de ocasiones gallegas descendió. Los rojiblancos juntaron líneas y el encuentro ya no fue el correcalles en el que se había convertido.
Eso sí, Julián Cuesta seguía siendo el héroe de los almerienses. Ganándose el puesto como cancerbero. También como el responsable de darle a cada aficionado el desfibrilador que necesitaban cada vez que el Deportivo se acercase a su portería. El granadino lo hizo todo y bien. Parar (de manera principal y muy efectiva), mandar (cada vez está más seguro y su defensa hace lo que les ordena) y, también como nota muy positiva, saber parar el ritmo del encuentro. Perder esos segundos que cortan el ritmo al que quiere cambiar el resultado del marcador. Ganar tiempo en cada jugada de saque de puerta. O, como en la última acción del encuentro, hacerse el lesionado para que el partido acabase y no ocurriese nada que sí buscaba un ya desesperado Deportivo.
Con todo lo dicho, podría parecer que el Almería se metió en su área. Que lo hizo con todos los jugadores que había en el campo tras la expulsión de Thievy. Craso error. Juan Ignacio Martínez confió en los que ocupan las posiciones defensivas. Tanto los cuatro defensas como los dos pivotes. Al resto casi que les pidió que no bajasen en demasía. La consigna era clara. Si ellos bajaban, Víctor Fernández podría mandar a todos los suyos que atacasen. Y aquí sí que todo se hubiera puesto más en contra.
Como alguna contra era lo que quería encontrar Juan Ignacio Martínez en ataque. Sus cambios tuvieron ese pensamiento. Salió Édgar por un desaparecido, en la segunda parte, Wellington. También Jonathan Zongo por Corona. Mantuvo siempre a Hemed. El tercer cambio fue Thomas para darle músculo al centro del campo después de que Soriano, por el que entró, hubiera hecho su trabajo de algo más que desgaste cuando la ocasión lo requería tras la expulsión de Thievy.
Al final, un punto para la UDA que le supo a gloria. No porque fuese su objetivo. Pero sí para demostrarse que sabe jugar ante las adversidades. La puesta por la FIFA y por el desarrollo del choque.
Desfibrilador Julián Cuesta
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