ALMERÍA almeria360 / REDACCIÓN

Para el último partido de la temporada se recibió al equipo
Son los más animosos, son los más entregados, son el eco del ánimo permanente y lo más parecido a aficiones históricas y reconocidas de los estadios de medio mundo. El halago hacia ellos no supone el menosprecio para las demás peñas ni una minusvaloración para ningún hincha en particular, porque simplemente son distintos. No han olvidado ni un sólo detalle en la temporada, con exhibición de lemas en cada partido en los que se hacía referencia al pasado y al presente, amén de al futuro de la UD Almería.
Y es que por su equipo viven y así lo expresan desde un buen rato antes de que haya comenzado a rodar el balón. Y no paran en los siguientes 90 minutos, sino que siguen, incluso aprietan mucho más, y sobre todo si el marcador del Mediterráneo se ilumina con un resultado momentáneamente adverso. No le han dado jamás la espalda a los jugadores, y sí en alguna ocasión simbólica a un club que como institución no les ha echado muchas cuentas por el momento. Pero su fenómeno se extiende, su estirón es sano, y su madurez es prematura teniendo en cuenta la media de edad de sus integrantes.
De cegatos sería no ver que la cantera se debe cuidar dentro y fuera del terreno de juego, y que desde el graderío también se ganan partidos. Esa última parte sí que se reconoce, y de hecho ha ganado más fuerza si cabe en los últimos tiempos. Es más, cada vez que se usa oficialmente una imagen de la afición la elegida es la Grada Joven, así que por algo será. También ha coincidido que el final de temporada ante el Alcoyano tuvo como referente de las despedidas de los jugadores esa esquina del estadio, en la que acabaron camisetas, pantalones y medias de los futbolistas como signo de agradecimiento.
Si se quiere mirar cómo actúan fuera de las fronteras de Almería, la valoración que se debe hacer de ellos es obligadamente excepcional. Han sido ejemplo de deportividad y de saber estar en todos los campos de España, en los que han empujado a su UDA todo lo que han podido organizando viajes largos y tediosos en muchas ocasiones, pero con la mirada puesta en que ninguno de rayas rojas y blancas o de elástica celeste se sienta ‘solo ante el peligro’. Su convivencia con las hinchadas rivales siempre ha sido modélica, y de hecho ninguno de sus integrantes ha sido sancionado jamás.
Entre lo que fueron en un principio y lo que son actualmente, con el cuarto de millar ya alcanzado en cuanto al número de socios, han mediado dos temporadas en Primera División, un descenso, una temporada en Segunda División y la desilusión de un séptimo puesto. Pero su última puesta en escena demostró que nada tenían que achacar ni al equipo ni al cuerpo técnico, en su recibimiento compartido con las otras peñas del autobús con cara de Ortiz Bernal. Y eso de compartido a pesar de que no fueron invitados a recoger sobre el césped el galardón que acreditaba a la afición de la UD Almería como la mejor de España.
Estas son una cuantas líneas en honor de una peña por la que un estadio de atletismo ha parecido un campo de fútbol, y por la que el Mediterráneo se ha asemejado al histórico Juan Rojas; por una peña que ha tirado del carro de los ánimos desde fuera para los esforzados que se han batido el cobre sobre el césped. Pero lo mejor que tienen es que seguirán ahí por siempre, y que si el equipo descendiera a Segunda División B ahí continuarían, seguro. Eso sí, su valía la hace merecedora de poder medirse con las hinchadas de las escuadras más importantes. Y todo es cuestión de organización.
La ‘Grada Joven’ ya ha cumplido tres años y un día de ‘condena’ rojiblanca
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