viernes, 26 de septiembre de 2014
El Cortijo del Fraile futbolero
El Almería entrenó ayer en el 'Juan Rojas', un estadio con historia que lastimosamente se viene abajo día a día. Ya no está habilitado para acoger partidos oficiales por lógicas cuestiones de seguridad
PABLO LAYNEZ | DIARIO DE ALMERÍA
Minuto a minuto, la vetusta estructura del archiconocido Cortijo del Fraile se desmorona. Sin ningún tiempo de contemplación ni de rubor, el paso del tiempo puede con el cemento y todo el cálculo de estructuras de una edificación, que fue fruto de inspiración para García Lorca en sus Bodas de Sangre y de vergüenza para muchos almerienses que ven cómo uno de sus Bienes de Interés Cultural se viene abajo ante la pasividad de unos y el desinterés de otros.
Pasando de la cultura al deporte y salvando todas las diferencias que separan a estas dos construcciones, hay un lugar de referencia para muchos futboleros que sigue a marchas forzadas los pasos del cortijo ubicado dentro del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. El Campo Municipal Juan Rojas, Franco Navarro para otras generaciones, está en las últimas. Aunque su situación no es tan crítica y el recinto que acogió los primeros partidos de un Almería en Primera no corre el peligro de derrumbe inminente, el abandono a su suerte es el peor final que se le puede dar a un estadio tan importante en una ciudad que precisamente no destaca por la proliferación de recintos deportivos para profesionales. Como muestra un botón: el Almería B tiene que jugar en un campo de entrenamiento como es el anexo, incómodo para el aficionado e inseguro al no tener un graderío acondicionado, puesto que el césped del Mediterráneo está saturado de partidos del primer y segundo equipo.
Por primera vez en un par de años, la primera plantilla tuvo que recurrir ayer al viejo estadio de Torrecárdenas para entrenar. Hace dos temporadas, el club tenía pensado rehabilitarlo para que fuese la casa del filial, pero una inspección técnica denegó dicha propuesta aludiendo cuestiones de seguridad. El graderío, parte ya no está en pie en el fondo norte, no aguantaría en sus actuales condiciones una importante afluencia del público. Dado que nadie procedió a su reparación, el Campo Municipal quedó en el olvido, sólo disponible para algún entrenamiento eventual y a disposición de la corrosiva aluminosis.
En un césped que hace algunas décadas acogió la etapa dorada en Primera de la Agrupación Deportiva, en Segunda de Club de Fútbol y Unión Deportiva y en Segunda B de Polideportivo Almería, ahora sólo rueda el balón para partidos de Feria de aficionados o en sesiones de entrenamiento del primer, del segundo o del equipo juvenil del Almería. Ayer, y sólo durante un día puesto que hoy vuelven al Mediterráneo, los pupilos de Francisco se ejercitaron en el campo en el que Francisco marcó sus primeros goles como profesional. Pero el ahora técnico rojiblanco no recordaba que en los graderíos hubieran nacido higueras, que en los banquillos crecieran flores silvestres o que uno de los vomitorios del fondo norte ya hubiese desaparecido.
Sin dinero de las administraciones, cariño de los gobernantes y una buena pala, el Campo Municipal Juan Rojas seguirá perdiendo piezas como si de un puzzle se tratara. Hace un mes se cumplieron 38 años desde que abriera sus puertas para los partidos de la Agrupación Deportiva. Con Juan Rojas y Maguregui, el ahora repudiado estadio llevó al Almería a Primera División y vivió también su desaparición. Fue escenario también de derbis apasionantes entre Poli y CF en la década de los noventa, y acogió también el primer partido oficial de la Unión Deportiva Almería: 0-1 contra el Cádiz en Segunda B en 2001. La UD jugó ahí durante dos temporadas y media, con ascenso a Segunda incluido, antes de marcharse a su actual casa al calor de los Juegos Mediterráneos. Un 2-1 ante el Sporting de Gijón en 2004, con goles de Francisco y José Ortiz, sirvió para lograr la salvación en plata y para que el primer equipo se despidiera de un estadio en el que muchos almerienses tienen sus primeras estampas futbolísticas.
El Almería B estuvo utilizándolo unas campañas y el ascenso a Segunda B fue su último servicio, al menos profesional, al fútbol local. Un 3-1 ante el Jumilla fue el último encuentro que acogió en diciembre de 2010, ya con su estructura muy dañada y con un claro mensaje de socorro en cada uno de sus desconchones, además de en aquel fondo sur que quedó deformado, tras hundirse en un partido de la AD ante el Murcia.
Pero nadie ha atendido a aquel SOS. El marcador, ya sin luz ni intención de volver a encenderse, refleja una derrota estrepitosa. En vez de cánticos de la peña Los Churros, Los Gatos o Juan Ternuras, ahora se escucha el eco de los ladrillos cuando caen y se rompen en el suelo. Sin tener la importancia ni el valor material del cortijo de Bodas de Sangre, sí que tiene uno sentimental para muchos aficionados que le dieron el "sí, quiero" a su equipo.
El Cortijo del Fraile futbolero
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