viernes, 21 de marzo de 2014

Campeones nacidos al aroma de los churros

El Kiosco Luis Marín se convirtió en patrocinador y alma, corazón y vida de uno de los equipos más prolíferos en el trabajo de cantera
Pablo Laynez |  Diario de Almería

Luis, eterno presidente y propietario del Kiosco Luis Marín

Cuando uno pasa por las inmediaciones de la calle Santiago, inmediatamente se le abre el apetito. Ese inconfundible olor a churros recién hechos es el desayuno diario de cientos de almerienses, además del aroma con el que se forjaron varias generaciones de jugadores del fútbol sala, que han dado muchas alegrías al deporte de base local.

Si Luis Marín ha sido jugador y mecenas de diferentes clubes almerienses, su churrería sigue siendo esa sede social en la que muchos de los futbolistas que pasaron por sus manos aún siguen yendo a llenar la panza antes del mediodía o a recordar partidos inolvidables con los presentes en la barra. Y es que aquel subcampeonato de España de cadetes logrado por su equipo es la hazaña más importante conseguida por un club que comenzó en las pistas de la Divina Infantita, se federó como Venta del Pobre y no paró de sacar grandes jugadores ya bajo el paraguas del Kiosco Luis Marín. Sin duda, años dorados para el fútbol sala almeriense.

"El mejor recuerdo es ese subcampeonato de España que logramos porque nos codeamos con la flor y la nata del fútbol sala nacional. Era una categoría muy difícil y nosotros llegamos con un equipo de colegio, la mayoría de jugadores eran del Divina Infantita", dice Luis desde detrás de la barra, tal y como estaba las mañanas antes de emprender muchos viajes con los equipos: "El equipo de Liga Nacional Juvenil se reunía en la churrería para desayunar y después se iba a donde le tocase jugar. Da mucha alegría que sigan volviendo aquí años después y siempre nos tomamos unos churros o un anís con limón [la clásica palomica]".

Pero como ha hecho con todo, la crisis también acabó con parte del sueño de Luis Marín. Después de tener once equipos repartidos en las diferentes categorías de base y el Liga Juvenil, la joya de la corona, muchos patrocinadores se echaron para atrás y el empresario almeriense tuvo que abandonar una pasión para centrarse única y exclusivamente en la otra: los churros.

"Por un lado, me da alegría que más del 80% de los niños que pasaron con el Kiosco Luis Marín estén triunfando con el Bayyana. Pero por otro me da mucha pena que no compitan con nuestro nombre original. Son mis niños, muchos han ido a la escuela con mi hijo Luis y los he visto crecer desde chicos. Ves cómo mejoran en la pista de fútbol sala y te sientes muy orgulloso", un sentimiento que deja bien a las claras que cuando la economía no sea un quebradero constante de cabeza, el club almeriense volverá a resurgir de sus cenizas: "La puerta no está cerrada y cualquier momento puede ser bueno para volver. Ahora colaboro en lo que puedo con el Bayyana y espero que reciba toda la ayuda posible porque está peleando por subir a Segunda. Ojalá lo consiga porque en Almería siempre ha habido mucho nivel de fútbol sala y con dinero, creo que estaríamos a la altura de los más grandes". Con sus ganas, seguro
Campeones nacidos al aroma de los churros

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