lunes, 8 de octubre de 2012

Lentos como el caballo del malo


El filial se dedica a manosear el balón en la medular sin verticalidad y cuando se acerca al área se hace un lío
Pese a que Edgar se topó con el larguero, a los sevillanos les ocurrió lo mismo y sus contras fueron un peligro
PABLO LAYNEZ / ALMERÍA
 
No es suficiente con los pésimos horarios que lleva dos años poniendo la Liga de Fútbol Profesional, y que el primer equipo rojiblanco está sufriendo como el que más en piel propia, sino que el propio club decide a menudo tirarse piedras contra su propio tejado. A la afición almeriense cuesta un mundo engancharla y las buenas entradas que está teniendo el filial no están siendo valoradas. Pese a que se anunció que el conjunto de Francisco iba a jugar en un verdadero campo de fútbol, el Juan Rojas, no sólo no se ha producido sino que afición y equipo están desterrados en un terreno de juego que sigue sin beneficiar y que es insoportablemente incómodo.

Pero es que además algún iluminado tuvo la genial idea de hacer coincidir ayer el Almería B-Écija, un partido de poco tirón, con la previa y los primeros minutos del Barcelona-Real Madrid. Puestos a elegir entre la comodidad de la casa propia o de un bar y lo desamparado de gradas de cemento duras y sin perspectiva, hasta Javi Gracia decidió irse tras el descanso a ver el Clásico.

Normal. Y no sólo eso sino que las palmas de los primeros partidos se están convirtiendo en bostezos. Los rojiblancos han perdido la verticalidad y la facilidad a la hora de llegar que habían mostrado. Tanto ante el Cacereño como ayer frente al Écija, un equipo aseado y que vive en ataque por la exquisita calidad de su mediapunta zurdo Coco, los almerienses sólo se dedicaban a tocar el balón en el centro del campo, de una banda a otra y se aturullaban cuando pisaban el área rival. Y ya lo de montar un contragolpe con algo de sentido es poco menos que un imposible.

No se habían cumplido ni tres minutos cuando llegaron las primeras facilidades a los astigitanos. Si por algo se caracterizan los equipos de Miguel Rivera es por la potencia por alto y por ahí le hicieron un siete a los de Francisco. Un saque de esquina al primer palo es peinado por una melé de jugadores y Delgado remata en el área chica. Caras de "lo sabíamos" entre los almerienses, pero nadie fue capaz de despejar.

Por lo menos el Almería B fue capaz de responder rápidamente. Edgar y Joselu, los jugadores que están demostrando pegada y que le dan al equipo la poca verticalidad que ha tenido últimamente, comenzaron a tirar desmarques y diagonales. Azeez, que llega bien pero no chuta; Iván, que ayer disputó una primera parte horrible aunque hizo el empate; o Cristóbal, que fue el capitán pero en las dos útimas temporadas no es ni la mitad de lo que apuntaba en el juvenil, se dormían en las conducciones y casi todos los pases eran hacia atrás. Hasta que uno, que no valió de precedente, fue hacia la carrera de Edgar al área y su centro fue cortado con la mano por Astraín. Iván tiró con fuerza y a los 12 minutos llegó el 1-1.

El empate no cambió la cara de los rojiblancos ni les dio facilidad para hacer las transiciones. Es más, aunque Edgar tuvo un buen cabezazo para hacer el segundo, Óscar batió a un dubitativo meta Gazzaniga, pero el árbitro lo anuló por falta en el salto. Por contra, la vuelta de los vestuarios sí que motivó a los de Francisco. Aunque la claridad seguía brillando por su ausencia en los ataques, el partido se partió y las carreras de Edgar empezaban a ser un suplicio para los astigitanos. En la más clara, su chut fue repelido por el larguero en el 56'. Ahí se acabó el filial. A partir de entonces, mucho toque sin sentido y lentitud en los contragolpes.

Pero el Écija no había dicho la última palabra y pudo llevarse los tres puntos. Porque la madera de la meta rojiblanca evitó un golazo de falta de Delgado y porque la segunda línea sevillana no acompañó en las peligrosísimas carreras de Pizarraya y Antoñito.

Lentos como el caballo del malo

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