viernes, 22 de agosto de 2014

La AD vivió en sus carnes el 'caso Murcia'

La AD vivió en sus carnes el 'caso Murcia'
J.L. BRETONES | DIARIO DE ALMERÍA

El caso del Murcia, con toda la polvareda que está creando, tiene antecedentes en el fútbol español. El primero de ellos lo vivió en sus carnes la AD Almería al inicio de la temporada 1982-83. Por entonces no existía más organismo relacionado con el fútbol que la FEF, presidida por el ínclito Pablo Porta; José Luis Núñez, vicepresidente y Agustín Domínguez, secretario. En plan ordeno y mando.

La morosidad en los clubes de fútbol cada vez era mayor y la FEF se propuso dar un espectacular escarmiento. Al finalizar la campaña 1981-82, futbolistas de nueve equipos denunciaron por impagos. A saber: Almería, Getafe, Langreo, Mirandés, Elche, Palencia, Burgos, Zamora y Levante. Porta y los suyos dieron de plazo el verano para pagar a los jugadores. Club que no pagase, descendía.

La AD acabó con una deuda de 223.702.000 pesetas, de los cuales unos 50 millones se debían a jugadores. Peligro a la vista aunque había dos meses por delante. Pero llegó septiembre y la cosa seguía igual. Se hizo una plantilla para Segunda B, confiando en que la FEF no sería tan estricta en la aplicación de la nueva norma, y se realizó la pretemporada. Pero la FEF siguió erre que erre: o pagaba o descenso a Tercera.

Antonio Gómez Pomares, presidente en funciones, viajó con urgencia a Madrid el 20 de agosto con una propuesta: pagaban 20 millones ya (con el dinero de los abonos), 10 más el 20 de septiembre y los 20 restantes a lo largo de la campaña. Pero la FEF dijo que no: o 50 millones o descenso. En el último instante, dijo que aceptaba la solución si el equipo jugaba sólo con amateurs y juveniles.

El día 25 de agosto, la Junta Directiva de la AD se reunió urgentemente y dimitió en bloque. La FEF descendió al equipo y los jugadores iniciaron un encierro en el Ayuntamiento para ver cómo cobraban ellos, pequeño detalle que habían olvidado los justos jueces de la FEF. Como no había solución posible, la Junta Gestora convocó una Asamblea en La Salle, a la que asistieron unos mil socios, y, tras cinco horas de debate, se decidió la desaparición del equipo. Era 31 de agosto de 1982.

La misma suerte que el Almería corrieron otros cuatro modestísimos equipos de Segunda B: Burgos (debía 16 millones), Getafe (36), Levante (70) y Zamora (15). Muy valientes Pablo Porta y sus secuaces. ¡Con quiénes se atrevieron! Pero fue peor el remedio que la enfermedad, ya que los cinco equipos desaparecieron y sus jugadores se quedaron sin cobrar. Y encima tuvieron la gallardía de hacer pública una nota que finalizaba así: "Estas medidas acordadas por la Federación no son como castigo, sino para que los clubs de fútbol cuiden sus economías y tengan al día las cuentas, sin perjuicio en ningún caso para los jugadores". A 32 años vista, provoca una carcajada el paternalismo de la FEF.
La AD vivió en sus carnes el 'caso Murcia'

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