Grada vacía en la Preferencia tras el 1-4 (Foto: JL Matarín)
ALMERÍA360 | PACO ALONSO
No iba más. Se jugaba todo el equipo rojiblanco ante, por fin, parecía que un estadio lleno. Ni una cosa ni la otra. Se perdió todo, el partido y la escasa confianza, y no hubo ese cartel de no hay billetes. Si es cierto que se agotó el papel en Preferencia, tal y como se había anunciado los días previos, entonces los que fallaron fueron los abonados, pero las calvas estuvieron presentes sin que eso tuviera nada que ver con lo ocurrido en la segunda parte del encuentro. El final de esa grada fue el de quedarse semivacía a falta de un cuarto de hora para el final, no igual sino peor que ante el Sevilla, con el inicio de la procesión de salida de la hinchada con el tercer tanto gallego y la desbandada tras el cuarto. Y es que estaba siendo coser y cantar para un Celta muy superior en calidad, sobre todo en ataque, al que el Almería no apretó cerca de la portería de Esteban.
La actitud no podía ser la del partido ante Osasuna u otros tantos de ingrato recuerdo para la hinchada, y realmente no lo fue. Se hizo una primera parte digna, concluida con empate a uno pese a la superioridad gallega en el toque. Cada uno con sus armas, la almeriense fue una mitad de juego directo que valió tres claras ocasiones de Rodri, que metió la menos fácil. De todos modos él se lo guisó y él se lo comió, acabó con la cabeza literalmente abierta y se vistió de Trujillo, que alucinaba con lo que estaba pasando en sus inmediaciones, como le sucedía a Esteban. Es cierto que hubo un cambio obligado en la retaguardia, ya que no estuvo ni Torsiglieri, ni Marcelo ni tampoco, de última hora, Hans Martínez. Sin pareja central pura, Francisco puso a Tébar, pero no estaba obligado a vender la banda derecha poniendo a Nelson.
Rodri celebra con rabia su gol después de cinco meses sin marcar (Foto: JL Matarín)
Nolito se lo comió, tuvo un mano a mano que ganó el portero rojiblanco y a la segunda no falló tras un jugadón en una baldosa de Rafinha. Se veía que el gaditano ganaba siempre la partida, pero no se puso remedio y por esa banda, nada más comenzar la segunda mitad, llegaron dos goles casi calcados con hombres solos del Celta que solo tuvieron que empujarla dentro. Fueron Charles, que no celebró el 1-2 pero que sí mató al equipo que él mismo ascendió, y Nolito de nuevo cuajando un extraordinario partido con un doblete demoledor para los intereses rojiblancos. Al poco llegó el cuarto, siendo el otro hombre de arriba el que mojaría, Orellana, haciendo buena la apuesta ofensiva de dos líneas de tres que de inicio propuso Luis Enrique. El gijonés avisó de que el empate no servía y fue a por el triunfo. Por su parte, el Almería, con la defensa organizada, no tuvo perro guardián de la casa, sino gato.
A esa falta de contundencia atrás se contraponía el hambre de Rodri arriba, que tenía domesticado a Fontás, que chutó fuera por muy poco en el primer minuto tras un toque sutil para quedarse solo, que tocó palo en el 9 tras buscársela él solito, y que por fin marcó para igualar a uno en el minuto 39. Sin creación, con juego muy directo, la UDA tenía a Corona sentado en el banquillo y a Azeez como pareja de Verza, en el tercer gran cambio de inicio. Encima, Soriano dejó su sitio a Jonathan a la media hora de juego, y desde luego que no fue el día del burkinés, muy diluido entre la inoperancia general y partícipe en cierta medida del agujero enorme que se abrió en el centro del campo rojiblanco al inicio de la segunda parte. Corona saltó al campo pero con el marcador ya en contra, y muy cuesta arriba se puso todo cuando ya jugaba Óscar Díaz como segundo delantero.
Suso en un recorte por banda con la grada llena, después vacía (Foto: JL Matarín)
Al menos se demostró que el Almería puede jugar con dos delanteros, ya que entre ambos sacaron un tanto más, el del requetehonor, metido por la escuadra y desde el balcón del área por parte del madrileño a pase de Rodri. Era el 2-4 y la endeblez de la defensa céltica quedó parapetada en una gran pegada facilitada por la escasa agresividad almeriense. Álex López volvió al once gallego y estuvo impreciso y perdido, quedándose en la caseta de inicio en la segunda parte, como parece que hizo la defensa de la UDA. De nada sirvió el más de un arreón de Trujillo, sacando la pelota a lo Sanchís y llegando al remate, la más de una bronca a algún compañero. El camino a Segunda se había iniciado semanas atrás y se ha recorrido en un buen trecho, aunque hay todavía opciones de deshacerlo y dejar pasar a algún rival directo. Si no es por mérito propio, que sea por demérito de los demás, pero que sea.
UD Almería: Esteban; Nelson, Trujillo, Tébar, Mané; Verza (Corona, min. 57), Azeez; Suso (Óscar Díaz, min. 65), Soriano (Jonathan, min. 29), Aleix Vidal; Rodri
Celta de Vigo: Yoel; Hugo Mallo, Cabral, Fontás, Jonny; Rafinha (Íñigo López, min.76) , Álex López (Madinda, min. 46), Krohn-Dehli; Orellana, Charles (Bermejo, min. 66), Nolito
Goles: 0-1, min. 19: Nolito; 1-1, min. 39: Rodri; 1-2, min. 51: Charles; 1-3, min. 70: Nolito; 1-4, min. 75: Orellana; 2-4, min. 42: Óscar Díaz
Árbitro: Muñiz Fernández (Comité Asturiano). Mostró cartulina amarilla a Verza (min. 11), a Mané (min. 41), a Rodri (min. 68), a Tébar (min. 70) y a Óscar Díaz (min. 85) por parte del Almería.
Incidencias: Partido correspondiente a la trigésimo cuarta jornada de la Liga BBVA disputado en el Estadio de los Juegos Mediterráneos ante 11.829 espectadores, lleno virtual del recinto almeriense, de los que unos 200 eran llegados de Vigo. Ambos equipos saltaron al terreno de juego con camisetas de apoyo a una campaña de Cruz Roja llamada “En realidad no tiene gracia”, con la que pretende concienciar a la sociedad sobre la importancia de favorecer el acceso de todas las personas al mercado laboral, sin discriminación por motivos de origen, edad o sexo.
El Almería reedita el gato de Mourinho pero en defensa para desangrarse ante el Celta



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