F.G. LUQUE / DIARIO DE ALMERÍA
La comarca del Almanzora despidió en el día de ayer a una de sus más queridas figuras adoptivas del mundo del balompié, el extécnico del Mármol Macael, Florencio Garrido Ajenjo. Floro Garrido, como se le conocía, nació el 12 de octubre de 1952 en Villanueva de Alcardete (Toledo), desde donde se trasladó a la capital de España debido a la profesión de su padre, ferroviario.
Llegó a Madrid con tan sólo un año. Internado en el colegio Salesianos, fue captado allí por el Real Madrid, en cuya cantera ingresó cuando tenía 13 años. Fue cedido al Cádiz en marzo de 1972, tras haber jugado con el Madrid aficionado y haber entrenado esa campaña con el primer equipo, de la mano de Miguel Muñoz.
Tras la cesión regresa al Castilla, con el que juega dos temporadas, para luego ser nuevamente cedido al Burgos, que tras tenerlo una campaña como tal, lo ficha en propiedad. Tenía 22 años y compartió vestuario con el mítico Juanito. De ahí pasaría al Levante, equipo en el que fue el obrero sobre el terreno de juego del mismísimo Johan Cruyff y en el que se retiraría y empezaría su carrera como técnico (donde sería ya conocido como Floro Garrido), comenzando como segundo entrenador del cuadro granota.
Entrenó, entre otros, al Marbella (93-94), al Mérida (96-97) al Almería CF (1999), al Poli Almería, y a otros equipos como el Olimpic de Xátiva, Macael, CD Vera, Huercalense o Villarrubia (su último destino), además de haber ejercido también en Venezuela o Brasil. Su corazón se paró ayer a sus 60 años de edad, dejando un gran vacío en familiares, amigos y compañeros, que vivieron agradables momentos al lado de este almeriense de adopción.
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