domingo, 27 de abril de 2014

Leyendas rojiblancas: Ortiz Bernal

Leyendas rojiblancas: Ortiz Bernal
Escrito por  Sebastián Guirao · Sportalmería


Juan Rojas y José Ortiz. Sin verbo ni predicado ni nada. Dos nombres y una conjunción copulativa. No es necesario escribir una letra más en esa frase. José Ortiz es sinónimo de Juan Rojas y, además, es sinónimo de Almería. Es posible que la haya, pero yo no he encontrado una alabanza más grande que esta analogía en la que igualo el nombre de esta persona con el de la ciudad a la cual le ha dedicado por entero su vida deportiva. Sirvan estas líneas como forma de rendirte pleitesía, Jose.

Nombre: José Ortiz Bernal.
Lugar de nacimiento: Almería.
Fecha de nacimiento: 4 de agosto de 1977.
Demarcación: interior derecho/mediapunta.
Temporadas en la UDA:
2001-2002: Segunda División B.
2002-2007: Segunda División.
2007-2011: Primera División.
2011-2012: Segunda División.

Hago en esta ocasión especial una pequeña excepción para introducir este mito rojiblanco desde el principio de su carrera deportiva y no desde su participación en el Almería con las siglas de la UDA, como he hecho con el resto de ilustres jugadores.

Ortiz nació en el emblemático barrio de El Zapillo de la capital fundada por Abderramán III. Allí comenzaron a salir de sus pies los primeros golpeos del futuro mago y sufridor rojiblanco. El futbolista almeriense toda su vida ha declarado que nadie le ha regalado nada y que su impecable carrera ha sido fruto del trabajo que comenzó a realizar en su adolescencia con El Zapillo Atlético en aquellos míticos campos de tierra que no hace mucho que desaparecieron.


En el club de su barrio dio inicio su admirable historia, cuando daba igual el horario de los viajes, el color de las botas, la comida antes del partido o las dimensiones de los vestuarios. Durante la época en la que otros hipotéticos grandes caen, José Ortiz se mantuvo firme y supo decirle sí con tesón al esfuerzo y al fútbol. Ello le llevó a ser fichado por el C. D. Roquetas después de mudarse junto a sus padres y hermanos a Aguadulce, no sin antes pasar por varios problemas respecto a la rescisión del contrato con la entidad zapillera.

Era el año 94 y finalmente Ortiz pudo recalar en las filas roqueteras, donde consiguió realizar un despegue clave en sus cualidades balompédicas durante los tres años que permaneció ligado al equipo del Poniente (dos de juvenil y uno en Tercera División).


Tras esta etapa crucial en Roquetas de Mar, el ágil atacante fue perseguido y fichado en el 97 por el Almería Club de Fútbol, que acababa de descender a Segunda División B y quería unir chavales jóvenes al bloque que quedaba de Segunda. No obstante, los partidos en los que José no fuera convocado, debía alistarse al filial, que militaba en Primera Regional, de ahí que tras el ascenso de 2007 naciera el majestuoso titular de “Ortiz: de Regional a Primera”. Fue entrando y saliendo de las convocatorias hasta que logró ver puerta por primera vez con un equipo representativo de la ciudad de Almería (contra el noventero Isla Cristina).


La temporada siguiente (1998-1999), el equipo de los mayores consume otro fatídico descenso más, ahora a Tercera, pero la estancia apenas duró un año. Al finalizar esta campaña, Ortiz dio lugar a su conocido idilio con el fútbol-playa, llegando a jugar con la Selección española absoluta junto a leyendas como Butragueño, Quique Setién, etcétera. Así es, relean si no lo creen, señoras y señores.

1999-2000: la campaña de la aventura italiana. El diestro zapillero partió rumbo al país de la bota en diciembre para recalar en el Ravenna de Serie B. Después de la efímera experiencia sin grandes luces a destacar, José Ortiz volvió a la ciudad de la Alcazaba para afrontar la nueva temporada con el club de Blanes.


El sufrimiento ha ido acompañando al crack capitalino intermitentemente a lo largo de su carrera profesional y es en esta temporada donde se recrudecen gravemente por primera vez esos sentimientos de dureza y tristeza. Una lesión en el menisco externo llevó al canterano al precipicio de causar baja en el conjunto de Casuco, pero sin apartarse de la disciplina rojiblanca del todo. La confianza no se esfumó y el club y el míster volvieron a contar con él para el comienzo de la memorable temporada del nacimiento de la Unión y el ascenso a Segunda: la 01-02.


Existe una vertiente de opinión, en la sociedad en general, que defiende realizar los homenajes a los altos personajes cuando aún están vivos para que el destinario pueda percibir el amor y las reverencias hacia él y no sucedan a título póstumo.

Sin embargo, otra postura diferente recalca que rendir honores en vivo de alguna manera minimiza la importancia del homenajeado dando a entender que se le quiere apartar al cajón de los recuerdos a partir de ese momento. Personalmente, me gustaría que con Ortiz acaeciera lo primero y se llevara a cabo un acto relativamente sencillo como por ejemplo ponerle su nombre a una calle, una plaza, a la puerta 10 del coliseo de la UDA o al propio autobús, que quizá podría ser algo más original.


En el año 2001, con Ortiz y otros almerienses a la cabeza, dio comienzo la época futbolística más importante desde 1909, año en que se fundó el Almería Football Club, la semilla del balompié indálico. El rol fundamental del atacante de El Zapillo fue llevado a cabo de manera brillante anotando goles y dándolos. Junto a las otras dos puntas del tridente almeriense (Raúl y Francisco), Ortiz consiguió llevar al conjunto rojiblanco a Segunda División, donde las siglas de la UDA vieron la luz en la Quiniela y los nombres ya aparecían en la camiseta. La Unión y José se hacían grandes.

En la 2002-2003, Casuco dejó de contar con él, jugando solamente la mitad de partidos como titular (diecisiete) respecto a la campaña anterior. En los primeros años en la división de plata ningún preparador dio la oportunidad al 10 para hacerse con el mando de su zona del campo, incluso Castro Santos, alguien infame para él, le hizo añicos psicológicamente y lo puso al límite de todo, pero al final fue el gallego el que acabó fuera del club andaluz.


Pero llegó Paco Flores en el año de los Juegos Mediterráneos y todo cambió. El técnico barcelonés apostó concienzuda y fielmente por Ortiz en banda derecha y gracias a un fructífero trabajo de recuperación mental el interior zapillero finalizó una de sus mejores temporadas como almeriensista –siendo pichichi junto a Crusat– dando lugar al inicio de una nueva curva ascendente en la gráfica del futbolista de las botas negras.

Unai Emery. Cumbre. ¿Más resumido? Imposible. José Ortiz Bernal accede al cénit de su carrera deportiva en esta temporada, cuyo significado en la historia para la afición rojiblanca viene siendo recordado repetidamente en los anteriores mitos rojiblancos. La leyenda viva almeriense culmina este espectacular y fabuloso año como tercer máximo goleador del plantel (solo por detrás de Míchel y Crusat), enfundándose la zamarra con el dorsal 7 del irrepetible Juan Rojas después de convertirse en realidad el sueño contra la Ponferradina.


La honestidad y el compromiso de este deportista ejemplar seguirán teniendo cabida en Sportalmeria.com próximamente con el tercer y último capítulo de este pequeño pero particular homenaje.


Tras haber alcanzado la cúspide con el equipo de su tierra, Ortiz se plantaba delante de la oportunidad de vestir la rojiblanca en tantos estadios emblemáticos de la división dorada del fútbol nacional. El sueño al fin se convirtió en realidad en aquella mágica y mítica cita de 2007 en Riazor.

El número de minutos disputados en Primera decayó, como se esperaba, respecto al temporadón del ascenso, pero eso no supuso en el capitán de El Zapillo una menor actividad aun saliendo desde la suplencia. Ortiz continuó batallando regularmente.

José Ortiz (apodado jocosamente el Caragafa por su amigo Paco Luna) participó en casi todos los partidos de Liga durante las dos primeras campañas en Primera División aportando las luces características de sus cualidades y las sombras propias del desgaste físico consecuente de las leyes de la naturaleza.


La afición seguía sintiendo al interior diestro como un hijo propio y las internadas en el área y las ocasiones creadas hacían florecer el orgullo de la parroquia local, que se levantaba del asiento entregada a su paisano. Logró encadenar partidos más acertado y encuentros más errático, pero siempre intentando exprimir sus últimos granos de velocidad, procurando darle la vuelta a las derrotas momentáneas y buscando ser protagonista en las duras y en las maduras.

A lo largo de los cuatro años en Primera, el 10 siempre recibió las oportunidades para disputar el torneo copero, donde era más habitual ver centros desde su banda derecha o excelentes jugadas que, por otra parte, sabían a poco para el grueso de la hinchada almeriense.


El gol anotado contra el Xerez en casa fue el único que aparece en su casillero en la élite, que sumados a los otros cuarenta y cinco oficiales, hacen de Ortiz Bernal el segundo máximo goleador en la historia de la UDA. Además, el futbolista zapillero atesora el dato de ser el que más envites oficiales ha vestido la zamarra indálica (trescientos doce). Un indudable rey de reyes.

Para el archivo de las anécdotas quedarán altercados como el sufrido con un maleducado Kun Agüero en el Mediterráneo, donde el argentino quiso desprestigiar al rojiblanco, pero este no dejó amilanarse y plantó cara a los cobardes insultos del yerno de Maradona.


Como homenaje permanente, las peñas almeriensistas de Garrucha y Huércal de Almería (Sotanillo) denominaron a los vehículos de su pasión con el nombre de este deportista ilustre, uno de los más prestigiosos que la Alcazaba ha visto nacer.

Ha pasado por todos los escalafones, todas las categorías, se ha mudado de vestuarios, ha visto mutar el escudo de su pecho y ha vivido todo tipo de cambios, incluyendo el paso del Municipal al Juegos Mediterráneos. La familia rojiblanca deseará para Jose siempre lo mejor, en agradecimiento por ser un representante legendario de la confianza, la honradez y la lealtad a los colores rojo y blanco.
Ortiz (I) Ortiz (II) Ortiz (y III)

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