La ciudad desayunó ayer impactada con la noticia de su marcha al Celta de Vigo, que paga la cláusula y mejora notablemente sus retribuciones
PACO GREGORIO / DIARIO DE ALMERÍA
Charles sale del bus para acudir a alcaldía en uno de sus últimos actos como rojiblanco
Con la resaca de los últimos festejos por el ascenso y la noche de San Juan concentrados en una misma jornada, los aficionados almerienses desayunaban ayer con el impacto de la marcha de Charles al Celta de Vigo anunciada desde tierras gallegas.
El ariete brasileño, que participó como uno más en la ofrenda a la patrona y firmó el libro de honor de la Diputación, no tendrá que cumplir los tres años de contrato que le restan como rojiblanco al hacerse cargo el cuadro vigués del millón de euros que figura en su cláusula de rescisión.
La clave de la operación no es solo esa, ya que el futbolista pasaría a casi triplicar sus emolumentos con el contrato que le vinculará a la entidad celeste. A falta de que ambos clubes lo oficialicen al atar los cabos sueltos (ayer sus respectivas páginas web no lo habían hecho aún), el cambio del Mediterráneo por el Atlántico parece seguro.
El Celta ha tenido la prudencia de llevar las conversaciones en el más absoluto sigilo, adelantándose así a otro de sus pretendientes, el Sevilla de Unai Emery, que veía en el brasileño al posible sustituto de otro exrojiblanco, Álvaro Negredo, que en las próximas horas puede recalar en el Atlético de Madrid.
La profesionalidad de Charles queda fuera de toda duda, pues el delantero ya conocía el interés del conjunto de Balaídos durante la disputa de la promoción de ascenso y su entrega fue máxima, logrando cinco dianas decisivas en el camino a Primera (tres al Girona y dos a Las Palmas).
El único comportamiento extraño de Charles en las últimas semanas había sido su recelo a hablar con la prensa tras las sesiones de entrenamiento en la zona mixta esgrimiendo que se le preguntaría por temas personales como el pichichi en lugar del colectivo, si bien al término de los partidos no tuvo problema en atender a los medios.
Ahora que salta a la luz su salida resulta obvio que se sentía incómodo sabiendo que tenía ya apalabrado su futuro por otro equipo mientras intentaba el ascenso en las filas unionistas. En su dilatada trayectoria desde que llegase a España en 2004, Charles nunca había tenido ocasión de jugar en Primera, militando en Segunda B con el Pontevedra y en Segunda con dicho equipo además de Córdoba y Almería.
Alfonso García ha dejado entrever en sus declaraciones tras los actos institucionales que tenía pactada su salida al no poder el club hacer frente a una ficha tan elevada como la que le ofrece el Celta y depositar los gallegos el montante de su cláusula de rescisión. Charles regresa de este modo a Galicia, comunidad donde pasó seis años de su vida que le facilitarán su reaclimatación después de tres fructíferas temporadas en Andalucía.
Conmoción, Charles se va
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