Fiesta tras la permanencia de la UDA :: S. G. H. (Ideal Almería)
Más que suficiente
DELFÍN MELERO / MARCA
Un punto era suficiente y más que suficiente había hecho el Almería para quedarse en Primera División. El empate contra el Athletic hizo justicia. La permanencia es un título para Francisco, el primero que creyó. También creyeron en él y, en consecuencia, sus jugadores le correspondieron en el tramo final de temporada con un extraordinario acto de fe.
El Almería se regaló otro año en Primera. Lo celebró como el ascenso porque es hasta más importante. Lo más difícil no es llegar, hay que mantenerse y el equipo rojiblanco guardó su sitio con los mejores. Se lo merece.
Se saboreó más porque no reinó la tranquilidad. Hubo incertidumbre en un descanso que duró más de media hora por lo que pasó en Pamplona. Hubo demasiado tiempo para pensar y el 2-0 de Osasuna justo cuando se reanudó el partido puso al Almería en el punto de mira. Otro gol rojillo y uno del Athletic le mandaba a Segunda. Sin embargo, la cosa no pasó a mayores y ahí se quedó. El pánico se trasladó a Vallecas para instalarse en el cuerpo de los jugadores del Getafe. Finalmente, bajaron Osasuna y Valladolid. Sentir el miedo te hace valorarlo todo mucho más.
Había batalla
Las cuentas estaban muy claras. El Almería jugó con eso. El Athletic, no obstante, dio guerra. No fue de paseo ni mucho menos. Andando se fue el pobre Vélez, lesionado a los dos minutos. Azeez entró en su lugar.
La gran preocupación local fue no conceder ocasiones. No tuvo demasiadas el Athletic, aunque sí se acercó con más peligro antes del descanso. Una volea de Laporte a la salida de un córner fue el disparo que supuso mayor amenaza para Esteban.
Así se van los grandes
Tras el parón la segunda mitad fue como volver a empezar y el Almería, sabiendo lo que podía pasar en El Sadar, prefirió dar un paso al frente. El camino lo encontró por la derecha, por donde profundizó Aleix Vidal. Por allí llegaron las oportunidades locales. No llegó el gol, pero sí uno de Chica en El Sadar que se celebró como propio. El colchón aumentaba.
El Athletic siguió a lo suyo. Pidió una mano de Torsiglieri dentro del área y Esteban sacó un gol de Guillermo poco antes del final y Herrerín hizo lo mismo unas cuantas veces. No se lo pudo creer Rodri, que perdió dos manos a manos que hubiesen adelantado la alegría. Uno se lo sacó el portero del Athletic y en el otro no precisó su toque. Dio igual. El Almería estaba en Primera y había que celebrarlo. Sí, estos también son campeones. Esteban merecía irse así.
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¡Salvados!
Escrito por Javi Salvador · Sportalmeria
Alcanzar metas, superar obstáculos, cambiar historias no escritas que algunos creyeron conocer. Tachar meses del calendario, recorrer mapas. Sentir calor, sentir frío. Caer, tropezar, despeñarse. Levantarse y ver brotar alegrías. Celebrar. Como dice el dicho: “Almería es de Primera y de Primera no se va”.
De nuevo esas sonrisas, de nuevo esos abrazos. Como hace casi un año. Como si nada hubiese pasado. Otra vez el césped multiplicaba su población por 500 a causa de un pitido. Un pitido que significaba gloria, alivio y felicidad. Un pitido que significaba que Almería puede seguir viviendo su sueño. Un pitido que significaba ‘Primera División’.
No hizo falta vencer. El empate ante el Athletic Club daba la permanencia a la UD Almería. Tras una semana de cábalas se cumplió la infalible: hacer bien el trabajo propio. Aunque los bilbaínos no hicieran del encuentro precisamente un camino de rosas.
Al minuto de juego Fran Vélez avisó con su lesión de la emocionante tarde que esperaba en el Mediterráneo. Las lágrimas del mediocentro, clave –sin hacer ruido- en la salvación rojiblanca, dolían en todo el estadio. En su sustitución saltó al césped el premundialista Azeez para acabar demostrando que se merece un viaje a Brasil, no unas vacaciones.
A los diez minutos Jonathan Zongo se disfrazó de Ibrahimovic para inventar una chilena que se marchó muy desviada en el primer acercamiento de la tarde. Pero lo importante no estaba solo en el coliseo almeriense. Los corazones rojiblancos miraban de reojo a Pamplona, Valladolid y Vallecas; donde se jugaba la permanencia. Instantes después del remate acrobático de Zongo, Oriol Riera hacía el primero para Osasuna. En caso de derrota almeriense, una victoria de Osasuna que levantase los tres goles de golaveraje entre navarros y andaluces mandaba a los de la tierra del Indalo a Segunda División.
Tras el gol de Riera se vino abajo el fondo del Sadar, lo que obligó a detener ese encuentro. En Almería, Guillermo tenía la primera para el Athletic a los 25 minutos. Los locales se mostraban imprecisos; los vascos dominaban. Zongo la tenía en un balón suelto dentro del área que no llegó a rematar.
Llegaron los nervios. El Granada marcaba en Valladolid y el Getafe en Vallecas. Laporte rozaba el 0-1 en el Mediterráneo. Puro fútbol. Para alivio de Francisco llegó el descanso. Un descanso de 45 minutos: se acababa de reanudar el encuentro en Pamplona tras el incidente en las gradas y la RFEF mandó que todas las segundas partes de los partidos comenzasen a la misma hora. Entonces marcaba Acuña el 2-0 para los navarros. Un gol del Athletic en Almería y otro de Osasuna en Navarra mandaba a los almerienses a Segunda División.
Comenzaban todas las segundas partes. Trujillo pedía el apoyo de la afición rojiblanca, que respondía entonando el “sí se puede”, despertando a su equipo. Azeez desplegaba su repertorio y asistía a Aleix Vidal, cuyo disparo desvió a córner el meta Iago Herrerín. Torsiglieri sacaba a pasear su mano dentro del área. Para alivio almeriense, el silbato del árbitro nunca sonó.
Mientras, Trashorras empataba el encuentro en Vallecas con un gol que acercaba el descenso a Getafe. Un descenso al que se abonaba el Valladolid junto a su impotencia. En Pamplona marcó entonces el Betis para poner el 2-1 que alejaba los fantasmas de Almería, donde Francisco abrazaba a Soriano antes de darle entrada en el terreno de juego por el ovacionado capitán Corona.
Se le ponían las cosas de cara a la UDA con la lesión de Etxeita. Valverde había agotado los cambios, por lo que el Athletic acababa el partido con un futbolista menos que los almerienses. Rodri rozaba el gol. Primero, tras una galopada de Aleix, el punta rojiblanco remató con todo a favor desde el área pequeña; paró Herreín. Instantes después una asistencia de Rafita volvía a dejar solo al 10 en un mano a mano que tampoco acabaría en gol.
No se movía el marcador en los otros estadios a excepción de Vallecas, donde Marica confirmaba la permanencia del Getafe. Almería era de Primera, aunque Guillermo metió el miedo en el cuerpo rojiblanco. El canterano del Athletic se plantó solo ante Esteban, que se lanzó con todo para evitar maravillosamente la derrota almeriense. Sería la última parada del asturiano con el escudo de la UDA bordado en el pecho. Un escudo que Esteban se lleva en el corazón. Esta sería la última acción que asustaría al Mediterráneo en la Liga 2013/2014. En el estadio los más de 11.000 aficionados rojiblancos botaban, celebrando aquello en lo que solo ellos y nadie más que ellos creyeron.
Con el pitido final se desató el júbilo. Los 21 futbolistas que ocupaban el césped dieron paso en cuestión de segundos a los 10.000 aficionados que celebraban la permanencia de la Unión Deportiva en Primera División. Lloraban en Valladolid y Pamplona. En Almería no, tocaba volver a armarla. Ahora toca seguir soñando lejos del infierno. En el cielo. Salvados.
UD ALMERÍA: Esteban; Rafita, Torsiglieri, Trujillo, Dubarbier; Fran Vélez (Azeez 2’), Verza, Corona (Soriano 78’), Aleix Vidal, Óscar Díaz (Rodri 70’) y Jonathan Zongo.
ATHLETIC CLUB: Iago Herrerín; De Marcos, Etxeita, Laporte (San José 67’), Balenziaga (Iraola 67’); Morán, Mikel Rico (Ander Herrera 58’), Beñat, Muniaín, Susaeta y Guillermo.
ÁRBITRO: Javier Estrada Fernández (colegio catalán). Mostró cartulina amarilla a Azzez por parte de la UD Almería y a Morán, Balenziaga, Laporte, Ander Herrera y Beñat por parte del Athletic.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 38ª jornada de Liga de Primera División disputado en el Estadio de los Juegos Mediterráneos ante 11.949 espectadores.
¡Salvados!

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