Tras quedarse a las puertas con el Comarca de Níjar y el Ávila, 'Pito' busca ahora suerte en SD Leioa, donde espera cumplir su sueño de dar el salto a Segunda B
FRANCISCO G. LUQUE / DIARIO DE ALMERÍA
A mediados del mes de agosto comenzaba una nueva aventura para el delantero almeriense Antonio Jesús Camacho, más conocido en el mundo del balompié como Pito, que llegaba a tierras vascas con el objetivo de cumplir un sueño que se le ha resistido en las dos campañas anteriores. En el curso 2010-2011 se quedó a las puertas de dar el salto de categoría con el Comarca de Níjar. Al año siguiente el cruel destino volvería a privarle del merecido premio de llegar a la Segunda División B con el Real Ávila. Esta temporada, en la filas del SD Leioa del Grupo IV de la Tercera División, el gadorense espera que a la tercera sea la vencida.
"El año pasado me quedé con mal sabor de boca, y el anterior mucho más, ya que fue con un equipo de mi tierra. Esperemos que este año se pueda, sería un sueño cumplido jugar en Segunda B y seguir creciendo. Por ahora la cosa va bien, estamos en la parte alta, solamente hemos perdido dos partidos y en todos los que hemos ganado hemos conseguido dejar la portería a cero. Esta competición es muy distinta a las de andalucía. Los partidos se suelen ganar por la mínima, es raro ver un 3-0. Se le da mucha más importancia a defender bien, mucho más que a la parcela ofensiva", asegura el jugador, que está residiendo en Castro Urdiales (Cantabria) junto a Nacho Lafita, hermano del mediapunta del Getafe y compañero en el Leioa, porque era "lo que más se parecía a Almería" de los tres lugares entre los que le dieron a elegir para vivir.
Pito llegó a Vizcaya con la idea de encontrarse un fútbol de patadón, como siempre han acompañado los tópicos a los equipos norteños, pero se llevó una grata sorpresa cuando descubrió que su nuevo equipo "siempre intenta jugar al fútbol", aunque el Leioa destaca sobre todo por su físico, ya que "es un fútbol más de fuerza", mientras el del Grupo IX es más "de calidad". En lo deportivo, el almeriense no tiene queja alguna en su nueva etapa, aunque reconoce que lo que menos le gusta es que "casi siempre está lloviendo" y "estar lejos de la familia".
"Estoy muy contento aquí, es un grupo muy bueno, somos una piña, una familia en la que vamos todos a una. Me han recibido muy bien, la gente es muy suya pero son muy amables, cuando estuve en Ávila me pasó lo mismo, me trataron muy bien. El ambiente es distinto, la gente le da mucha importancia al fútbol, va más público. Están volcados con el equipo de la localidad. Es un club que tiene a 600 niños en sus escuelas y siempre están los aparcamientos del campo llenos", afirma.
A sus 22 años, encara todo un reto, destacar en una competición en la que el protagonismo se lo suelen llevar las defensas. Ahora acaba de salir de una lesión que le ha tenido tres partidos ausente, y aunque suma cuatro asistencias, tiene muchas ganas de firmar goles, porque los delanteros "vivimos de eso". Su objetivo: Segunda B.
La tercera debe ser la vencida para Antonio Jesús Camacho
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