PABLO LAYNEZ | ACTUALIZADO 01.10.2015
Diego, el primero abajo a la derecha, con la selección sub'15 dominicana.
Su familia emigró hace 3 años
Hace tres años, Diego era un joven futbolista más de Almería, cuyos padres trabajaban en uno de los sectores más castigados por la crisis, el inmobiliario. Él jugaba despreocupado cada fin de semana con su equipo, el Español del Alquián, con el deseo de algún día ser campeón. Campeón de España, claro está. Sin embargo, su familia tenía ganas de emprender una nueva aventura laboral y América, como para tantos, se atisbaba como la tierra de las oportunidades para la familia Llorente Salmerón.
Sin comprender los estragos que la crisis estaba creando a su alrededor, Diego no descuidaba los libros y mimaba a su balón, las dos prendas que colocó con esmero en su maleta el día que sus padres abandonaron su tierra natal para emprender su nueva aventura en San Pedro, un municipio de la República Dominicana lleno de agricultores almerienses, que decidieron llevarse sus plásticos y sus cultivos al lugar donde desembarcó Cristóbal Colón en 1492, por su semejanza climatológica con Almería. Diego, acostumbrado a viajar por toda la provincia para jugar partidos de fútbol, cruzaba ahora el Atlántico para convertirse en un ídolo de lo que fue La Española.
Amigos nuevos, costumbres nuevas, colegio nuevo. Todo distinto para un preadolescente al que el fútbol le ha servido como vía de socialización. Gracias a todo lo que le habían enseñado en el Español del Alquián y la calidad que atesoraba en sus botas, el joven delantero no tardó en entrar en la Escola del Barcelona de Santo Domingo y ganarse un puesto en la selección nacional dominicana. Casi acababa de aterrizar y la camiseta con el 9 de los quisqueyanos se la tenían guardada al goleador almeriense.
Tres años después, con muchos goles ya a sus espaldas en tierras americanas y después de recorrer día sí y día también cien kilómetros para poder entrenar, a Diego le llegaba esa oportunidad con la que soñaba desde que correteaba por el campo de Los Pinos. El Campeonato sub'15 de la Concacaf, un torneo que tuvo a todo el país en vilo, puesto que era la primera vez que una selección dominicana de fútbol se plantaba en una final. No pudo ser, el sueño de oro se convirtió en una realidad de plata. Sin embargo, desde el segundo puesto del podium, el almeriense y sus compañeros se han convertido en ídolos de su nueva patria, a la que le está eternamente agradecido y con la que ahora busca una nueva hazaña: la clasificación para el Mundial sub'17 de la India 2017. Los goles de un dominicano de sangre almeriense quieren estar presente.
Vente 'pa' Santo Domingo, Diego
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